ᴄᴇᴅʀɪᴄ ᴅɪɢɢᴏʀʏ | ᴍɪʀᴀᴅᴀ

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Advertencia: Ninguna

La cálida luz de la tarde se filtraba a través de las altas ventanas del Gran Comedor de Hogwarts, arrojando un brillo dorado sobre todo lo que tocaba. Era un fin de semana en Hogsmeade y los estudiantes estaban entusiasmados, sus planes se desbordaban en las conversaciones. Cedric Diggory, sin embargo, no estaba concentrado en el próximo viaje. Sus ojos se dirigieron al otro lado del pasillo, donde estaba T/N, hablando animadamente con sus amigos.

Fue como si toda la sala se quedara en silencio cuando la vio. Cedric no estaba seguro de por qué hoy se sentía diferente, pero algo en la forma en que se reía, despreocupada y alegre, hizo que su corazón se acelerara. La conocía desde hacía años (compartía clases, mesas en las casas, incluso prácticas de quidditch), pero hoy, algo había cambiado.

T/N estaba apoyada contra la mesa larga, sus dedos cepillando distraídamente un mechón de cabello detrás de su oreja. Cedric tragó saliva, la vista de ella le trajo una oleada de calor al pecho. Siempre la había admirado, su amabilidad, su energía contagiosa, pero nunca había podido expresar esos sentimientos con palabras.

"Tierra para Cedric", una voz irrumpió en sus pensamientos. Era Cho Chang, agitando la mano frente a su rostro.

"¿Qué?", parpadeó, momentáneamente sorprendido.

"Has estado mirando hacia allí durante años. ¿Estás bien?", sonrió ella, mirando hacia donde estaba T/N. "Ohh, ya veo.".

Cedric se sonrojó, pero no lo negó. "¿Es tan obvio?".

Cho arqueó una ceja. "Digamos que no eres sutil".

Cedric se pasó una mano por el cabello alborotado, con la mente acelerada. No podía dejar pasar este momento. Con una respiración profunda, se levantó de su asiento. Cho le hizo un gesto alentador con la cabeza mientras cruzaba el pasillo, el ruido de las conversaciones se atenuaba a su alrededor. Cada paso se sentía más pesado, pero al mismo tiempo, algo dentro de él lo impulsaba a seguir adelante.

T/N no lo notó al principio, todavía absorta en la historia que estaba contando. Pero cuando Cedric se aclaró la garganta, ella levantó la vista y sus ojos se encontraron con los de él. El mundo pareció detenerse. Por una fracción de segundo, Cedric se sintió como un colegial nervioso, con el corazón latiendo en su pecho.

"Oye, T/N", comenzó Cedric, con la voz un poco temblorosa. "¿Tienes un minuto?"

T/N sonrió cálidamente, sus amigos intercambiaron miradas cómplices antes de hacerse a un lado. "Por supuesto, Cedric. ¿Qué pasa?"

Dudó por un momento, tratando de ordenar sus pensamientos. ¿Cómo le decías a alguien que verlo te hacía el día un poco más brillante? ¿Que cada vez que lo veías allí de pie, tu corazón saltaba?

"Yo... uh..." Cedric se rió entre dientes nervioso. "Tenía la intención de preguntarte algo".

T/N inclinó la cabeza, su sonrisa nunca se desvaneció. —Vamos.

Cedric respiró profundamente y las palabras de la canción que había estado estancada en su cabeza toda la mañana volvieron a cobrar protagonismo de repente. *Bueno, ella solo tenía diecisiete años, y ya sabes a qué me refiero...*

—Me preguntaba si te gustaría ir a Hogsmeade conmigo hoy —soltó, su confianza habitual vacilando un poco—. Como, ya sabes, más que amigos.

Los ojos de T/N se abrieron un poco y sus labios se separaron con sorpresa. El estómago de Cedric dio un vuelco: ¿lo había arruinado? Pero entonces, una lenta sonrisa se extendió por su rostro y soltó una suave risa.

—Me encantaría —dijo, su voz llena de calidez—. Pensé que nunca lo pedirías.

El alivio invadió a Cedric y no pudo evitar sonreír. La había visto parada allí durante tanto tiempo, sin darse cuenta de que tal vez, solo tal vez, ella también lo había estado esperando.Los dos se dirigieron hacia las grandes puertas del Gran Comedor, caminando uno al lado del otro. Cedric se sentía más ligero que en días. No era solo la perspectiva de pasar el día con ella, era la posibilidad de algo más.

Mientras salían al aire fresco del otoño, T/N lo miró de reojo. —Sabes, me he estado preguntando cuándo finalmente me lo pedirías —bromeó, dándole un codazo juguetón.

Cedric enarcó una ceja y su sonrisa se ensanchó. —¿De verdad? ¿Me estabas esperando?

—Tal vez —dijo T/N, riendo—. Tal vez he estado allí de pie esperando que te dieras cuenta.

Cedric se rió, la tensión entre ellos se desvaneció mientras entablaban una conversación relajada. El pueblo de Hogsmeade se extendía frente a ellos, lleno de posibilidades, pero Cedric no necesitaba nada más que esto: solo ellos dos, caminando juntos.

Mientras se acercaban a Honeydukes, Cedric la miró de reojo y las palabras de la canción volvieron a pasar por su mente: «Nunca bailaré con otra, cuando la vi parada allí».

Y supo, sin lugar a dudas, que nunca dejaría escapar ese momento.

𝐎𝐧𝐞 𝐒𝐡𝐨𝐭𝐬 © ʜᴀʀʀʏ ᴘᴏᴛᴛᴇʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora