un horrible viaje

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  Osvaldo, después de su relajante baño, se vistió con calma y se sentó en su habitación, sintiendo una profunda confusión sobre su futuro. Aunque era inteligente y recordaba muchas cosas del mundo moderno, sabía que avanzar la tecnología en este mundo era prácticamente imposible. Era el tipo de persona que podía explicar cómo funcionaba la electricidad, pero no tenía ni idea de cómo construir una máquina para generarla.

 Claro, sabía algo de biología, pero ¿de qué le servía conocer el nombre del omóplato o de las venas aquí? ¿Para qué le servía saber sobre el ciclo celular o la mitosis? No tenía ninguna utilidad

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 Claro, sabía algo de biología, pero ¿de qué le servía conocer el nombre del omóplato o de las venas aquí? ¿Para qué le servía saber sobre el ciclo celular o la mitosis? No tenía ninguna utilidad. Ni siquiera era un médico, y aunque lo fuera, no contaba con los instrumentos necesarios, como máquinas para medir el pulso o rayos X. Para realizar cirugías, necesitaría equipo, anestesia, y un personal cualificado, nada de lo cual existía en este mundo.

Frustrado, Osvaldo maldijo en voz baja: "¡Maldita tecnología medieval de mierda!" Lo único útil que traía del futuro eran las matemáticas: sumas, restas, multiplicaciones, y teoremas básicos como el de Pitágoras. Con eso, estaba bastante por encima del nivel de conocimiento de esta época, donde apenas se valoraba el estudio.

En ese momento, Silvie lo llamó, su voz temblorosa: —Señor, el almuerzo está listo. Sus familiares lo esperan.

Osvaldo se levantó, acarició la cabeza de Silvie en un gesto que la sorprendió, y continuó su camino hacia el comedor, aunque a sus espaldas los sirvientes miraban atónitos la forma en que se callaba cuando otros reían de los castigos, empezaba a llamar la atención de ellos. Nadie lo decía abiertamente, pero los rumores comenzaban a correr por los pasillos oscuros del castillo.

 Al llegar, se encontró con su hermana Grecia, a quien saludó con una leve inclinación. Ella asintió, y ambos entraron juntos a la mesa.

Osvaldo se sentó junto a Felix, el único miembro de la familia con el que mantenía una relación decente. A diferencia de sus otros hermanos, con Felix compartía una relación más cercana, aunque no exenta de complicaciones. Grecia, por otro lado, había sufrido bajo su mano, al igual que bajo la de Felix. Era una relación tóxica; el Osvaldo anterior se entretenía maltratándola por cosas insignificantes, y aunque ella lo soportaba, él estaba seguro de que lo odiaba profundamente.

Patrick, su otro hermano, era un caso similar. La brutalidad que mostraba hacia las sirvientas era, en parte, culpa suya y de Felix, quienes le habían enseñado que los sirvientes no valían nada. Aunque Patrick solía seguir las órdenes de Osvaldo, su influencia negativa había dejado una huella profunda en el joven. Y luego estaba su madre... El anterior Osvaldo la despreciaba, al igual que a todas las mujeres, lo que había complicado aún más su relación con ella.

En cuanto a su padre, Grilodi, el rey, lo veía más como un subordinado capacitado que como un hijo. La única razón por la que Osvaldo tenía dos sirvientas personales, en lugar de una como Felix, era porque él sería el próximo heredero al trono.

¡oh mierda estoy en  la puta época medieval¡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora