𝟏𝟏: 𝐂𝐚𝐫𝐢𝐜𝐢𝐚𝐬

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Emilia se quedó con la vista fija en las últimas palabras mientras retumbaban en su cabeza una y otra vez. ¿Cómo alguien podría haber soportado aquello de manera constante? No creía que fuera capaz si le ocurría a ella y mucho menos hacerlo de manera tan sumisa como lo había hecho Esther. ¿Por qué no se enfrentaba a aquel hombre? ¿A que más tenía miedo?

Leer aquello solo hizo que sus preguntas aumentasen y sabía que si continuaba leyendo iban a sumarse aun más a ellas. Necesitaba encontrar por lo menos alguna respuesta, necesitaba determinación y un poco de incentivo para poder continuar con todo aquello sin desmoronarse.

Mientras tanto Nicole la miraba atentamente evaluando cada una de sus reacciones. Ella ya sabía todo lo que contenía aquel diario y no por eso tenía más respuestas que la castaña frente a ella, pero creía saber algunos datos importantes que iban a servirles para poder continuar. Aunque todavía no había decidido si sería ella la que desvelase lo que sabía o era mejor que Emilia leyese aquello por su cuenta y llegase a sus propias conclusiones, a lo mejor de esa manera conseguían aun mas pistas para solucionar todo aquello.

- ¿Crees que... - tragó saliva tomándose su tiempo para continuar mientras alzaba la cabeza para enfrentarse a la mirada de la ojiverde - él envió las arañas?

- Es una posibilidad - dijo lentamente no queriendo asustarla - También podría ser una especie de aviso de Esther, no lo sé - se encogió ligeramente de hombros.

Emilia suspiró de manera cansada y cerró los ojos durante unos instantes. Todo aquello la estaba superando desde hacía ya demasiado tiempo, su cuerpo estaba agotado al igual que su mente y sinceramente lo único que quería era olvidar todo aquello y poder dormir con la tranquilidad y la paz que tanto necesitaba.

- Deberíamos dormir un poco - propuso Nicole en un susurro dándose cuenta del aspecto tan cansado que tenía la otra.

- Tienes razón - asintió lentamente mientras una pequeña sonrisa cansada apareció en su rostro - será mejor que vuelva a mi casa entonces.

- ¿Qué? ¡No! - dijo rápidamente Nicole alarmando a la otra - Quiero decir... - se mordió el labio sonrojándose levemente - te podrías quedar si lo deseas. No me parece conveniente que en tu estado debas hacer todo el trayecto hasta tu casa y mucho menos a estas horas de la noche, ¡te podría pasar cualquier cosa!

Emilia la observó mientras su sonrisa aumentaba.

- ¿No te quieres quedar sola no? - preguntó con tono divertido.

- No... - susurró Nicole sonrojándose aun más y desviando la mirada.

- Está bien, sinceramente yo tampoco quiero estar sola.

El rostro de Nicole se iluminó por el alivio y la alegría de que Emilia se quedara con ella y rápidamente se puso a recoger los restos de la pizza y las bebidas para después buscar algo que la castaña pudiera utilizar para dormir.

Emilia la observaba sin borrar la sonrisa de su rostro, no entendía como habiendo dormido tan poco durante días, aquella pequeña chica pudiese desbordar tanta energía de repente, una energía que si bien antes le molestaba tremendamente en esos momentos se había dado cuenta que era contagiosa y adictiva.

No tardaron mucho es meterse en la cama las dos vestidas ya con el pijama y dispuestas a dormir. Por lo menos esa era su intención pero los nervios, la adrenalina y los pensamientos las desbordaban de tal manera que no les dejaba ese momento de tranquilidad que necesitaban para poder descansar.

Emilia miraba un punto fijo en el techo sintiendo el cuerpo caliente de Nicole junto al suyo. Ni siquiera se rozaban pero sentía una especie de hormigueo en las zonas que estaban mas cerca de la otra, era como una especie de extraña y confusa conexión que hacia que su cuerpo cambiase, había momentos en los que la simple presencia de Nicole conseguía que se relajase y otras la activaba como ninguna otra cosa.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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