Duxo había pasado los últimos cuatro días en una especie de limbo emocional. La declaración que había estado preparando con tanto cuidado se había quedado atrapada en su garganta aquella tarde, cuando Aquino interrumpió el momento con un mensaje de Soaring. La chispa de esperanza que había sentido se había apagado bruscamente, dejándolo solo con sus pensamientos y el constante eco de sus inseguridades.
Mientras caminaba por el parque, su mente se llenaba de recuerdos de Aquino. Cada risa, cada mirada, cada momento compartido había acumulado un peso que lo hacía sentir más ansioso. La conexión que antes le llenaba de felicidad ahora se transformaba en una sombra que lo seguía a todas partes. Se detuvo en un banco, tratando de encontrar la claridad que tanto necesitaba.
Fue entonces cuando su teléfono vibró. Era un mensaje de Aquino: "¿Te gustaría vernos esta tarde? Hay algo que quiero hablar contigo." El corazón de Duxo latió más rápido. ¿Sería esta la oportunidad que había estado esperando? Con un suspiro profundo, respondió afirmativamente.
La tarde llegó, y el parque estaba bañado por la luz dorada del sol poniente. Duxo llegó primero, su ansiedad aumentando con cada segundo que pasaba. Se sentó en el banco, las palmas sudorosas contra sus rodillas. No podía dejar de pensar en lo que tenía que decirle a Aquino. Pero, ¿y si esta vez no era suficiente?
Finalmente, lo vio aparecer. Aquino caminaba hacia él con su sonrisa habitual, pero Duxo notó un destello de nerviosismo en sus ojos. El saludo habitual se convirtió en un abrazo más largo de lo normal, y Duxo sintió una oleada de calidez en su pecho.
—He estado pensando en ti —dijo Aquino, sentándose a su lado—. Te he echado de menos.
Duxo sonrió, sintiendo el peso de los días pasados desvanecerse un poco. —Yo también te he echado de menos. La verdad, ha sido difícil.
Aquino asintió, la preocupación cruzando su rostro. —Sí, lo sé. Siento que hay algo en el aire... y quiero hablar de ello.
Duxo sintió que el momento había llegado. Las palabras que había ensayado una y otra vez comenzaron a formarse en su mente, pero justo cuando estaba a punto de hablar, la voz de Soaring resonó en su cabeza, recordándole cómo había interrumpido su primer intento.
—Antes de que digas algo —dijo Duxo, respirando hondo—, quiero que sepas que he estado lidiando con algo importante. Algo que siento por ti.
Aquino lo miró con intensidad, sus ojos profundos reflejando una mezcla de sorpresa y curiosidad. Sin embargo, en ese instante, el sonido de un mensaje en el teléfono de Aquino los interrumpió. Él lo miró, la pantalla iluminada mostrando el nombre de Soaring.
—Perdona, necesito responder esto —dijo Aquino, su tono un poco aprehensivo.
Duxo sintió que la oportunidad se desvanecía. Aquino se alejó un poco para contestar, dejando a Duxo atrapado en sus pensamientos. Mientras escuchaba la conversación de Aquino, su corazón se hundía. La imagen de su amigo riendo y disfrutando con alguien más lo atormentaba.
Aquino regresó después de unos minutos, la expresión en su rostro mezclando la disculpa y la ansiedad. —Lo siento, fue urgente. ¿Dónde estábamos?
Duxo sabía que la conexión había sido interrumpida. Las palabras que había estado a punto de pronunciar se sentían ahora como un eco lejano. —Estaba... estaba diciendo que he estado sintiendo cosas por ti. Que quiero ser más que amigos.
Aquino lo miró, pero la duda brillaba en su mirada. —Duxo, eso es... eso es importante. Pero, yo...
Duxo sintió que su corazón se rompía. Aquello que había esperado escuchar se desvanecía en el aire. La conversación se sintió pesada y distante, como si las sombras del pasado volvieran a atraparlos.
Pasaron cuatro días desde aquel encuentro, y Duxo había tratado de seguir adelante. Sin embargo, cada día que pasaba sin hablar con Aquino se sentía como una eternidad. Hasta que finalmente, un nuevo mensaje llegó: "Quiero verte. Necesito hablar contigo."
Se encontraron en un café, y Duxo sintió una mezcla de nervios y esperanza. Aquino llegó con una expresión seria, pero sus ojos destilaban una emoción intensa. Después de los saludos y un par de sonrisas nerviosas, Aquino rompió el hielo.
—Duxo, he estado pensando mucho en lo que dijiste —comenzó, su voz temblando levemente—. Quiero ser honesto contigo.
Duxo contuvo el aliento. La espera había sido agonizante. —Yo también. He pensado en eso todos los días.
Aquino tomó un respiro profundo. —No pude responderte aquel día porque... porque también tengo sentimientos por ti. He estado enamorado de ti durante mucho tiempo, pero no sabía cómo decirlo.
Las palabras de Aquino hicieron que el corazón de Duxo se detuviera por un momento. La mezcla de alivio y felicidad lo envolvió. Sin poder contenerse, se acercó más a Aquino, la conexión que habían compartido llenando el espacio entre ellos.
—¿De verdad? —preguntó Duxo, su voz temblorosa—. No sabía si mis sentimientos eran correspondidos. Pensé que podía perderte.
Aquino sonrió, sus ojos iluminándose. —Nunca querría perderte. Eres demasiado importante para mí. Siempre lo has sido.
Sin poder resistir más, Duxo se inclinó hacia adelante, y en un acto impulsivo y lleno de emoción, sus labios encontraron los de Aquino. El beso fue suave y dulce, un cruce entre la incertidumbre y la esperanza. En ese instante, todas las dudas y miedos se desvanecieron, reemplazados por la calidez de una conexión genuina.
Cuando se separaron, el rostro de Aquino estaba iluminado por una sonrisa brillante. —Por fin. Me alegra que hayamos llegado a esto.
Duxo sintió que una carga pesada se levantaba de sus hombros. —Yo también. No sabía si algún día podríamos tener esto.
—Ahora lo tenemos —respondió Aquino, tomándolo de la mano—. Y no tengo intención de dejarlo ir.
Mientras caminaban juntos, una nueva luz parecía bañar el mundo a su alrededor. Habían enfrentado las sombras de sus inseguridades y habían encontrado, entre las sombras, la claridad de su amor. El futuro se extendía ante ellos, lleno de promesas y posibilidades. Y aunque aún quedaban desafíos por enfrentar, la conexión que compartían se sentía más fuerte que nunca.
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𝙲𝚘𝚖𝚘 𝚞𝚗 𝚊𝚖𝚒𝚐𝚘 𝚖á𝚜 (ᗪᑌ᙭IᑎO)
FanfictionAdvertencia: Si no te gusta el ship, no es mi problema, es el tuyo por entrar a leer esta historia.