—¿Qué hago aquí? —se pregunta así mismo alejando la navaja de mi cuello —Vine a buscarte cielo, ese día te fuiste y no me dejaste explicarte que pasó. ¡Y sorpresa! —dice con rabia haciendo que trague con fuerza al sentir otra vez el filo de la hoja —Te encuentro llorando por otro hombre que no soy yo.
—Aleja. Esa. Navaja.
Mi tono salió serio y firme, y de alguna manera, obedece. La cabeza me estaba dando punzadas. Mi rostro se siente húmedo mientras con dificultad me pongo de pie sin apartar la vista de Brandom.
¿Cómo entró?
El idiota está todo demacrado, la ropa sucia, su rostro de enfermo por la palidez y las ojeras. Una mirada de lunático que aunque odie admitirlo, me estaba poniendo nerviosa.
—¿Qué haces aquí? —vuelvo a preguntar no muy segura de querer saber la respuesta.
—Yo...estaba buscándote —se aleja alborotándose la melena negra —Te pedí hablar y no me dejaste. Te fuiste. Cambiaste la cerradura. ¿Ya no me quieres Sharon? —se voltea mirándome con dolor —Yo...yo te amo mi vida. Eres lo más importante que tengo.
—Vete de aquí.
Es lo único que logro decir al ver su estado, no está bien de la cabeza, parece un loco, un loco lunático. Aunque eso es lo que menos me preocupa. La navaja que tiene en sus manos, la hoja estaba manchada con tonos rojizos y amarillentos.
Está oxidada.
El mareo que me estaba invadiendo es señal de tener la glucosa alta. El estrés que me recorrió al ver esa chica con Shane me está pasando factura en este momento.
Tengo que llamar a Daniel.
Mi corazón empieza a latir desesperado cuando no encuentro el móvil por ningún lado.
¿Estará en mi habitación?
¿En la de Shane?
Siendo yo de seguro lo dejé en el refrigerador.
—Vine a buscarte —vuelve a hablar acercándose desesperado —Vamonos, tenemos un auto esperando afuera. —intenta tomarme del brazo, pero lo esquivo de milagro —Podemos salvar esta relación. Podemos vivir mejor.
—Ya no tenemos ninguna relación que salvar.
Hablo sintiendo otra punzada en mi cien mientras mi cuerpo iba perdiendo fuerzas.
—Esto termino hace mucho Brandom.
—¡NO! —grita haciendo que me sobresalte —¡Tú me amas tanto como te amo yo a ti!
No respondo, respiro por la boca para intentar controlar las punzadas que aumentan cada vez más. Intento alejarme de esa pared al ver como camina todo colérico por el salón.
Debo encontrar mi móvil.
Debo salir de aquí, pero dudo llegar lejos con el mareo y la poca fuerza que tengo. La insulina aún está guardada en la maleta, pero el idiota me puede seguir y temo más tenerlo en mi habitación que en el salón.
Con dificultad me alejo de la pared intentando rodearle. Murmuraba cosas sin sentidos mirando a la nada moviendo la navaja en sus manos. Si llegaba al balcón tenías más posibilidades de gritar y que alguien me escuche.
—Dime Sharon. —sus ojos caen sobre mí haciendo que me detenga —¿Qué quieres que haga? —levanta la navaja señalándome —¿¡Qué quieres que haga para que te enamores de mí!? ¡¿Quieres que mate a alguien?! Lo hago por ti cariño.
Camina a mi direccion haciendo que retroceda por inercia. La sonrisa que tenía hacía que el miedo me haga tropezar con mis propios pies antes de chocar con la puerta del balcón.
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Un Mes a tu Lado
RomancePara Sharon Hewitt solo serían una vacaciones junto a su mejor amigo en un intento de curar una decepción amorosa. ¿Qué pasaría si no solo crea nuevas amistades? ¿Qué pasaría si logra salir de la oscuridad que le atormenta? ¿Dos personas pueden enam...