— ¿Qué? — la voz de Martin sale aireada, como un jadeo ahogado. — Juanjo, ¿qué has dicho?
— Ya me has oído. — murmura, apartando la mirada. Se siente vulnerable, avergonzado.
— Repítelo.
— No... Suficiente me he humillado ya. — niega.
— Repítelo, por favor. — ruega.
— Pf, que te quiero, que estoy enamorado de ti. Eso es lo que tenía que decirte tan importante ayer. Porqué llevas cinco años siendo el dueño de mi corazón y no podía soportarlo más. — habla nervioso, incapaz de controlar sus palabras.
— Cinco años... Dios mío. Somos idiotas. — suspira Martin, incrédulo.
— ¿Qué dices?
— No sé cuánto tiempo llevo enamorado de ti, Juanjo, no soy capaz de recordar el momento exacto en el qué me di cuenta de que te quiero cómo nunca en mi vida he querido a alguien... Hemos estado perdiendo el tiempo como imbéciles. — resopla.
— Espera, espera, ¿qué acabas de decir?
— Qué somos imbéciles.
— Antes.
— Ah, que no recuerdo cuánto tiempo llevo enamorado de ti. — se encoge de hombros.
— Te liaste con uno ayer. — recrimina.
— Estaba harto de que no te dieras cuenta de mis señales. — se defiende.
— ¿Qué señales?
— Bueno, señales no eran, solo buscaba una reacción tuya, cuando te contaba quién me tiraba la caña... — confiesa avergonzado.
— ¿Intentabas ponerme celoso? — Martin asiente — Serás cabrón. No sabes lo mal que lo he pasado, joder.
— Jope, pues disimulas de puta madre porqué a mí me pareció siempre que te la sudaba. Me sentía un imbécil. — refunfuña.
— Martin, todos se dan cuenta de cómo te miro, menos tú. De cómo llevo mirándote todos estos años. Muy superdotado pero...
— Cállate, cómo me iba a imaginar que tú... en mi mente era imposible, osea, llevamos toda la vida siendo amigos. Y tú tampoco te diste cuenta de cómo me siento. — dice.
— Lo mismo me pasaba a mí. Estaba convencido de que mis sentimientos no eran mutuos. — admite, con las mejillas calientes.
— ¿Y pensabas confesarte ayer? ¿En la discoteca? — pregunta extrañado.
— ¿Sí...? Solo quería quitármelo de encima y tener la escusa perfecta para beber y olvidarme de tu rechazo. — se encoje de hombros, un poco avergonzado.
— Pero yo no te habría rechazado.
— ¿No?
Martin le mira, con los ojos brillantes y bien abiertos. Da dos pasos, acercándose más a él.
— No...
— ¿Y qué habrías hecho? — murmura, imitando a su amigo y acercándose más.
— Te habría dicho que yo también estoy enamorado de ti.
— ¿Y qué más? — otro paso más cerca.
— Y habría pasado mis brazos por tu cuello. — se acerca del todo, realizando la acción que describen sus palabras.
— ¿Sí..? — susurra en un hilo de voz. El corazón le va a mil.
— Sí. Luego me habría puesto de puntillas. — se inclina hacia Juanjo, intentando quedar a su altura.
— ¿Así? — murmura ahogado.
— Mhm. — asiente.
— ¿Y después?
— Y después... — susurra ansioso — Después esto.
Ambos jadean al sentir el calor de sus bocas unidas. Se besan con anhelo, con desesperación. Cómo si se necesitasen más que al oxígeno para respirar. Sus lenguas se encuentran y pronto comienza una acalorada batalla de la que ambos se sienten ganadores. Se separan apenas unos segundos, lo justo para llenar sus pulmones de aire, antes de que sus labios vuelvan a colisionar. Las manos de Martin recorren el cuero cabelludo de Juanjo. Acaricia con vehemencia las hebras suaves, y tira de ellas con necesidad, ganándose un gemido ahogado del mayor.
— Martin... — gime sobre sus labios.
Juanjo, con sus manos en la cintura contraria, tira de él, chocando sus pechos. Escabulle sus dedos por debajo de la tela, acariciando directamente sobre su piel caliente. Aprieta cuando Martin vuelve a tirar de su pelo, clavando las yemas de sus dedos como un tatuaje a fuego sobre su piel.
— Che, pues sí que funcionó mi plan.
Se separan sobresaltados. Sus pechos suben y bajan, incapaces de controlar su respiración. Notan sus mejillas arder.
— Lucas. — Martin intenta hablar, pero su voz suena ahogada.
— No te hemos oído entrar. — musita Juanjo, avergonzado.
— Ya, me di cuenta. No los culpo, parecían ocupados. — ríe divertido. — No se preocupen boludos, si yo estoy hiper feliz por ustedes. Ya era hora.
— Eh... ¿gracias? — dice Martin.
— Nada, lokis, yo encantado de dejar de escuchar los lloriqueos de Juanjo, por fin.
— ¡Lucas! Cállate. — exclama avergonzado.
— Bueno, yo, em... Creo que me voy a ir yendo. — vuelve a hablar Martin. Juanjo se gira a mirarle. — ¿Quieres... — se dirige a Juanjo — quieres venir conmigo? A mí piso. Creo que tenemos una conversación que continuar.
— Oh, eh — balbucea — s-sí, sí. Claro. Sí. Me encantaría.
Martin ríe al notarlo tan nervioso.
— ¡Eso pillines! A disfrutar. — anima Lucas.
— Vamos a hablar, Lucas. — rebate Juanjo.
— Sí, he visto que hablaban mucho, se habrán quedado con ganas de continuar. — se carcajea.
— Cállate. — chista Martin, aún riendo. — Vámonos. A hablar... y a lo que surja. — le guiña un ojo, riendo.
Juanjo tose, sorprendido por las palabras de Martin
— A mí entre los dos me vais a matar.
Fin.
AAAAA
bueno espero que el final haya cumplido vuestras expectativas.
ha sido un camino cortito (literalmente una semana) pero me ha encantado escribirles, la vdd es que les he cogido cariño
puede ser... puede ser que esté pensando en hacer algunos extras si os apetece ;)
y bueno, no tengo nada más que decir, ah sí, quería decir también que en cuanto tenga tiempo me voy a poner a tope con Bajo Protección, mi pobre olvidado, os prometo que no será abandonado (rima así que es verdad)
ahora sí, gracias por leerme siempre, por vuestros comentarios, likes y vuestros tweets hablando de lo que escribo, no sabéis la ilusión que me hace, gracias gracias gracias 🫂
nos leemos pronto!!
![](https://img.wattpad.com/cover/379610074-288-k485186.jpg)
ESTÁS LEYENDO
eighteen || majos
Fanfiction"So kiss me where I lay down My hands pressed to your cheeks A long way from the playground I have loved you since we were eighteen" [short story] dónde Juanjo y Martin se conocen de pequeños y se hacen mejores amigos o dónde Juanjo se da cuenta a...