6-Kashu no himitsu

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6-Kashu no himitsu (El secreto del cantante)

**Renji**

El sonido de un nuevo mensaje del chat vuelve a iluminar la pantalla de mi móvil haciéndome entrecerrar los ojos nuevamente. No sé cuántos mensajes habré acumulado ya, cuantas llamadas, incluso golpes en la puerta sin respuesta estos dos días que no me he movido de la cama. Me pesa...el alma...el corazón...no tengo valor de asimilar aún todo lo que me confesó Byakuya...joder ¿por qué no conseguí recordar todo ese pasado? ¿por qué ha tenido que contármelo todo con pelos y señales? Podría habérselo callado...aunque en el fondo siempre maldije la estampa de mi madre por creer que me había contagiado, no fue ella la que llevaba esa responsabilidad sino otro....

-Joder...- muerdo la almohada hasta rasgar la tela por la rabia que me reconcome. Cuando Byakuya terminó de hablar, no pude decirle nada, pero una mirada por mi parte, fría, agresiva y muy rabiosa, le hizo abrir sus ojos antes de cerrarlos con dolor y salir de mi apartamento en silencio. Si se hubiera llegado a quedar un poco más, creo...que me habría arrepentido de mis actos. Deseaba matarle en ese instante, darle de golpes mientras gritaba hasta quedarme afónico, volcar toda mi rabia en él, pero...no lo hice...aunque aún sienta ese deseo de hacerlo, no me considero tan fuerte para ello...además él...describía su relato con tanto dolor, tanta culpa que lo peor de todo es que en el fondo siento pena hacia él...y algo más...mierda...

-Renji- siento un escalofrío que me recorre todo el cuerpo cuando escucho una voz tan profunda que incluso traspasa mi puerta principal. –Ábreme petirrojo o tiraré la puerta abajo. No bromeo, hijo-

Doy un salto levantándome del futon y abro la puerta casi sin aliento topándome con esos ojos rojizos tan intensos que me absorben al instante, dejándome ver la familiaridad del color que tengo con él, aunque sus ojos son mucho más grandes que los míos. Resoplo dejándole paso y veo como mi enorme padre, de más de dos metros de altura, inspira fuertemente por su prominente nariz y se voltea azuzándose su larga cabellera negra antes de mirarme en silencio.

-Esto es una ratonera. Nada digno para un hijo mío- mi padre toma asiento en mi sillón oyendo como la madera se resiente bajo su gran peso. Aunque sea mi padre, nunca deja de impresionarme cuando le tengo cerca, incluso siento algo de temor. Mi padre es...imponente. Grande, fuerte, vestido con un traje carísimo, sus dedos llenos de anillos dorados y puedo ver el borde de sus tatuajes saliendo de debajo del cuello de su camisa perfectamente abotonada. Un titán monstruoso.

- ¿Por qué no has contestado a mis llamadas? No has ido tampoco a tus entrenamientos-

- ¿Cómo lo...? Déjalo, no sé ni para qué pregunto. Tú lo sabes todo de mí ¿no? ¿acaso me sigue uno de tus esbirros a todas partes? -

-No, pero paso todos los días con el coche por el campo de fútbol a las horas a las que sueles estar allí y me extrañó no verte estos dos últimos días. Estaba preocupado por si habías tenido una recaída-

-Jamás he tenido una recaída, para eso me alimento bien y hago deporte. -

- ¿Tienes tu medicación en perfecto orden o tengo que comprarte más? Si necesitas condones, también puedo traerte un cargamento, de la marca que prefieras-

-¡¡No lo necesito!!!- le grito cuando toca ese tema tan sensible y aprieto los puños viendo como arquea una de sus cejas. –Yo no...no quiero hablar de esto, por favor...- me quedo cabizbajo escuchando como mi padre se incorpora del sillón y abro los ojos cuando noto cómo me abraza sosteniéndome con uno de sus largos brazos.

- ¿Quién te ha hecho daño, petirrojo? Dímelo y le mataré- siento un escalofrío al recordar lo que dijo Byakuya sobre castigarle y me veo obligado a apartar a mi padre viendo como sus ojos rojos se abren algo sorprendidos por mi reacción.

OTOKO NO KIOKUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora