Si había algo que realmente admiraba de forma profunda en este hombre, era su capacidad para resistir y disfrutar sin ningún esfuerzo saunas que duraban hasta más de dos horas, Luci decía que las horas del baño eran sagradas porque era un momento íntimo donde podía conectar con su pensamiento y cosas así, pero la verdadera razón se escondía en que mi dulce amigo disfrutaba de calcinar su estrés mientras aprovechaba para masturbarse.Sus jadeos podían disfrutarse con mayor nitidez si te mantenías en su cuarto a puertas cerradas como el enfermo acosador que parecía justo ahora, aunque mirar su galería privada mientras robaba sus bragas favoritas para mi disfrute personal, sería el menor de mis problemas, estar con este hombre y sus sorpresas, sin duda había sido el mejor estimulante que había encontrado desde la escuela secundaria.
-Alastor es un idiota -escuché mascullar a mi lindo chico, que ahora sin pena alguna se dirigía a sus aposentos mientras que yo me invadía de un fuerte pánico por no saber a dónde ir, había olvidado dejar la puerta abierta cuando entré y ahora no podía simplemente hacer el loco sobre su cama con mis pantalones a punto de explotar a causa de la estúpida lectura y su maravillosa vista,así que lo único que se me ocurrió fue lanzar su teléfono a la mesita de noche, tirarme en su cama y envolver mi anatomía en su mullido edredón amarillo invadido de patitos, solo para fingir que estaba profundamente dormido.
Mira que soy idiota, qué bien me conoce.
Al jugar con mi buena suerte, procuraba no verme demasiado ansioso por el hecho de imaginar que si bien quisiera, mi lindo amigo podría tomar su asqueroso edredón conmigo dentro y lanzarlo por la ventana, bien se diera cuenta de que no solo había entrado a espiar sus cosas, sino que también le había robado sus bragas y encima tenía el descaro de esperarle en su cama, aunque contrario a lo que creí, ni siquiera se dio cuenta y no sé si fue el cielo o el hecho de que parecía un bollo gigante de cobijas enredadas lo que me había salvado de tal destino, Luci asumió qué simplemente era eso, un montón de cobijas sin vida en ellas o seguramente su pato gigante dentro de ellas.
Mi karma llegó tan pronto como el aire asfixiante comenzó a faltar en mis pulmones, si este chico no salía de este cuarto, seguro que la muerte me visitaría prontamente, para mi mala fortuna y como para asegurar que se me quitara lo chismoso, Luci comenzó a caminar por el cuarto proclamando lo estúpido qué era y le daba la razón, pero no por sus razones, seguía firme y sin arrepentimientos de haberle confesado que esos lindos boxers negros habían sido la más sabia elección de ropa para un día caluroso como este, hubiera dejado gustoso que me estampara un puñetazo si eso me aseguraba poder verlo únicamente con eso puesto, era un caluroso terrible y aunque no me parecía en absoluto que otros lo vieran, debo admitir que disfrutaba mucho de la vista seductora cuando decidía usar solo su camisa de vestir con los primeros botones descubiertos, su piel pelada por el calor, despertaba en mí unas ansias locas de morderlo por todas partes, pero bueno, eso no era lo apremiante justo ahora.
Estuve a punto de saltar de las cobijas e inventar una excusa lo suficientemente creíble para salir de esto sin un hueso roto, cuando Luci hizo una declaración que ciertamente no me la esperaba.
-De haber sabido que ese tonto los vería, no me hubiese puesto los primeros que encontré, para eso había comprado esas malditas bragas de encaje que tanto le gustan, aunque son el infierno de incómodos, al menos así no hubiese tenido problema en aceptar si me lo hubiese propuesto -la queja que procedió al suspiro frustrado que había emanado de sus labios me había dejado helado, ¿Acaso había un malnacido al que este increíble hombre quería impresionar y no me lo había dicho? Peor aún, ¿Acaso había un mequetrefe aparte de mí, qué había disfrutado de ver sus lindos bóxers? Estaba jodido, aunque no más que ese tonto.
Después de un liberador «¡Al demonio!» que declaró para sí mismo, se tiró sobre la cama y me pateó como si con ello pudiera drenar todo su enojo, aunque claramente no era personal, la suave y aterciopelada alfombra blanca que cubría gran parte de su cuarto no hizo nada por frenar mi estridente caída de su cama, que bueno, contando que eran unos buenos setenta centímetros, igual no dolió tanto por el escudo que llevaba, el ruido no pareció importarle y menos cuando escuché como se paraba para echarle seguro al pestillo de la puerta, distracción qué aproveche para salir de mi propio calvario y rodarme por debajo de su cama, ver sus lindos tobillos pulcros y entonados con su piel lechosa nunca me había hecho sentir tan intranquilo, cosa que empeoraría gravemente en pocos segundos.
El dolor de mi entrepierna comenzó a crecer considerablemente conforme escuchaba cada movimiento de su cuerpo desnudo frotarse en las sábanas de su cama apenas volver a ella, nunca había estado tan agradecido porque un espejo estuviese dentro de una habitación, era perfecto porque aunque no llegaba hasta el suelo donde yo me encontraba, podía observar con mucho detalle como la silueta de mi amigo se desprendía de todo su pudor para comenzar a tocarse, era una lástima que solo pudiera verlo vagamente, pero escuchar la sinfonía de jadeos que emitían sus carnosos labios cuando hacía lo debido para provocar qué sus piernas se afianzaran sobre la cama, era toda la compensación qué requería.
Pronto me vi envuelto en una lasciva atmósfera que no tuve más remedio que acompañar con mi propio alivio, si bien no era de los que gritaba cuando tenía que hacer de consuelo a mi mejor amigo, (como algunos frikis de mi salón) no tenía la certeza de ser callado, así que acompañando a mi mejor amigo en su sensual fantasía dónde al parecer, en su maravillosa imaginación alguien se lo cogía como nadie, enredé sus calzoncillos negros sobre mi miembro, los mismos que deseaba a muerte verle puestos para poder romperlos con mis propios dientes y maldecía al desgraciado que podía darse el lujo de hacerlo gemir y pedir de aquella forma mientras yo solo podía limitarme a cerrar los ojos e imaginar que era yo el que lo estaba tocando.
Su aliento se cortaba, su respiración agitada llenaba mis oídos, su voz era un desorden de palabras que hacía tiempo habían perdido todo sentido y mientras mi mano recorría el largo de mi falo embadurnado de su leche imaginaria, mi orgasmo esperaría al de él, estaba pronto, podía sentirlo, sobre todo en la forma en que arañaba su colchón.
Que daría mi espalda por ser el blanco de esas uñas poderosas. Todo y sin dudarlo ni un segundo.
Las cargas de energía que recorrían mi columna y llegaban a mis oídos, infestados por el sonido obsceno de su polla de plástico chapoteando en sus adentros, solo se vio interrumpido por un fuerte motor de un vibrador que lo hizo llegar a la gloria en cuestión de segundos, debo admitirlo, ni yo con toda mi amplia experiencia habría podido competir contra eso.
Sucumbí a sus manos y haciendo acopio de todo el control de mí mismo que podía tener en tal punto, froté tan rápido mi miembro que sentencie en lo profundo de mi garganta algo parecido a un gruñido, mientras mi semen salió disparado a todo lo alto de la base de su cama, en plena vista de mi mundo imaginario juré verlo acostado junto a mí, escurriendo en un dulce baño de sudor perlado que intensificaba su hermosura salvaje a causa de mi culpa.
Esa noche vi estrellas y todo en ellas llevaban su nombre.
No supe en que momento de la noche nos quedamos dormidos, escuchar sus ronquidos fue mi alarma y la insistente invitación a que me fuera de ese sitio, habría que ver que ahora esconderme bajo la cama había tomado un contexto muy distinto a cuando lo hacíamos cuando éramos niños, y ver la mancha de mi semilla regada debajo de él cómo muestra evidente de mi usurpación a su espacio, no sé si podría tomarse como brujería, a lo mejor sí, con suerte y así conseguiría ser yo, cuando menos, el que se encuentre en sus sueños haciéndole cosas indecentes.
Salí cuidadosamente de mi escondite y no me detuve hasta llegar a la puerta, no podía permitirme que su encanto me dejara embobado por más tiempo, después de todo, tenía un ensayo que terminar para entregar a primera hora y ya pasaban de las dos de la mañana, tomé mi libro y salí corriendo de ese cuarto endemoniado como lo haría una sombra al apagar las luces.
Sobra decir que no pude dormir nada en esa noche, pero la clara imagen de mi amigo siendo el súcubo de mis fantasías más viles me acompañó lo suficiente para poder terminar la bendita tarea.
También me recordó que no debía olvidar el título del maldito libro que estaba leyendo, que ahora con segura curiosidad, definitivamente ansiaba continuar para el día que pudiera cumplirle todo lo que ahí decía, o bueno, lo que aceptara como pasable, porque no pensaba compartirlo con nadie.
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¿Por qué son así? 🤣🤣 ¿Por qué no se dan cuenta que los dos se quieren dar entre ellos hasta pa' llevar? 🥺❤️🩹 Siento que Al se va a escandalizar cuando siga leyendo ese libro, ¿Ustedes qué opinan? 🤣
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Los fetiches de Lucifer
FanfictionHistoria radioapple sobre todas las cosas sucias (y no tan sucias) que a Luci le gustaría probar con Al. ⚠️Tiene contenido muy explícito, leer con precaución. ¡Que lo disfruten! 👀 Esta es una readaptación de mi historia original Los fetiches de mi...