Juanjo es un joven de veintitrés años cuando comienza a sentir que no aguanta un segundo más sin confesar sus sentimientos. Lleva cinco años enamorado de Martin y no cree poder soportarlo mucho más tiempo. Ha visto a su amigo tener un novio y dos rollos y, por supuesto, luego ha estado con él para ayudarle a secar sus lágrimas. Pero ha llegado a su límite. Necesita soltarlo para dejarlo ir. O algo así se dice a si mismo. Está seguro de que el rechazo le ayudará a empezar a superarlo.
— Que no, Lucas. Si ayer mismo me estaba contando sobre una chica que le tira los trastos. — resopla. — Está claro que no le gusto.
— Juanjo, deja de estar ciego. Le molas. — insiste su amigo. — Que alguien le tire la caña no quiere decir que él se la esté devolviendo. Además, yo sinceramente pienso que te está intentando dar celos.
— ¿Qué dices? — niega repetidamente.
— A ver, el chaval lleva semanas que parece que lo único que hace es restregarte cuanta gente le va detrás, pero no se lía con nadie, cuando antes decía que tenía ganas de alocarse más y conocer gente nueva. — explica — No tiene sentido.
— Lucas no me digas eso porqué me voy a rallar. No quiero hacerme ilusiones.
— Pero Juanjo-
— Que no, que no, de verdad. Tengo asumido el rechazo, me ha costado mucho, pero lo he conseguido. Solo voy a decírselo porqué lo necesito para poder superarlo. Ya está. — dice seguro.
— Haz lo que quieras, solo digo que yo creo que puedes llevarte una sorpresa. — se encoge de hombros.
— Mira, a mí con que no me deje de hablar me basta la verdad. — suspira. — Lo único que quiero es decirle lo que siento y que luego los dos finjamos demencia.
— No te voy a decir nada más, solo me alegro de que vayas a decírselo. — Lucas apoya la mano en su hombro, dejándole un apretón amistoso.
Esa noche han quedado los cinco para salir de fiesta. Juanjo está nervioso porqué planea hablar con Martin antes de entrar a la discoteca. Es el plan perfecto, porqué después de confesarse podrá beber lo que le apetezca sin que se note que está ahogando sus penas en alcohol. Tarda más de lo normal en escoger su conjunto de ropa y se preocupa por qué cada pelo de su tupé esté en su lugar antes de salir de casa.
Por otro lado, Martin conversa con Miriam, en la habitación de la chica, mientras decide si maquillarse los ojos o no.
— Me parece la peor idea del mundo. — dice Miriam.
— Me he cansado. — se encoge de hombros. — Me los voy a maquillar.
— Pero si no has sido nada claro con él, hijo... Ponte el lápiz azul.
— Vale. Y claro que lo he sido. — bufa.
— Intentar ponerle celoso no es ser claro. — niega. — Trae, lo estás haciendo mal.
Miriam le arrebata el lápiz, poniéndose de pie delante de él.
— Quería ver si reaccionaba de alguna forma. Auch, casi me sacas un ojo. — se queja — Y cómo puedes ver, se la suda completamente. No le gusto.
— ¿Y por eso has decidido que hoy te vas a liar con la primera persona que se te cruce? — alza las cejas, incrédula por la idiotez de su amigo. — Estate quieto, coño.
— Pues sí. Ya te he dicho que me he cansado. Si él no siente nada por mi pues me tocará superarlo. — dice enfurruñado — ¿Falta mucho? Me estoy meando.
— Ya estás, pesado. Y tú mismo, ya sabes lo que opino.
— Mimimi, me voy a mear.
— Superdotado decían... — murmura Miriam para si misma.
El local está petado de gente. Juanjo ha intentado hablar con Martin antes de entrar pero no se le ha dado la oportunidad, por eso, se acerca ahora a él. Camina nervioso en su dirección, colándose entre las personas que bailan embriagadas.
— ¡Juanjjoooo! Juanjito. — ríe.
— ¿Ya vas pedo? — grita en su oído, para que le escuche sobre la música.
— Pf, que va. Es que me han invitado a varios chupitos de tequila y ya sabes que yo cuando bebo tequila vuelo. — responde, aún entre risas.
— Joder Martin, te he dicho antes que quería hablar contigo... — resopla, frustrado, viendo su plan irse al garete.
— Mañana me lo cuentas, tío. — se encoge de hombros. — ¿Crees que ese tío me está haciendo ojitos a mi, o a ti? Creo que a mí. — dice divertido.
Juanjo coge aire profundamente, intentado llenarse de valor así como sus pulmones se llenan de oxígeno.
— ¿Crees que podamos salir igualmente un momento a hablar? — prueba. No cree volver a reunir la valentía para confesarse otro día. Es ahora o nunca.
— Mmm... — lo piensa — no. Voy a ir a bailar con él. Luego te veo. O no. — le guiña un ojo.
A la mierda su plan.
hola :)
que penita mi Juanjito, no?
queda pocooo pa que esto acabe amigas.

ESTÁS LEYENDO
eighteen || majos
Fanfiction"So kiss me where I lay down My hands pressed to your cheeks A long way from the playground I have loved you since we were eighteen" [short story] dónde Juanjo y Martin se conocen de pequeños y se hacen mejores amigos o dónde Juanjo se da cuenta a...