Deva Burton.
Hoy es el día.
Pasé meses planeando esto.
Hoy es mi boda, mi maldita boda. Y alguien que muchos de ustedes conocen la va a arruinar, si... El infame Aaron Pierce.
Ambos teníamos un plan, y que muera quien tenga que morir, no nos importa llevarnos unos cuantos muertos encima. Quien se niegue a esto, morirá. Quien ose a tocarme un cabello, morirá.
Solo pensaba en dos cosas, mi libertad, y cómo iba a revivir. En el sentido que, legalmente, estoy muerta.
El velo en mi cabeza me corta la circulación y la migraña penetra la mitad de mi cara. Era jodidamente horrible.
Mi reflejo en el espejo denota elegancia, poder y una impudicia enorme al llegar a mis caderas, se veían tan voluptuosas y provocadoras que yo misma me deseo.
Un chillido me saca de mi auto halago. «era mi pequeña Ameva». Me bajo del pequeño escenario y voy directo a la cuna.
Alzo a mi princesita y mis comisuras se alzan en una sonrisa hasta más no poder.
-hola, princesita de tía. -nuestras miradas se cruzaron y me hipnotizo completamente con esta bebé.
Ahora puedo entender por qué las Burton tenían tanto impacto con esos ojos plateados. Son más poderosos que los azules, verdes, amarillos, marrones y el color que pongan.
El gris de las Burton es brujería pura.
Acerco la bolita de carne a mí y beso su pequeña naricita. ¡ME LA COMO A BESOS!
Mi niñita hace una pequeña mueca y sonríe mostrando sus lindas y lisas encías. Ya no me odia.
-soy más consentidora que la perra de tu madre. -vuelvo a besar su naricita- dejaré que vayan con ella, hoy. Ya la torturé, no lo suficiente, pero solo es una pequeña lección.
La pequeña rubia me mira con curiosidad y la acurruco en mi pecho.
-no necesitas entender nada por ahora, pequeña manzanita. -beso su coronilla- eres mi niñita mimada, mi princesa, y yo estaré ahí para tí.
Un pequeño jadeo proviene de ella y sonrío más.
-yo también te amo, Ameva. -la apapacho en mis brazos y vuelvo a besar su pequeña y hermosa cabecita.- tu tío Aaron vendrá por nosotros y nos iremos de este lugar. Yo los voy a proteger, no dejaré que les suceda algo. -acomodo su diadema. Era una niña terca, se la quitaba a cada rato.
Su diminuto corazón latía junto al mío, escucho cada uno de sus latidos, su respiración contra mi cuello, era algo tan hermoso y perfecto.
La dejo junto a su hermanito y camino hacia el espejo.
Deva Isabella Burton Graves. ¿Qué estás haciendo?
Ahora mismo no sé lo que hago. No sé por qué secuestré a mis sobrinos, no sé por qué no me fuí con la primera oportunidad que tuve. No tengo conocimiento de nada.
Sólo quiero estar con Aaron, es lo único que puedo reafirmar. Quiero sentirme protegida y él es el único que me proporciona tal seguridad y vitalidad.
Me acerco a la pequeña mesita y tomo el arma que le robé a Ahmed y la coloco en un pequeño cinturón cerca de mi entrepierna. Solo en caso de emergencia.
Plancho el vestido con mis manos, asesorando que todo esté perfecto.
Llegó el momento.
Las campanas llegan a mis oídos y suelto un suspiro entrecortado, llevando la mirada al cielo.
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Pecados Lujuriosos [Sentencia De Pecados #2]
Romance¡Segundo libro de la saga: sentencia de pecados! Conocimos el placer, las condenas, y las sentencias placenteras de la vida. Pero ahora nos encontramos con algo más fuerte, el pecado. El pecado siempre anda suelto, con el diablo de la mano, buscan...