Amor Posesivo || Jenlisa

Cap 13

Jennie Pov.

Esa noche descubrí las pesadillas de Lisa.

Después de ducharse, viene a mi cama. Su cuerpo me abraza por la
espalda mientras me rodea el torso con su brazo. Al principio me pongo
tensa, sin saber qué esperar, pero se limita a dormir pegada a mí. Está tan
cerca que la escucho respirar; contemplo la oscuridad y, poco a poco, me quedo dormida también.

Me despierta un ruido extraño que me sobresalta, abro los ojos de repente, y un subidón de adrenalina hace que el corazón me lata a mil por hora.

«¿Qué ha sido eso?».

Durante un rato ni siquiera me atrevo a respirar, pero entonces me doy cuenta de que el ruido procede del otro lado de la cama, de la mujer que
duerme junto a mí.

Me siento y la miro. Parece que se ha ido a la otra punta de la cama durante la noche, y se ha llevado consigo todas las sábanas. Estoy completamente desnuda y destapada, de hecho, siento frío con el aire acondicionado a tope.

Los sonidos que salen de su boca se atenúan, pero hay algo en ellos que me pone la carne de gallina. Me recuerdan a los de un animal dolorido. Respira con dificultad, como si le faltara el aire.

—¿Lisa? —digo titubeante.

No tengo ni idea de qué hacer en una situación así. ¿Debería despertarla? Está claro que está teniendo un sueño desagradable. La recuerdo hablándome de su familia, todos ellos asesinados, y no puedo evitar sentir lástima por esta hermosa y extraña mujer.

Grita con voz baja y ronca y al ponerse boca arriba golpea la almohada con un brazo, a tan solo unos centímetros de mí.

—Eh, ¿Lisa?

Me acerco con cuidado y le toco la mano. Murmura y gira la cabeza, profundamente dormida. Si estuviéramos en otro lugar que no fuera esta isla, sería el momento perfecto para escapar. Sin embargo, dada la situación, no puedo ir a ningún sitio, así que me quedo mirando a Lisa con recelo y me pregunto si se despertará sola o si yo debería intentarlo con más ahínco.

Por un momento parece que se calma, se le suaviza un poco la respiración. De repente, grita de nuevo.

Esta vez es un nombre.

—Mina—dice con voz un poco ronca—. Mina...

Sorprendida, durante un segundo siento una especie de ataque de celos. Mina... Está soñando con otra mujer. Entonces, mi parte racional se impone de nuevo. Mina podría ser su madre o su hermana y, si no lo fuera, ¿por qué debería preocuparme de que sueñe con ella? No es mi novia.

Así que trago saliva, me acerco a ella de nuevo y reprimo los celos.

—¿Lisa?

En cuanto le rozo el brazo, me agarra. Los movimientos son tan rápidos e inesperados que solo se me escapa un leve resuello, mientras tira de mí hacia ella. Me rodea con los brazos y me resulta imposible escapar, el abrazo es casi asfixiante y puedo sentir cómo tiembla mientras me sujeta con fuerza contra ella, con la cabeza pegada a su hombro. Tiene la piel fría y húmeda por el sudor y oigo cómo el corazón está a punto de salírsele del pecho.

—Mina —murmura en mi pelo, mientras me clava los dedos en la
espalda con tal fuerza que estoy segura de que mañana tendré moratones. Aunque, la verdad es que no me importa porque sé que no lo está haciendo conscientemente. Está en medio de una pesadilla y busca consuelo, y claro, yo soy la única persona que puede dárselo ahora
mismo.

Al cabo de un rato, oigo como se le calma la respiración. Los brazos se relajan un poco, deja de apretarme con desesperación y el corazón comienza a desacelerarse.