Cap 11

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Jennie Pov.

Cuándo me levanto a la mañana siguiente, Lisa se ha vuelto a ir.

En realidad, no recuerdo lo que ocurrió ayer después de desmayarme
en su despacho. El resto del día está borroso en mi memoria. Es como si el cerebro se hubiera desconectado, incapaz de procesar la violencia de la
que fue testigo. Recuerdo vagamente que Lisa me levantó del suelo y me llevó a la ducha. Debió de bañarme y vendarme los pies porque están envueltos con gasas y me duelen mucho menos al caminar.

No sé si anoche follamos. Si fue así, fue muy suave porque no tengo molestias. Recuerdo haber dormido juntas en la cama; me envolvía con todo su cuerpo.

De alguna forma, lo que ocurrió simplifica las cosas. Cuando no queda esperanza ni posibilidad, todo está más claro. Lo cierto es que Lisa es quien tiene la sartén por el mango. Soy suya mientras desee tenerme. No tengo escapatoria, no hay manera de salir.

Una vez que lo acepto, mi vida se vuelve más fácil. Sin darme cuenta, ya llevo nueve días en la isla.

Beth me lo dice durante el desayuno.

Ya he empezado a tolerar su presencia. No puedo hacer otra cosa, sin Lisa aquí, es mi única fuente de comunicación humana. Me alimenta, me viste y va limpiando detrás de mí. Es como mi niñera, salvo que es joven
y a veces malvada. No creo que me haya perdonado del todo por haber intentado golpearle la cabeza. Hirió su orgullo o algo así.

Intento no molestarla mucho. Salgo de la casa durante el día y paso la mayor parte del tiempo en la playa o explorando el bosque. Vuelvo a la casa para las comidas y para coger otro libro para leer. Beth me dijo que Lisa traería más libros cuando hubiera terminado con los siento y pico que tengo en la habitación.

Debería estar deprimida, lo sé. Debería estar amargada y furiosa todo el rato y odiar a Lisa y a la isla. A veces lo hago, pero ser constantemente la víctima consume demasiada energía. Cuando tomo el sol, absorta en un libro, no odio nada. Simplemente, dejo que la imaginación del autor me haga volar.

Intento no pensar en Kai. La culpa es insoportable. Lógicamente, sé que lo hizo Lisa, pero no puedo evitar sentirme responsable. Si no hubiera salido con Kai, nunca le habría pasado. Si no me hubiera acercado a el durante esa fiesta, no lo habrían golpeado salvajemente.

Todavía no sé quién es Lisa o cómo puede tener tanto poder. Cada vez es más misteriosa para mí.

Quizá forma parte de la mafia, lo que explicaría los matones a sueldo que tiene. Por supuesto, también podría ser un mera rica excéntrica con tendencias sociópatas. De verdad que no lo sé.

Por las noches, a veces lloro hasta quedarme dormida. Echo de menos a mi familia y a mis amigos. Echo de menos salir y bailar en un pub. Echo en falta el contacto humano. No soy una persona solitaria por naturaleza. En casa, siempre estaba en contacto con la gente, ya fuera por Facebook o Twitter o salía a dar una vuelta con mis amigos por el centro comercial. Me gusta leer, pero no es suficiente. Necesito más.

La cosa empeora tanto que intento hablarlo con Beth.

—Estoy aburrida —digo durante la cena.

Toca pescado de nuevo. El otro día me enteré de que ella misma lo había capturado cerca de la cala que hay al otro lado de la isla. Esta vez, con salsa de mango. Menos mal que me encanta el pescado porque aquí me ponen mucho.

—¿En serio? —parece que le hace gracia—. ¿Por qué? ¿No tienes suficientes libros que leer?

Pongo los ojos en blanco.

—Sí, todavía me quedan setenta o por ahí, pero no tengo nada más que hacer.

—¿Quieres venir a pescar mañana? —pregunta, con una mirada burlona.

Amor Posesivo || JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora