Cap 14

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Jennie Pov.

Lisa regresa en mitad de la noche. Creo que no me he dormido profundamente porque me despierto con el leve murmullo de la conversación en la planta de abajo. El tono un poco grave de mi captora se intercala con el tono más fino de Beth y tengo la firme sospecha de que sé de lo que están hablando.

Me siento en la cama, el corazón me va a mil por hora. Me levanto, me visto deprisa con la ropa del día anterior y corro al baño para refrescarme. La verdad es que no sé por qué me lavo los dientes ahora, pero lo hago. Quiero estar lo más despierta y preparada posible para lo que Lisa decida hacerme, así que me siento en la cama y espero.

Al fin, Lisa abre la puerta. Parece más cansada de lo habitual y está ojerosa. Estas imperfecciones no reducen su belleza, sino que la humanizan un poco y, de alguna manera, realzan su atractivo.

—Estás despierta —dice con sorpresa.

—He oído voces —explico y la miro con recelo.

—Y has decidido saludarme. Qué amable por tu parte, mi gatita.

Sé que se está burlando de mí, por eso, no digo nada, solo la miro. Me sudan las manos, pero intento parecer calmada.

Se sienta a mi lado en la cama y levanta la mano para tocarme el pelo.

—Mi dulce chica —murmura mientras coge un mechón de pelo y me hace cosquillas en la mejilla—. Qué gatita tan curiosa...

Trago saliva, se me acelera el pulso. ¿Qué me va a hacer?

Se levanta y comienza a desnudarme mientras la miro, paralizada por una mezcla de miedo y un presentimiento extraño. Al quitarse la ropa deja al descubierto un cuerpo totalmente femenino, lo único que cambia es lo que tiene entre las piernas, pero del resto es una diosa, con eso, me recorre entera una ola de deseo que me eleva la temperatura.

La deseo. A pesar de lo ocurrido, la deseo y eso es lo peor de todo.

Seguro que me hará algo horrible y, aun así, la deseo más de lo que nunca hubiera podido imaginar que se podía desear a alguien.

De perdidos al río.

—¿Le hiciste esto a Mina? —pregunto discretamente —. ¿La retuviste como tu juguete?

Me mira con sus ojos marrones color chocolate.

—¿Estás segura de que quieres saberlo, Jennie? —Su voz es suave y en apariencia, calmada.

La miro fijamente y sorprendentemente atrevida.

—¿Por qué me lo preguntas, Lisa? Sí, quiero saberlo. —Mi voz tiene un tono de ironía amarga y me doy cuenta de que mi osadía no es más que una consecuencia de los celos; odio que Mina sea especial para Lisa. Pero ni siquiera por conocer el motivo puedo frenarme.

—¿Quién es? ¿Otra chica de la que abusaste?

Su expresión se ensombrece y mantengo la respiración a la espera de ver lo que hará. Por un lado, quiero provocarla. Quiero que me castigue, que me haga daño. Y lo quiero porque necesito que no sea más que un monstruo, necesito odiarla por el bien de mi salud mental.

Camina por la habitación y se sienta junto a mí en la cama. Lucho contra el impulso de resistirme cuando me coge y me rodea el cuello con las manos. Mientras me agarra, se inclina y roza su mejilla con la mía, hacia arriba y hacia abajo como si disfrutara del tacto suave de mi piel contra la de ella. No aprieta las manos, sin embargo, la amenaza está presente y siento cómo tiemblo, cómo se me acelera el pulso durante mi aterrorizada espera.

Se ríe entre dientes y siento el soplo de aire en mi oreja. A pesar de su apariencia cansada, su aliento es fresco y dulce, como si hubiera estado mascando chicle. Cierro los ojos e intento convencerme de que Lisa no sería capaz de matarme y que solo está jugando conmigo.

Amor Posesivo || JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora