ELOISE

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Cuando Pen se fue sin decir nada, ella sintió que una parte de su mundo se derrumbaba. Penélope no era solo su vecina o la novia de su hermano; era su mejor amiga,era  casi una hermana. Habían compartido secretos, risas y sueños. Nunca habría imaginado que un día simplemente desaparecería de su vida sin dejar rastro.

Al principio, estaba en negación. Pensaba que era un malentendido, que Pen llamaría o enviaría un mensaje explicando lo que había pasado, pero los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses y el silencio era ensordecedor. Eloise no entendía cómo alguien que le había prometido amistad para toda la vida podía alejarse sin mirar atrás. Se sentía traicionada, dolida y abandonada. Cada día pasaba frente a la casa de ella de, mirando las ventanas cerradas, esperando ver alguna señal de vida, pero nada. La familia Featherington se había ido sin una palabra, sin una despedida.

Esa ausencia pesaba más cada día. Al principio, había intentado buscar respuestas, preguntándole a sus propios padres, pero nadie sabía nada. El misterio solo añadía más dolor. ¿Qué podría haber sido tan importante como para que Pen no confiara en ella, ni siquiera para decirle que se iba? ¿Había hecho algo mal? Ella se torturaba con la idea de que, tal vez, Penélope había encontrado un motivo para alejarse de ella, de todos. Esa incertidumbre se fue convirtiendo en un agujero dentro de ella, algo que no podía llenar, por más que lo intentara.

A lo largo de esos tres años, Eloise intentó seguir adelante, pero la pérdida de Pen dejó un vacío que ninguna otra amistad pudo llenar. Había hecho nuevos amigos, pero nada era igual. Cada vez que algo importante sucedía en su vida, su primer instinto era contárselo a su amiga, solo para recordar que ella ya no estaba. Ese tipo de heridas no sanan fácilmente, y aunque con el tiempo logró reprimir el dolor, una parte de ella seguía anhelando que Pen volviera.

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El día que su madre le mencionó que la familia Featherington había regresado, Eloise sintió un golpe en el pecho. No podía creer lo que escuchaba. ¿Pen había vuelto después de todos estos años? ¿Simplemente así, sin más?

Una mezcla de emociones la invadió. Primero, la sorpresa, como si su cerebro no pudiera procesar la información. Después, el enojo comenzó a subirle por la piel, una rabia que había estado dormida pero nunca realmente desaparecida. ¿Cómo podía ella simplemente regresar como si nada hubiera pasado? Después de tres años de silencio absoluto, ¿esperaba que todo fuera como antes? ¿Qué pudieran retomar la amistad donde la dejaron?

Eloise se sintió confundida y dolida de nuevo, como si todo el progreso que había hecho para superar la traición de Pen se derrumbara en un instante. Había aprendido a vivir con la ausencia de su amiga, a no pensar en ella todos los días. Pero ahora, con Pen de vuelta, todos esos sentimientos reprimidos volvían a la superficie.

La pregunta que más la atormentaba era por qué. ¿Por qué se había ido sin despedirse? ¿Por qué no había confiado en ella? ¿Y por qué ahora, después de tanto tiempo, había decidido regresar? Pen no solo había sido su mejor amiga, también había sido parte de la familia. Eloise había sufrido en silencio durante esos tres años, intentando entender, pero nunca había encontrado una respuesta.

Cuando vio a Penélope desde lejos, la misma, su Pen, que alguna vez fue su confidente, se sintió incapaz de acercarse. ¿Qué iba a decirle? ¿Cómo podía mirar a esa chica a los ojos y pretender que tres años de silencio no habían ocurrido? Una parte de ella quería enfrentarla, exigirle respuestas, pero la otra parte tenía miedo. Miedo de descubrir algo que podría romper definitivamente cualquier esperanza de reconciliación.

El regreso de Penélope no trajo alivio, sino caos. Eloise se dio cuenta de que nunca había dejado de añorar a su mejor amiga, pero también sabía que la confianza rota no sería fácil de recuperar. Y aunque quisiera volver a ser la mejor amiga, a su Pen, el dolor del abandono todavía estaba fresco en su corazón.

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