CAPÍTULO 8

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Deva Burton.

Camino por las hermosas calles del la hermosa, famosa y cara Nueva York, junto a las tres hermanas Malhotra, ellas casi no me dejan caminar por estar hablándole como idiotas a los bebés.

«solamente yo puedo hablarle así, los demás son pendejos». Le acomodo la sombrilla al cochecito doble y la menor de las Malhotra, señala la tienda de vestidos de novia más famosa de Manhattan.

Me acomodo los lentes de sol y entramos, o bueno, las hermanas entran pero a mí me detienen en la entrada, ya que dicen que no puedo pasar con los bebés.

Dos grandotes estaban a los lados de la puerta.

Frunzo el ceño «no estoy de maldito ánimo para esta mierda». Intento pasar de nuevo, pero me lo impiden.

Me quito los lentes para poder observar mejor a estos malditos, y mandar a diez sicarios a sus respectivas casas.

—no estoy de ánimo, señores. Si son tan amables de dejarme pasar, antes de que los mate sin pudor alguno, ahora mismo. —muevo parte de mi chaqueta, mostrando mi calibre.

Me ceden el paso y acomodo mis lentes, «creo que deberían cambiar la seguridad de la tienda, esos cabrones no pueden ver una pistola porque se cagan en los pantalones».

Voy hacia el enorme sofá que está al frente del probador. Dejo el coche con las tres hermanas de Ahmed y reviso los vestidos, nunca creí casarme tan pronto, y de blanco, menos.

No me imagino en un vestido blanco, de hecho, para casarme no quiero un vestido blanco, siempre lo quise rojo.

Caminar al altar con un vestido rojo, lleno de rubíes. «y usar ese hermoso "devil's fire" así bauticé el collar que Aaron me regaló».

Casi al estilo de un programa que veía cuando era más chica "mi gran boda gitana". Me encantaban los capítulos en dónde todo terminaba en desastre.

Pero lo que más me encantaba, eran los hermosos vestidos, cada capítulo sorprende más, había un vestido de flores, otro de dólares y ese deseo exótico de romper la tradición del color blanco, se apoderó de mí.

Pero como en realidad aún no me he casado, toca improvisar con uno blanco, la cosa más básica y tradicional de este mundo.

Veo un vestido hermoso, es estilo sirena, manga larga y con un velo del Islam lleno de diamantes, así mismo como el vestido.

Decido tomarlo y se lo entrego a una de las trabajadoras, la exclusiva que va a atenderme.

Vuelvo mi vista hacia las hermanas de mi prometido y veo a Alka, la del medio, sostener a Ameva en su pecho, y Kaelan está en brazos de Neha, la mayor.

La chica les muestra el vestido y ellas asienten con aprobación.

Camino hacia los probadores que están verdaderamente lejos de la vista de ellas. Podría pedir ayuda y llamar a la policía.

Pero no haré esa estupidez, ya que mis sobrinos están en juego también, una mujer verdaderamente inteligente no hace esa mierda. De hecho, una mujer verdaderamente inteligente, mataría a esas putas sin piedad algunas y las dejaría en un barranco.

Claro que no excluyo esa opción, pero por ahora, debo concentrarme en encontrar el vestido indicado para esta farsa.

La chica me ayuda a ponerme el vestido, mis oídos perciben el sonido de la cremallera subiendo por mi espalda y los ganchos que ajustan el vestido a mi cintura, y me coloco el velo.

Debo admitir que es lo más hermoso que mi cuerpo ha vestido.

—se ve extremadamente hermosa —dice la chica morena— espléndida y radiante.

Pecados Lujuriosos [Sentencia De Pecados #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora