Flow natural | AouBoom

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al bajar de su auto, Boom inmediatamente sacó de su bolsillo la tarjeta que su amigo le entregó horas atrás. la dirección que estaba escrita ahí era la misma que estaba en la señalética de la esquina.

¿lo envió a una discoteca para desestresarse? tenía que ser una broma.

aún así, en lugar de subir a su vehículo, e irse a casa, bloqueó las puertas, para comenzar a caminar hacia la entrada del ruidoso recinto.

— bienvenido. — lo saludó el guardia, señalando el infinito y oscuro pasillo ante ambos. — si estará solo esta noche, le aseguro que podrá encontrar buena compañía en la barra, señor.

¿acababa de llamarlo señor cuando solo tenía veintiséis años?

— gracias. — murmuró, frunciendo el ceño, pues la recepción del hombre le hizo sentir que acababa de llegar a un burdel.

el guardia lo impulsó hacia adelante por la parte baja de su espalda. — diríjase a la barra, insisto.

Boom no entendía nada. caminó lentamente por el pasillo, sacando su celular del bolsillo para escribirle a su amigo con urgencia.

"¿a dónde demonios me enviaste?"

cuando se vieran por la mañana, en lugar de invitarlo a beber una taza de café, lo obligaría a comerse la estúpida tarjeta que le entregó.

nunca se había considerado una persona nerviosa, pero ahora estaba imaginando los peores escenarios en su cabeza. estaba en un lugar desconocido, con personas que probablemente intentarían invitarlo a pasar la noche juntos.

¿sería el sexo lo que su amigo consideraba que lo ayudaría a relajarse? que estupidez.

tomó asiento frente a la chica que preparaba los tragos, a pesar de que toda la barra estaba despejada. las personas abarrotaban la pista a esa hora de la noche, siguiendo el ritmo del reggaetón.

— un agua mineral. — pidió, deslizando los billetes hacia la chica, recorriendo con la vista la pista.

al terminar de beber, se iría a casa.

— ¿quién pide agua, en una discoteca tan llena de diversión como esta? — un chico de linda sonrisa se sentó a su lado, excesivamente cerca.

— alguien que debe conducir para volver a casa. — contestó, pensando que su voz no se escuchó por la música, hasta que el otro rió.

— hay habitaciones con camas muy buenas, por si necesitas quedarte. — el chico le habló al oído. — aunque no conozco a nadie que haya dormido en una de ellas.

Boom sintió que se sonrojaba, en lo que el desconocido volvía a reírse de él.

— gracias por la recomendación. — murmuró, recibiendo en su mano el vaso con agua mineral, con una rodaja de limón en su interior.

— era una insinuación. — el desconocido no dejaba de sonreírle. — cualquier chico me habría dicho que fuésemos a probar una de las camas, ¿es primera vez que estás en un lugar así?

— ¿en un prostíbulo? — Boom quiso morderse la lengua por responder de forma imprudente a la primera persona atractiva que se le acercaba en su vida.

— ¿luzco como un prostituto? — el chico rió cuando su mirada recorrió su cuerpo. llevaba una camiseta blanca sin mangas, y un pantalón bastante ajustado del mismo color. — si lo fuera, ¿qué precio pagarías por una noche conmigo?

Boom levantó su vaso de forma temblorosa, bebiendo un trago. — no busco sexo, gracias.

— no negaste que te parezco un chico de la noche. — le hizo un puchero. — ni diste un precio.