Cap 16

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Jennie Pov.

Durante los siguientes meses, mi vida en la isla cae en una especie de rutina. Cuando Lisa está, mi mundo gira en torno a ella. Su estado de ánimo, necesidades y deseos determinan mis días y mis noches.

Es una amante imprevisible, un día es amable y al siguiente, cruel. Y algunas veces es una mezcla de los dos, una combinación que me resulta especialmente abrumadora. Entiendo lo que hace conmigo, sin embargo, que lo entienda no lo hace menos real. Me está enseñando a asociar el dolor con el placer, a disfrutar de cualquier cosa que quiera hacerme, sin importar lo impactante o pervertido que sea. Y, al final, siempre esa ternura desconcertante. Me pone del revés y me destroza para después
recomponerme de nuevo, todo en el transcurso de una noche.

Y sus enseñanzas funcionan. Ahora, caigo en sus brazos por voluntad propia, con el deseo del subidón que experimento cuando una sesión es
especialmente salvaje. Lisa me dice que soy una sumisa innata con tendencias masoquistas. No sé si creerle, desde luego sé que no «quiero» creerle aunque no puedo negar que su peculiar estilo de hacer el amor siempre me impacta de un modo u otro. Usa juguetes sexuales, látigo, varas y siempre es placentero.

Por supuesto, no siempre es sádica. Algunas veces es dulce, me masajea el cuerpo, me besa hasta que me derrito para después hacerme el amor cuando ardo de deseo. En esos días no quiero irme de la isla, solo deseo que Lisa me abrace, me acaricie y me ame, sea como sea.

Puede que desear que mi captora me ame sea lo más perturbador de todo. Ni siquiera sé si le resulta posible sentir amor, pero no puedo evitar
necesitar que lo sienta. Me desea, lo sé, pero no es suficiente. En algún
momento durante este tiempo he dejado de odiarla, y no sé ni cómo ni
cuándo ha ocurrido. Todavía me enfada mi cautiverio, en cambio, he
conseguido separar ese sentimiento de lo que siento por Lisa.

Ahora, en lugar de tener miedo cuando viene a la isla, la espero
ansiosa. Sus negocios la mantienen fuera más de lo que me gustaría y
empiezo a entender cómo se sienten las mascotas cuando esperan a que su dueño regrese del trabajo.

—¿Por qué no puedes trabajar más desde aquí? — pregunto un día, después de levantarnos juntas por la mañana. Ahora duerme siempre conmigo. Le gusta abrazarme por la noche, la ayuda a llevar mejor sus
pesadillas.

—Trabajo de forma remota todo lo que puedo. ¿Por qué me quieres aquí, mi gatita? —Su mirada es sarcástica cuando gira la cabeza para mirarme. No le gusta que le pregunte por su trabajo. Es una parte de su vida que parece querer mantener separada del resto.

Tengo la impresión de que, por lo general, quiere protegernos tanto a Beth como a mí de la parte más desagradable de su mundo. Beth sabe
perfectamente a lo que se dedica Lisa, pero no sé si sabe mucho más que yo sobre el tráfico de armas.

—Sí —le contesto abiertamente—. Quiero que estés aquí.

No tiene sentido fingir lo contrario. Lisa sabe perfectamente cómo me siento. Se le da muy bien descifrarme... y manipularme. Sin duda, disfruta viendo el creciente apego que siento por ella y que hace lo posible para propiciarlo.

Como era de esperar, tras mi rendición, se le dibuja una sensual
sonrisa.

—Muy bien, nena —dice con ternura—. Intentaré pasar más tiempo aquí.

Me acerca hacia ella para darme un beso y me derrito en sus brazos.

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Cada día que pasa mi vida anterior parece más y más lejana y se desvanece en ese tiempo nebuloso llamado pasado. Cuando Lisa se marcha, dedico el tiempo a leer, nadar, hacer senderismo por la isla y, de vez en cuando, salir a pescar con Beth. Lisa nos trajo una televisión
enorme con un DVD y cientos de películas para que en los días lluviosos tengamos algo que hacer.

Amor Posesivo || JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora