88 Nuevo objetivo: Genosha

146 28 0
                                    

El cuerpo de Jean se estremeció con una rabia apenas contenida, su cabello rojo se arremolinaba de forma antinatural como si estuviera atrapado en un viento invisible. Sus ojos verdes brillaban con un resplandor dorado y ardiente, oscilando entre su yo normal y la fuerza salvaje e imparable que intentaba apoderarse de ella. Apretó los puños, reuniendo energía.

—Me mentiste —dijo Jean, con la voz temblorosa por la ira—. Me engañaste, borraste mis recuerdos y me hiciste creer en una vida que no era real. —Se acercó más y el suelo se agrietó bajo sus pies por la fuerza de su poder—. Dijiste que todo era para proteger a todos, pero eres un cobarde.

—Jean... —comenzó el profesor, mientras su fachada tranquila vacilaba.

—¡No! —espetó ella, y su voz resonó con el poder del Fénix—. No puedes hablar. No después de todo lo que has hecho. ¡Confié en ti!

Un vórtice de energía comenzó a formarse alrededor de Jean, pequeños objetos del techo... piedras sueltas, fragmentos de vidrio roto e incluso el aire mismo giraba a su alrededor en una violenta tormenta. Blink instintivamente dio un paso atrás, su mano agarró uno de sus portales para protegerse, pero Aron se mantuvo firme, imperturbable ante el espectáculo.

—Jean, detente —dijo Aron con voz tranquila pero firme.

—No puedo —susurró Jean, con los dientes apretados mientras las lágrimas corrían por sus mejillas resplandecientes—. ¡Se merece esto! ¡Se merece pagar por todo lo que ha hecho!

Levantó la mano y apuntó con la palma al profesor, que permaneció en silencio y con la mirada cargada de pesar. El poder del Fénix aumentó y las llamas doradas le lamieron los dedos mientras el aire se volvía sofocantemente caliente.

—¡Jean! —La voz de Aron atravesó el caos. Se interpuso entre ella y el profesor, y su propio poder se encendió por un breve instante mientras absorbía la intensa energía—. No hagas esto. Te arrepentirás.

—Muévete, Aron —le exigió Jean con voz temblorosa—. No entiendes...

—Entiendo más de lo que crees —interrumpió Aron. Se acercó un poco más, con un tono más suave pero firme—. Sé cómo se siente ser traicionado. Que alguien en quien confiabas te arranque todo lo que te hizo ser quien eres. Pero ¿esto? ¿Matarlo? Eso no te hará sentir mejor.

La mano de Jean tembló y las llamas se atenuaron ligeramente.

—¡Él no es inocente! —gritó con la voz quebrada—. Me lo arrebató todo. Mi infancia, mis recuerdos, mis decisiones...

—Y demostrarle que tiene razón sólo significará que él ganará —dijo Aron mientras la miraba a los ojos—. Él piensa que no puedes controlarlo. Que eres sólo un arma esperando a ser desatada. Demuéstrale que está equivocado, Jean. Demuéstrale que eres más fuerte que eso.

Jean vaciló, respirando con dificultad. Bajó la mano lentamente y las llamas doradas se apagaron. Miró a Aron, con lágrimas corriendo por su rostro, y susurró: "No sé si puedo".

—Puedes —dijo Aron, acercándose aún más y colocando suavemente sus manos sobre sus hombros—. Siempre has sido más fuerte de lo que crees. No necesitas que el Fénix ni nadie más te lo diga. Solo necesitas creerlo tú misma.

Jean cerró los ojos y la tormenta de emociones que la embargaba se fue calmando poco a poco. La energía que la rodeaba se disipó y el tejado quedó en silencio, salvo por sus sollozos. Aron la abrazó y la protegió de la mirada del profesor.

El profesor, que había permanecido en silencio durante todo el intercambio, finalmente habló, con la voz cargada de tristeza: "Jean, nunca quise hacerte daño. Todo lo que hice fue para protegerte".

Beyond Omega: Ecos del originalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora