El resto de la mañana pasó para Emilia sin más sobresaltos, afortunadamente, aunque tener que ir cada cambio de clase a su lejana taquilla la estaba poniendo de un humor de perros. Y no ayudaba que Sara se riese de ella cada vez que se alejaba por el pasillo a recoger sus libros.
Tanto ella como Fiorella se habían acercado a ella en clase de Filosofía nada mas que llegó, preguntándole e intentando averiguar si lo que habían oído era cierto o solo un rumor absurdo.
- ¿Es cierto que unas arañas te han llevado a su guarida para hacerte su reina? - preguntó Fiorella emocionada.
Emilia rápidamente la fulminó con la mirada y después miró a Sara que se encontraba a su lado girando los ojos indicándole que no le hiciera caso.
- ¿Qué pasó? - preguntó Sara.
- Había arañas en mi taquilla - dijo de manera escueta abriendo sus libros e ignorándolas.
- ¿Cuántas? - insistió con un brillo extraño en su mirada.
- ¡Yo que sé Sara! Un montón, ¿qué te importa? - espetó malhumorada.
Lo último que quería en esos momentos era tener que explicar de nuevo que es lo que había ocurrido y mucho menos responder a las extrañas preguntas de la chica.
- ¡Pero quiero detalles! - dijo con voz de niña pequeña.
Emilia alzó una ceja mirándolo a lo que rápidamente Sara añadió.
- Me gustan las cosas macabras y paranormales, ¿qué pasa? - dijo cruzándose de brazos.
La castaña suspiró molesta y dirigió de nuevo su atención a su libro justo a tiempo para que el profesor hiciera acto de presencia y la clase comenzase.
Cuando la clase terminó sintió la presencia de Sara sobre ella mientras se movía claramente impaciente.
- ¿Y ahora que? - gruñó sin mirarla mientras recogía sus cosas.
- ¡He tenido una idea genial! - dijo emocionada y Emilia la miró de reojo frunciendo el ceño - ¿Y si nos colamos en el instituto de noche y hacemos la güija o algo así?
- Ni pensarlo, ¿te has vuelto loca? - espetó levantándose y saliendo de la clase mientras Sara y Fiorella la seguían.
- ¿Qué pasa que la jefa de animadoras le tiene miedo a un simple juego? Quizás te estas ablandando demasiado como para estar en ese puesto - dijo Sara intentando sacar a relucir su orgullo cosa que consiguió rápidamente.
Emilia se detuvo de repente y se giró enfrentándose a la chica fulminándola con la mirada.
- Yo no tengo miedo - gruñó - Prepáralo, allí estaré - afirmó para después alejarse por el pasillo en dirección a su nueva taquilla.
Sara sonrió de manera traviesa mientras la veía alejarse planeando exactamente todo lo que iba a ocurrir en esa pequeña reunión, iba a ser genial.
El día por fin había terminado para Emilia después de su practica agotadora con las animadoras, aunque quizás no es que fuese agotadora, sino que el humor de la castaña no era el mejor para aguantar los constantes gritos de la entrenadora y su afán por conseguir ser las mejores, aunque eso significase que se tuviesen que arrastrar por el fango para conseguirlo.
Cuando llegó a su casa estaba totalmente agotada mental y físicamente, apenas murmuró un saludo a su madre que se encontraba en la cocina y fue directa a su habitación dejándose caer en la cama automáticamente. Todos sus músculos se quejaron al impactar contra la cama, pero ella ni siquiera tenía fuerzas para emitir ningún sonido así que se quedó allí, tirada y con los ojos cerrados esperando que ese desastre de día terminase por fin.
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𝕆𝕔𝕙𝕠
Rastgele𝑇𝑜𝑑𝑜 𝑐𝑜𝑚𝑒𝑛𝑧𝑜́ 𝑐𝑜𝑛 𝑒𝑙𝑙𝑎 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑚𝑢𝑐ℎ𝑎𝑠 𝑜𝑡𝑟𝑎𝑠 𝑙𝑎 𝑠𝑖𝑔𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜𝑛 ¿𝐴𝑙𝑔𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑠𝑒𝑟𝑎́ 𝑐𝑎𝑝𝑎𝑧 𝑑𝑒 𝑑𝑒𝑡𝑒𝑛𝑒𝑟𝑙𝑜? 𝔸𝕕𝕧𝕖𝕣𝕥𝕖𝕟𝕔𝕚𝕒𝕤: Cᴀᴛᴇɢᴏʀɪ́ᴀ M ᴘᴏʀ ʟᴀs ᴇsᴄᴇɴᴀs ᴅᴇ ғᴜᴇʀᴛᴇ ᴄᴏɴᴛᴇɴɪᴅᴏ ᴛᴀɴᴛᴏ sᴇxᴜᴀʟ ᴄᴏ...