Capítulo 7 - Comienza la ronda 2

3 1 1
                                    

Luego de unos instantes, el dragón fue llevado a las gradas y curado por el poder de Nocturna. Sus heridas se cerraron rápidamente, y su aliento volvió a ser regular, como si la batalla nunca hubiera ocurrido. A pesar de haber ganado, Nagraxeth no sentía el orgullo que uno esperaría tras una victoria tan brutal.

Nocturna: "Buena batalla, gracias por la victoria."

Nagraxeth, frunciendo el ceño mientras se examinaba a sí mismo, se preguntó: "No me siento como alguien victorioso... pero gracias. ¿Cómo me curaste?"

Nocturna, con una sonrisa enigmática, respondió: "Cuando una pelea termina, aquel que se proclama vencedor debe ser separado del campo de batalla para su recuperación. Ahora eres libre de probar a tu dragón. Sé que estás ahí, Eli. Tu conciencia ha regresado, y ese es tu premio: vivir en carne propia la criatura que creaste."

Eli, aún en un estado de confusión, asintió levemente. "Es como si me hubieran despertado... pero sé que fue real. Destruí un sueño..." Sus palabras estaban teñidas de inquietud y duda.

Sergio, dando una palmada en el hombro de Eli, intentó tranquilizarlo: "Lo importante es que ganaste, muchacho. ¡Felicidades! Ahora disfruta del espectáculo."

Nocturna se despidió de las gradas en silencio, sin mirar atrás, buscando al siguiente competidor. Morfeus, la voz de autoridad en el torneo, se acercó para anunciar el próximo enfrentamiento.

Morfeus: "En unos momentos comenzará la segunda batalla de este gran torneo Somnius. Tomen un breve descanso."

Mientras Morfeus se alejaba para refrescarse con un vaso de agua, Cosmos, quien estaba sentado junto a Yael, observaba las gradas, ya en su verdadera forma, una figura etérea que brillaba con una luz tenue pero majestuosa.

Cosmos, con voz calmada, le sugirió: "Relájate y disfruta del espectáculo. Apoya a tus compañeros."

Yael, sin embargo, seguía inmerso en una especie de trance. "¿Qué pasó?" murmuró, sin apartar la vista del vacío.

Cosmos, con paciencia, respondió: "Seguirás en ese trance por una hora más. Luego volverás en sí. Me tengo que ir, te quedarás con Laro."

Yael no reaccionaba, como si sus pensamientos estuvieran a kilómetros de distancia. Laro, siempre pragmático, lo miró de reojo.

Laro: "No te desgastes más. Mejor ve a buscar a la chica, es su turno."

Cosmos, preocupado, asintió. "Cuídalo. Odiaría que algo le pasara."

Laro le devolvió una sonrisa tranquilizadora mientras Cosmos se desvanecía en busca del próximo campeón. El tiempo pasó rápidamente y el ambiente en la arena se tornó más solemne. Las puertas del estadio comenzaron a cerrarse, y las luces disminuyeron su intensidad hasta apagarse por completo. Un fuego rojo se encendió en el centro, iluminando la arena con una atmósfera infernal.

Morfeus, con su potente voz resonando en todo el estadio: "¡Sean todos bienvenidos a la segunda ronda de este torneo! Después del encuentro entre titanes, es momento de refrescarnos un poco con una guerrera que logró domar el mar. Su poder sobre los líquidos es inigualable. Representando al equipo de Nocturna, denle la bienvenida a Selene Drakov, la Emperatriz de los Líquidos."

Una figura oscura y enigmática apareció en el centro de la arena. Selene Drakov era una visión imponente, su piel pálida contrastaba con sus ojos carmesí, que parecían a punto de derramar sangre en cualquier momento. Su largo cabello negro caía como un río oscuro, y su atuendo, compuesto por una armadura ligera y un vestido hecho de sombras líquidas, se movía como agua a su alrededor. En sus manos sostenía una guadaña hecha de su propia sangre, cuya hoja brillaba con un resplandor mortal.

El equipo de Nocturna, ubicado en las gradas, estalló en vítores. Tres figuras destacaban entre la multitud: Elias, el protegido de Selene, Lyra, su mejor amiga, y Nox Obsidian, el visionario del futuro y su consejero más leal.

Elias, con una sonrisa radiante, gritaba: "¡Preciosa como siempre! ¡Esa es mi guerrera!"

Nox, sin apartar la vista del combate: "Cállate. No quiero perderme ni un solo detalle de este combate."

Las luces alrededor de la arena comenzaron a brillar con un tono naranja ardiente, simulando el resplandor del sol. Relámpagos cayeron en la arena, anunciando la entrada de la siguiente campeona.

Morfeus: "La siguiente competidora tiene una leyenda que hace honor a su nombre. Una mujer capaz de hervir y vaporizar cualquier líquido. Creada para defender el brillo del sol, la diosa de la ignición, ¡denle la bienvenida a Lyra Flamaris, la Diosa Ígnea!"

Lyra Flamaris era una figura de belleza peligrosa, irradiando poder. Su piel bronceada, como si hubiera sido tocada por el sol mismo, contrastaba con su melena larga y rojiza, que ardía como llamas perpetuas. Sus ojos de color ámbar brillaban como brasas encendidas, y su armadura de escamas metálicas emitía un resplandor anaranjado, como si estuviera hecha de lava solidificada. A su alrededor, un leve vapor indicaba las altas temperaturas que emanaban de su cuerpo.

Lyra entró en la arena con una confianza que parecía aumentar la temperatura a su alrededor. Se plantó frente a Selene, mirándola directamente a los ojos con una determinación feroz.

En las gradas, tres figuras observaban a Lyra con admiración: Ignara Volarez, la protegida de Lyra; Magma Orus, el coloso de la lava; y Solaria, la guardiana del sol.

Ignara, emocionada, exclamó: "¡Mi maestra va a pelear! Al fin podré ver todo su poder."

Magma, más escéptico, replicó: "No lo creo. Dudo que su oponente sea tan poderoso como para hacerla usar el 100% de su poder solar."

Solaria, casi en éxtasis, murmuraba: "Cállense, estamos a punto de ver el brillo de mi gran sol."

Morfeus, con la energía del combate palpable en el aire, gritó: "¡La segunda ronda de este torneo está a punto de comenzar! El choque del vapor y la marea... ¡que comience el combate!"

El silencio cayó sobre la arena cuando ambas guerreras se miraron fijamente, midiendo a su oponente. Selene, con su guadaña, adoptó una postura defensiva, mientras que Lyra, con su mera presencia, hacía que el aire se volviera denso y cálido.

El primer movimiento fue de Lyra, quien extendió su mano hacia el suelo y, con un gesto rápido, provocó una explosión de vapor que cubrió la arena en un espeso humo. Selene, sin perder la calma, movió su guadaña y cortó el aire frente a ella, disipando el vapor momentáneamente. A pesar del calor, parecía mantenerse serena, como si la humedad del aire la favoreciera.

Lyra no perdió tiempo y cargó hacia adelante, dejando tras de sí una estela de fuego. Con un grito poderoso, lanzó una bola de fuego directa a Selene, quien se movió con agilidad, girando en el aire mientras invocaba una pared de agua que extinguió las llamas.

El público estaba enloquecido. El choque entre agua y fuego mantenía a todos al borde de sus asientos, incapaces de predecir quién tomaría la delantera.

Las dos guerreras continuaban intercambiando ataques, cada una tratando de superar a la otra en un duelo que parecía más una danza mortal que una pelea.

Somnium: Guerra de los SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora