Beyond Omega: Ecos del original

9 Lección de vida con Jean

A medida que nos adentramos en el casino, el ruido nos envolvió. El timbre de las máquinas tragamonedas, el traqueteo de las fichas de póquer y el bajo zumbido de la conversación llenaron el aire. El olor a café recién hecho y algo dulce estaba en el aire, probablemente de la cafetería en la esquina del salón principal. La energía en la sala era eléctrica: gente encorvado sobre máquinas tragamonedas con expresiones esperanzadas, grupos de amigos amontonados alrededor de mesas de blackjack y algunos jugadores solitarios que parecían no haber salido del lugar en días.

Eché un vistazo a Jean, que parecía completamente cómoda, su comportamiento casual ocultaba cualquier pista de que estábamos tramando algo que podría meternos en problemas.

"Entonces, ¿cuál es el plan?" Pregunté, manteniendo la voz baja mientras tejíamos por el laberinto de mesas y máquinas.

Jean sonrió, mirándome por encima del hombro. "El plan es no quedar atrapado. Pero lo más importante es ganar".

"Tienen detectores mutantes por ahí, lo sabes, ¿verdad? En el momento en que uses tu energía, las alarmas se activarán", dije mientras echaba un vistazo a mi alrededor. Los guardias aquí también parecían escortuosos y estoy bastante seguro de que tienen armas.

"Sí, como que robé la mayoría de los casinos de la zona, así que tomaron nuevas medidas. Cada máquina de aquí tiene uno de esos detectores. E incluso las tarjetas y los chips, sin mencionar a estos trabajadores o distribuidores... Entonces, me atraparán si uso mi poder para jugar", dijo Jean como si no fuera gran cosa. Ella habló por telepatía. "Hablemos a través de la telepatía a partir de ahora".

Le di un ligero asentido. Entonces, usar la habilidad está bien, pero en el momento en que uno la usa para jugar, se acabó el juego. Debe haber algún tipo de IA monitoreando todo, ¿eh?

"¿Así que...?" Levanté la ceja.

"Ahí es donde entras", respondió con una sonrisa astuta.

"¡Ah! Como soy un clon y esos detectores están hechos para detectar mutantes humanos... No pueden detectarme, ¿verdad? Quieres que los robe a ciegas, ¿eh? ¡Así que, después de todo, fue una misión!"

"Sí, una misión súper secreta, solo para nosotros dos", dijo Jean mientras escaneaba el área. "Así que, este es el plan. Vamos a empezar con algo informal, como máquinas tragamonedas, y luego pasar a los juegos de mesa. No siempre vayas por la victoria, sospecharán. Pierde algo, gana algo, luego trata de actuar como si fueras un novato. Después de ganar un par de grandes rondas, comenzarán a sospechar. Así que, en el siguiente, pon el 90% de lo que ganaste en la línea y pierde, ahí es cuando comenzará el juego principal".

"Déjame adivinar... Perder esa gran ronda nos ayudará a difundir sus sospechas de que los robamos", agregué y Jean asintió. "Entonces, con el 10% restante ganaré el doble de la cantidad que perdí y actuaré como... ¡YAY! ¡Tengo suerte! Entonces, sal de aquí con el dinero".

"¡Exactamente!" Jean sonrió.

"Tengo que decir que me empiezas a gustar más y más cada segundo, Jean. Esto es tan malo, pero también muy bueno", comenté.

La sonrisa de Jean se ensanchó. "Por supuesto. Además, ¿qué tipo de mentor sería si no te diera lecciones de vida, verdad?"

"Correcto..." Respondí.

Jean dirigió el camino hacia la cajera, su comportamiento frío y seguro. Se acercó al mostrador, deslizó una pila de billetes hacia adelante y con una sonrisa casual dijo: "Mil en fichas, por favor". La cajera, una mujer de aspecto cansado de cuarenta años, ni siquiera parpadeó. Rápidamente contó el dinero, le entregó a Jean una pila ordenada de fichas de colores brillantes y nos asintió. Ella los recogió, luego se volvió hacia mí, sus ojos brillando de emoción. "De acuerdo", dijo telepáticamente, "Pongámonos a trabajar".