capitulo 60

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Lucifer se encontraba en el umbral de la casa de Asmodeo, el aire denso y cargado de aromas de especias y tabaco. Se detuvo un momento antes de golpear la puerta, respirando profundamente. Después de su reunión con Azrael, un nuevo sentido de urgencia lo había llevado allí.

La puerta se abrió lentamente y Asmodeo apareció, elegante y descansado, con una copa de vino en la mano.

—Ah, Lucifer —saludó con una sonrisa afable que rápidamente se desvaneció al ver la seriedad en el rostro de su amigo—. ¿Qué trae a tu puerta, querido?

Lucifer entró, dejando que la puerta se cerrara tras de sí, y se dirigió hacia el salón adornado.

—Hay algo que debemos discutir. Los últimos accidentes en el inframundo... Creo que alguien está intentando liberar a Roo de su castigo. No podemos permitirlo.

Asmodeo frunció el ceño, sentándose en un sillón de cuero y poniendo la copa sobre la mesa.

—Interesante. ¿Tienes pruebas de esto?

—No. Pero he escuchado rumores —respondió Lucifer, sus ojos centelleando—. En las sombras hay quienes juegan con fuego. Y siempre he sido un buen observador de las llamas.

Asmodeo se cruzó de brazos, intrigado.

—Si esto es cierto, necesitamos actuar pronto. Sabes que hay quienes no se preocupan por el caos que desatan.

Lucifer asintió, pensativo.

—Quiero que te mantengas alerta. Siento que esto va más allá de un simple complot. Debemos estar preparados para lo inesperado.

Mientras tanto, Vox se acercaba al Hotel Hazbin, el bullicio del lugar lo envolvía mientras cruzaba el umbral. Su presencia siempre no era bien recibida, pero esta vez había una tensión mas  en el aire. Alastor estaba detrás de la barra, notando la llegada de vox . No mostró ninguna señal de hostilidad .

—Vox, qué sorpresa verte por aquí —dijo Alastor, su tono irónico llenó el ambiente—. ¿no Esperaba tu  visita ?

Vox sonrió con picardía, levantando las manos en señal de paz.

—Sólo vine a charlar un poco con su majestad . No esperaba que me ofrecieras un café, pero... sería un buen gesto de tu parte.

Alastor arqueó una ceja, claramente poco impresionado, pero finalmente se movió a preparar el café.

—No me hagas perder el tiempo, Vox. Aunque no prometo que sirva algo que te guste.

Mientras Alastor trabajaba tras la barra, Vox se permitió disfrutar del ambiente del hotel, recordando viejos tiempos.

Finalmente, Alastor le entregó la taza de café y decidió que era momento de abordar el verdadero motivo de la visita de Vox.

—Entonces, ¿qué es lo que realmente quieres? ¿Volver a esos días en que todo era un juego, o te gustaría que volviéramos a ser amigos como antes?

Vox tomó un sorbo, sopesando sus palabras.

—Eso es precisamente lo que quiero. Discutir viejos tiempos. Me he estado dando cuenta de mis propios sentimientos y pensé que, quizás, podríamos intentarlo de nuevo.

Alastor lo miró fijamente, sus ojos brillando con desconfianza.

—¿Amigos? Al igual que esos días que destruiste en un abrir y cerrar de ojos, ¿no?

Vox sintió la tensión en el aire.

—Mira, entiendo que no te caiga del todo bien. Pero... quiero que sepas que estoy aquí con intenciones honestas.

divinidad y pecado : el amor imposible de alastor y luciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora