Giyuu es un chico nuevo en la preparatoria, conocerá a diferentes personas que le haran ver el mundo con nuevos ojos, y ahí conoce al joven pintor que colorea sus sueños.
• Omegaverse
• Cliché
• +18
• AU preparatoria/secundaria
Después de vacaciones de invierno aparece este chico. No lo conozco porque es nuevo, y decidí no acercarme a él. Entonces volví a ponerme base en mi rostro, porque al menos podría engañarlo o a los de nuevo ingreso.
Iguro ha notado esto y no le ha gustado, pero se rehúsa a decírmelo a la cara. Ignora el tema y me trata normalmente. Masachika me a intentado persuadir para dejar mi rostro al natural, aunque siempre a halagado la forma en la que el maquillaje me embellece, entonces no sabría a que parte de él hacerle caso.
Otras personas se dieron cuenta de esto, lo que me ha molestado muchísimo y a ellos divertido. Intento ignorar sus susurros burlescos que tiran a mis espaldas mientras camino por el largo pasillo de la preparatoria, aquel principal que une la mayoría de las aulas y sirve para conectar otros espacios.
Es un viernes, y solo me queda dar un ligero suspiro e ignorarlos, pero su intención no es esa y me sigue a paso lento. Pero hace tiempo que las personas han dejado de circular por el lugar, entonces me encuentro solo junto a estos idiotas.
N/O
Se detiene entre medio de unas escaleras, dejando su mochila a un lado — No eres para nada sigiloso, deberías cambiar eso si deseas intimidar a alguien. Aconseja, volteandose para ver cara a cara al chico.
— No deseo intimidarte... Da un paso hacia el otro — Pero es que estoy tan confundido... Agarra su cabeza y mueve esa levemente, frunciendo su ceño antes de formar una ligera sonrisa. — Dime... Sanemi. — Al mencionado le resulta incómodo su acercamiento, pero no hace nada por ello.
— ¿Qué es lo que quieres de mí? Se directo Douma, no me conoces. — La risa exagerada que da es molestosa para el albino.
— No te conozco, dices tú, pero sabes muy bien que es mentira. Todo la preparatoria sabe bien lo que pasó entre tú y... ¿necesito mencionarlo? — Su comentario molesta con ganas al chico. — La expresión que tienes es tan horrible para tu blanco rostro. — Con un intento de elogio lo a acorralado contra la pared, poniendo su mano delgada contra su mejilla, su dedo rozando con el maquillaje.
El sudor frío casi inexistente llega retirar una pequeña parte de la base. Sanemi intenta golpearlo, pero tal parece que el rubio no siente esto y solo lo retiene. Su tacto le causa náuseas sintiéndose impotente aún al luchar en contra.
— Por un momento pensé que tus horribles cicatrices desaparecieron... has aprendido a fingir mejor — Su sonrisa tétrica no hace más que enojarlo — "Marcado de la peor forma" Así te dijo, no? — La sola mención a un hecho que intenta borrar es inconcebible y da una patada al estómago del chico, quien lo suelta y corre hacia sus cosas para irse.
Su respiración entrecortada lo fastidia, pero no ha podido correr y se ha detenido a un paso, un sucio aroma que lo hace detenerse y cubre su piel como un traje de látex pegado a su cuerpo de manera horrible.
— Un pajarito me dijo por ahí que ya existe un chico al que has engañado. — Aparece a su espalda y sostiene ahora el rostro con fuerza, tomándolo de la mandíbula y obligándolo a ver a los ojos.
El sentimiento de opresión evita dar un golpe a la alegre y falsa expresión que mantiene Douma en su rostro, esa que desea cortar con una motosierra y enterrarla bajo un cementerio.
— Pero que crees? Él incluso es cercano a — No puede concluir cuando un golpe es propinado en su mejilla, parando su liberación de feromonas y de igual manera haciendo que Sanemi deje de estar retenido.
Este, aún mareado, fija su vista en el rubio, mirándolo en el suelo después de haberse golpeado con el pido en su cabeza, podría reírse, pero una duda persiste en su mente y levanta la mirada. — ¿Tomioka?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
N/ Giyuu
"Después de mis clases por la mañana vi a Sanemi irse por otro lado, mi vergüenza anterior evitaba acercarme a él y sus palabras dadas al último me hacían querer estar cerca, no entendía bien el porque deseaba su cercanía. Estaba llendo con Sabito a otra clase cuando noté a un chico ir detrás de él, no pude evitar mal pensarlo como algo que debe detenerse.
No conocía las intenciones de ese chico ¿cómo porqué lo detendría? Intenté dejarlo pasar, pero no podía concentrarme en la conversación con mi amigo con eso en mente. Me separé de él y caminé hacia donde fueron ellos, tuve que pasar por otros pasillos hasta llegar finalmente ha un estrecho, un pasillo un tanto oscuro debido a una luz rota, en el note al chico rubio del que presentía algo malo retener a Sanemi. No soy alguien que golpea porque ni siquiera es estado en una pelea, pero algo en mí pensó que debía detener esto.
Cuando el chico cayó me quedé viéndolo, pensando en porque no se había defendido, el aroma del rubio parece afirmar que es un alfa entonces habría habido una pelea entre ellos. Pero entonces porqué Sanemi no se defendió.
Llama mi nombre en tono de pregunta, mirándome confundido y yo no respondo porque estoy pensando otras cosas. Entonces veo su rostro y pienso que no me he equivocado al pensar que ocultaba algo bajo el maquillaje. Lo que observó es un tono de piel más oscura, pero su textura no dirige a más pensamientos que concluir que es una cicatriz, una grande que corta a la mitad su mejilla hasta llegar a la nariz.
Supongo que el no haber hablado hizo reaccionar a Sanemi, quien bajó la cabeza rápidamente intentando pararse entorpecido y tropezandose con sus propios pasos. Un aroma dulce ha invadido a mi nariz, un rastro de vergüenza que me hace tomar la mano delicadamente del avergonzado."
— ¿Qué es lo que tienes en...? — Mi pregunta fue interrumpida por un golpe en mi mejilla, puedo decir que su intenciónno era dañarle ya que el golpe fue muy débil, pero lo necesario como para desconcentrar y que huya.
Siento en él algo intrigante, y su aroma era como si ya lo hubiera sentido antes, algo familiar. Era como si pudiera sentir su miedo en su olor, tan dulce que me empalagó apenas llegó a mi nariz.
