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Dejo que Clara, que resulta que es la hermana de Athea, termine de hacerme el eyeliner y me miro en el espejo asombrada al ver mis ojos resaltar tanto y verse tan bonitos.
Todas tenemos el mismo maquillaje simple, sombras doradas en los ojos
que hacen conjunto con el vestido, un eyeliner pequeño pero llamativo, highlighter en las mejillas y la nariz, y un pintalabios rojo.Agarro mi móvil para hacerme una foto y lo coloco de forma que se vean sólo mis ojos, hago una foto y se la mando a Nicolas.
No pasa ni un minuto antes de escuchar el sonido de varias notificaciones llegando.
Mantengo mi sonrisa tonta mientras enciendo mi móvil para ver sus mensajes.Nicolas Ruggiero: Mamma mia, stellina.
Nicolas Ruggiero: Sei bellisima, tesoro.
Nicolas Ruggiero: Maia, por favor mándame una foto de cómo vas vestida.
Nicolas Ruggiero: Pienso ponerme esa foto de fondo de bloqueo. ¿Puedo tatuarme tus ojos?
Maia Atropos: Estás mal de la cabeza, Nicolín. Muy mal.
Nicolas Ruggiero: Me lo tomaré como un sí.
Maia Atropos: ¡No! Si lo haces no te hablaré nunca más. Y, ¿para qué quieres una foto del vestido?
Nicolas Ruggiero: Entonces nada. No quiero una foto del vestido, quiero una foto tuya con el vestido puesto. Por favor.
Maia Atropos: La pregunta no cambia, ¿para qué la quieres? Me vas a ver dentro de poco.
Nicolas Ruggiero: Necesito verte. Y quiero tener el infarto que seguro que voy a tener al verte en un lugar seguro y no en medio de la boda.
Maia Atropos: Vas a tener que prepararte mentalmente para ello, no pienso mandarte nada, Nicolín.
Nicolas Ruggiero: ¿Este es otro de tus castigos, estrellita?
Maia Atropos: Sí, deja de distraerte y vete a prepararte, nos vemos luego, tesoro.
Miro los emojis de besos que me manda y apago el móvil en cuanto escucho a mi padre llamarme desde su habitación.
Athea decidió ir a prepararse el maquillaje y peinado a otra parte mientras mi padre se preparaba aquí en casa.
Él debería haberse ido a la casa de Nicolas, donde están todos los chicos, hace media hora, pero sigue aquí quién sabe por qué.— Dime, papá. — Entro a su habitación y la encuentro patas arriba con la ropa por todas partes, la cama deshecha y mi padre tumbado en el suelo agotado, — ¿qué ha pasado aquí?
— Estoy nervioso, y no logro encontrar mi reloj.
Suspiro y empiezo a recoger la habitación rápidamente, — levántate del suelo, te vas a ensuciar el traje.
— ¿Cuándo te has quitado el vendaje del brazo?
Miro mi brazo ya curado por un segundo, —esta mañana antes de venir, Nicolas me dejó en la casa de Gabriele y él me lo quitó. Ah y te manda un saludo y buena suerte.
— Qué majo.
Encuentro su reloj debajo del montón de ropa y se lo tiendo después de que se haya levantado. Se lo coloca y se mira en el espejo un minuto más antes de suspirar.
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Un verano junto a ti. (Borrador)
CasualeMaia y su padre, siempre han sido ellos dos contra el mundo. Solo hasta que su padre decidió seguir su vida y casarse con una italiana preciosa que conoce en uno de sus tantos viajes. Su padre le promete una vida mejor junto con el cariño materno qu...