Pintar tu rostro

27 5 1
                                    


Para cuando pudo comprar sus materiales pensaba que iba a deslumbrar al hacer su primer boceto y dibujo, sus esperanzas fueron tan altas que le dijo a Sanemi que esa clase él iba a pintar.

Su atrevimiento sorprendió a otros de la clase, después de todo era alguien nuevo, si sonaba muy altanero como artista seria mirado de mala manera, esperaba que no se le malinterpretara, pero al ver los rostros de los estudiantes estos parecían más bien asustados, otros señalando que corte su "actuación" o que parara, lo que lo confundía.

El chico parecía sorprendido y se rió de él por su ego creado que se iba a romper apenas mojara el pincel.

— Parece ser que tienes mucha confianza en ti... —
Le dijo, sonriendo de manera terrorífica, causando un escalofrío en los presentes, pero Tomioka parecía más que emocionado.
— Pintame como a tus perras francesas Jack — Dijo, mientras se posicionaba en su asiento, arqueado su espalda y moviendo su rostro hasta quedar en una postura digna de una estatua hecha de mármol.

Sanemi no conocía a Tomioka, era alguien nuevo para él, pero le apasionaba el arte.
Era un artista.
Desde pequeño dio indicios de eso, concentrándose más en sus dibujos que en hacer amigos en el jardín de niños, en primaria se la pasaba pintando con sus colores nuevos que fueron comprados con el arduo esfuerzo de su madre.

El chico no era más que el arte mismo, porque llamarlo arte es un insulto y un halago para él. Su escapatoria, su medio de comunicación es entre las pinceladas que da con destreza y furia o suavidad y ternura en el gran lienzo blanco, destinado a ser utilizado y experimentado.
No ha conocido a alguien de un carácter tan indiferente a lo que los demás dicen de él, no desde hace unos años, puede ver en él una chispa de confianza que ama ver puestas en las personas.
No hace preguntas innecesarias, no tartamudear al hablar, solo dice fijo lo que desea hacer con un optimismo que comparte.

Entonces el ser pintado le emociona, tiene esperanzas en el nuevo chico, imaginándose de su confianza una obra dada en millones, era demasiadas expectativas. Y mientras dejaba caer a propósito una manga de su único hombro blanco, deseaba y ansiaba verse por los ojos del chico.

"¿Cómo he de verme según él?"
Piensa en silencio, quedando en su pose estoica, esperando sinceramente el resultado.

"¿Cómo he de verme según él?" Piensa en silencio, quedando en su pose estoica, esperando sinceramente el resultado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El alfa empezó con la pintura, primero decidió comenzar con un pequeño boceto, como vio a los artistas de tiktok.
Un círculo, debajo un triángulo volteado para hacer la mandíbula, aunque tuvo que suavizarlo más pues los rasgos de Sanemi eran muy finos.

Siguió remarcando los ojos, aunque los borró  y tuvo que hacerlos de nuevo, recibiendo miradas juzgadoras de los otros, mientras el chico lo regañaba por hacer de su boceto un Bodegón, a lo que se disculpó y siguió con su lápiz. Pero ahí se enfrenta a un problema que ha perseguido a todo aquel artista principiante.

"¿Cómo mierda se hace un cuerpo?"
Pensó alterado, pero se le ocurrió una gran idea de dejar el cuerpo incompleto y concentrarse en la cara. Siguió haciendo el pelo, como el chico traía una capucha de su sudadera violeta no podía verlo muy bien que digamos.

Utilizó su imaginación con el pelo, delineandolo como todo un dibujante profesional, y siguió con las pinturas.
Mojó su pincel en agua y dio una pequeña gota de agua en la acuarela y empezó a combinar para poder hacer un color piel claro.

"Esto me quedará mejor que las obras de ese tal Van Gogh"
Es ignorante, hacerle caso nulo.

Pero sale algo mal cuando el agua desciende sobre el carboncillo del lápiz, creando un mojado grisáceo sobre el blanco lienzo. Su cara se deformó en una mueca angustiada mientras intentaba borrarlo con pintura contraria al oscuro color.
Sorprendido se quedó cuando, en vez de cubrir lo que ensució primeramente el carbón, solo se combinó junto a él, creando un degradado mal hecho.

— No tengas mucha fe 'Nemi —
Escuchó de alguien quien se puso detrás del mencionado, un chico pelinegro y de iris distintos. No recuerda bien su nombre, pero sí que fue mencionado por sus amigos hace una semana.

Puede notar como Sanemi ríe ante el comentario, jugando un poco con sus palabras y negando algo con la cabeza al chico bajo.

Se queda observándolo en silencio, sin notar como su pincel sigue haciendo presión sobre la pintura sin secar, para cuando se detuvo a ver nuevamente su retrato y lo encontró manchado.

"Ni siquiera me acuerdo para que entre al club"
Confieza, ya rendido de lo que se encuentra haciendo.

Mantiene nula esperanza de que se pueda  arreglar cuando pinta con negro el delineado, y se equivoca de pincel, tan cerca que no lo ha percibido.

"Lo importante de un artista es el optimismo, un persona que está deprimida hace que su pintura se vea de esa manera. ¡Voy a hacer que esto parezca algo lindo!"
Se emociona y decide hacer un pequeño degradado rodeado en la pintura, un amarillo  grisáceo que creo al combinarlo por accidente con un morado.

Dio un suspiro y sacó su pintura del caballete, sosteniéndolo en sus brazos y mirando al desconcertado Sanemi, parecía tan confundido de algo que no entendió.

— ¿Tan rápido? Yo me demoró mucho en las pinturas. Ni siquiera eh terminado tu maldito retrato. —
Confesó, sonriendo levemente mientras se acomodaba en su asiento, emocionado de su obra, ocultando esto con una sonrisa arrogante y una mirada depredadora y amenazante que hacia a Giyuu sentir que lo iba a decepcionar.

Entonces volteó con confianza, sonriendo de manera distorsionada, mostrando su obra al peliblanco.

Entonces todo el salón quedó en silencio, un silencio sepulcral, con incómodas respiraciones entrecortadas.
Nota como alguien se apoya en su silla inclinándose para atrás
— Uy pues este artista te sorprendió. —
Habló el heterocromático, ante la mirada anonadada del albino

No hubo respuesta alguna hasta que Sanemi estalló en carcajadas, cubriendo su rostro con sus manos, el ambiente también cambió con eso, contagiando sus risas a Tomioka

— Puedo —
Tomó un respiro entrecortado
— ¿puedo tomarle una foto? —
Las risas no se detenían mientras sacaba su celular, pero Giyuu sabía que no eran de burlas.
Había escuchado todo tipo de sonrisas antes, pero esa no era una, lo que le gustaba y alegraba.

No opuso resistencia a lo que pidió el chico, acercandole su obra de arte.

Aunque Shinazudawa se estuviera burlando de su pintura, lo acepta pues sabe que no cumple espectativas alguna en el club. Sanemi ríe, pero algo en su rostro le dice que lo intente nuevamente.

Y está dispuesto a hacerlo otra vez hasta que sea mejor.






























--------

--------

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ñia

El Chico de ArtesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora