Horas después de nuestra llegada a Seúl, me encontraba sumido en la comodidad del apartamento de Choi,
esperando pacientemente a que él regresara con mis pertenencias
de mi otro apartamento. El cansancio del viaje comenzaba a hacer mella en mí, y mis párpados se cerraban irresistiblemente.Antes de darme cuenta, me había rendido al sueño, dejándome llevar por la fatiga. Mi cuerpo se relajó en el sofá, y mi mente se sumió en un mundo de ensueño.
Pero cuando desperté, la habitación estaba vacía. Busqué a Choi, pero no había rastro de él. En su lugar, encontré una nota escrita con su letra.
"Wooyoung. Iré a recoger tus cosas del otro apartamento. No intentes salir, estaré de vuelta pronto. Descansa, bonito".
Me levanté del sofá, estirándome para desentumecer mis músculos. La habitación estaba en silencio, solo interrumpido por el sonido de la ciudad fuera de la ventana. Me senté en la mesa de la cocina, mirando la nota de Choi una vez más.
"Bonito", había escrito. realmente me lo recuerdan más los hombres que las mujeres. En Daegu, conocí varias chicas que trabajaban para mi jefe, pero ninguna de ellas estaba en mi rango de edad. Sin embargo, cada vez que yo me interesaba por alguna de ellas, desaparecían misteriosamente, enviadas a otra ciudad sin previo aviso. cortando cualquier posibilidad de relación.
Nunca me detuve a analizar el porqué eso pasaba, y aunque me molestaba, nunca me dejaba consumir por la frustración. Mi jefe ejercía un control absoluto sobre mi estado de ánimo, detectando cada cambio y respondiendo con una solicitud de calma, permitiéndome descansar en su despacho mientras él vigilaba cada movimiento, cada gesto, como un guardián silencioso.
Me rendí incondicionalmente a la autoridad de Wang, reconociendo su dominio absoluto sobre mi existencia.
Wang era mi refugio, mi salvador, mi dueño, mi único refugio. Su presencia en mi vida era como una sombra oscura y protectora, que me envolvía en un abrazo inexorable.El día que abrí los ojos a su presencia, sus palabras se convirtieron en un eco persistente que no cesaba de resonar en mi conciencia. "Pequeño Wooyoung, en el bajo mundo, los bonitos como tú son mercancía. Naces con un precio, y solo hay dos formas de pagar la deuda:
Siendo un juguete para los que buscan satisfacer sus deseos sin consideración. o convirtiéndote en el que maneja los hilos. Pero contigo, hay una excepción. Serás mi propiedad exclusiva. Tu existencia girará en torno a mí, y me pagarás cada favor con tu sumisión absoluta."Un golpe seco y repentino en la puerta interrumpió mi ensimismamiento, y sin vacilar, descendí apresuradamente las escaleras. Allí me encontré con dos hombres robustos cargados de bolsas
de compras, mientras que Choi se mantenía atrás, con la mirada fija
en su teléfono.Sin mediar palabra, los hombres depositaron las bolsas en el suelo y se retiraron con rapidez, pero no antes de hacer una profunda reverencia en mi dirección, como si reconocieran en mí una figura de autoridad. Confundido, les respondí con una reverencia igual de respetuosa, intentando comprender el significado detrás de su extraño comportamiento.
"Estos imbéciles me tomaron por una de las putas de Choi", pensé con indignación mientras me acercaba a él.
- ¿Qué es todo ésto? - , inquirí, señalando las bolsas.
- Tu ropa. - Dijo tranquilamente sin levantar la vista de su teléfono.
- ¿Mi ropa? ¿Qué hiciste con todas mis malditas pertenencias? -
- Las tiré. - respondió con una tranquilidad inquietante, clavando su mirada en la mía.
- ¿Por qué las tiraste? Mi jefe me las dio hace un mes. -, pregunté, confundido.
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Sometidos.ㅤ| woosan
Randomㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ Aquel encuentro fortuito en ese bar clandestino hace seis años fue el inicio de una obsesión enfermiza. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ • Contenido +18.ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ...