1. Impacto Inicial

60 8 0
                                    


-Oh... vaya... Seonghwa... -tartamudeó Wooyoung clavándole la mirada en la parte inferior- Jamás hubiera imaginado que tú la... bueno que la... la...

-Jung Woo-young -amenazó en un susurro el chico de pelo largo-. Solo cállate...

-¡Es que la tienes tan grande! -chilló llamando la atención de los que caminaban delante-. ¡Mira eso! ¿Cuanto te mide? ¡seguro más de treinta centímetros! -se inclinó un poco hacia el frente para medir proporciones-. ¿O tal vez más? Santo cielo... te la tenías bien escondida...

-¿Por qué siempre tienes que hacer esos comentarios en momentos serios?

-Oye... sólo quiero quitar tensiones...

-Cierra el hocico o nos meterás en problemas a ambos -se quejó Seonghwa mirando con cautela a los lados-. Estos tipos están dementes...

Cada cierto tramo, se topaban con un oficial vestido con uniforme militar, quien ponía orden al grupo de hombres desnudos dándoles un golpe en el trasero con un bate.

Dichos oficiales eran tipos fornidos, altos, súper atléticos, con rostros angulosos y facciones rudas. Era obvio que podrían matarte si les dedicabas una mirada que no les agradaba.

-Esto además de deprimente -murmuró Wooyoung haciendo un gesto de asco-. Es humillante. ¿Por qué desnudos? ¿No podían darnos unos taparrabos al menos? ¡Ahora todos aquí saben mi gran secreto!

-¿Crees que a alguien le importa el lunar de corazón que tienes en el culo? -se burló Seonghwa-. Estos sujetos están preocupados por lo que pasará en la sala de revisión, no eres tan importante, será mejor que dejes tu ego a un lado...

-¡USTEDES! -bramó un oficial dando un golpe en la espalda baja de Seonghwa-. ¡En silencio! -luego propinó golpes al azar-. ¡Andando, muévanse! ¡En silencio, gusanos!

Wooyoung abrazó a su dolorido compañero y siguió el camino que trazaban los hombres de entre dieciocho y setenta años que caminaban como autómatas.

En una columna al costado en un cartel bastante viejo, se leía en letras escritas con pintura roja "área de revisión".

Los reclutas sabían el motivo por el que estaban en ese sitio oscuro y frío, caminando apretujados como cerdos en su día de sacrificio...

-No te apartes de mí -susurró Seonghwa en la oreja de Wooyoung-. Toma mi mano.

-¿Y si nos separan? ¿Qué haremos entonces?

Seonghwa observó el bello rostro de su compañero y vio el temor en esos preciosos ojos castaños.

Le dedicó una sonrisa para tranquilizarlo, pero él también tenía mucho miedo, no sabía lo que pasaría, se decían muchas cosas, había muchos rumores... lo único de lo que estaba seguro era de que debía proteger a su amigo, pasara lo que pasara...

El grupo de unos cien hombres fueron conducidos hacia una puerta de dos hojas que un oficial abrió y luego llegaron al área de revisión: un espacio grande y deteriorado.

Las paredes eran de tono ocre, el lugar lindaba con otro sector por medio de rejas oxidadas, parecía un basurero. Un gran número de cacharros se apilaba a un lado: partes de coches, armas rotas, pedazos de madera, formando una montaña aparatosa de metales.

Había olor a humedad y algo que hacía picar la nariz, un olor agudo que nadie pudo precisar, tal vez vinagre... sangre... y demás porquerías...

El espacio estaba iluminado por fluorescentes de bajo consumo, por lo que la estancia estaba semi en penumbras, prodigando un aire desolador.

El Último RefugioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora