Las semanas siguientes a la revelación de Duxo y Aquino fueron una montaña rusa emocional. A pesar de que la mayoría de sus seguidores habían recibido la noticia con entusiasmo y apoyo, también hubo quienes cuestionaban su relación, y las críticas comenzaron a manifestarse en comentarios cada vez más hirientes. Duxo trataba de no dejarse afectar, pero el eco de esas palabras resonaba en su mente.
Una noche, después de un stream particularmente intenso, donde las preguntas sobre su relación inundaron el chat, Duxo sintió que la presión lo abrumaba. Se encontraba en su habitación, incapaz de concentrarse en el juego. Cada notificación en su teléfono parecía recordarle lo que había dicho un seguidor: "No entiendo cómo puedes estar con alguien como Aquino. Es extraño".
Aquino entró en la habitación, notando la tensión en el ambiente. —¿Estás bien? Te noto distante. —Su voz era suave, pero había un atisbo de preocupación.
Duxo se pasó una mano por el cabello, sintiendo que el nudo en su pecho se apretaba aún más. —Solo he estado pensando en lo que la gente dice. A veces me pregunto si tomamos la decisión correcta al abrirnos.
Aquino se acercó, sentándose a su lado en el sofá. —Sabes que no podemos dejar que las opiniones de los demás nos afecten, ¿verdad? Lo que importa es lo que sentimos el uno por el otro.
—Lo sé, pero... —Duxo respiró hondo, su voz quebrándose. —No puedo evitar sentirme vulnerable. A veces siento que estoy caminando sobre una cuerda floja.
Aquino tomó la mano de Duxo, acariciándola con suavidad. —Estamos juntos en esto. Siempre. No importa lo que digan. —Sus ojos se encontraban, llenos de determinación.
Sin embargo, Duxo no pudo evitar pensar en su pasado, en sus inseguridades y en los momentos oscuros que lo habían marcado. —A veces me asusta recordar lo que pasé antes. Las burlas en el colegio, las miradas despectivas... me costó tanto aceptarme.
Aquino lo miró con compasión. —No dejes que eso te defina. Has crecido tanto desde entonces. Tu valor es mucho más grande que esas experiencias pasadas.
Duxo sintió que una lágrima caía por su mejilla. —A veces, siento que esos ecos del pasado vuelven para atormentarme. Y cuando leo los comentarios, es como si todo regresara.
Aquino se movió más cerca, envolviendo a Duxo en un abrazo reconfortante. —No estás solo. Estoy aquí. Siempre. Juntos podemos enfrentar cualquier sombra que aparezca.
Duxo se sintió reconfortado por las palabras de Aquino, pero la angustia seguía ahí, como una sombra que no se disipaba. —¿Y si esto se convierte en un problema? ¿Y si nuestra relación se convierte en un espectáculo para el resto del mundo?
Aquino lo miró fijamente, sus ojos reflejando la seriedad de la conversación. —Podemos establecer límites. No tenemos que compartir cada detalle de nuestras vidas. Lo que importa es lo que compartimos entre nosotros.
Duxo asintió, sintiendo que la tristeza comenzaba a desvanecerse un poco. Sin embargo, su mente seguía agitada. —Me gustaría poder dejar de pensar en lo que la gente dice. Pero es difícil.
Aquino sonrió, un destello de ternura en su mirada. —¿Qué tal si hacemos algo que nos haga sentir bien? Algo que solo sea para nosotros.
Duxo lo miró, sintiendo la chispa de la idea. —¿Como qué?
—Podríamos hacer una noche de películas, solo tú y yo. Sin streaming, sin chat, solo disfrutando de nuestra compañía. —Aquino le guiñó un ojo, tratando de aliviar la tensión.
Duxo sonrió, sintiendo un leve alivio. —Eso suena perfecto. Necesitamos un momento para desconectar.
Prepararon algunas palomitas y eligieron una película que ambos amaban. Se acomodaron en el sofá, la atmósfera cálida y acogedora. A medida que la película avanzaba, Duxo se permitió olvidar, aunque fuera por un momento, las preocupaciones que lo habían estado consumiendo.
Mientras las imágenes brillaban en la pantalla, Duxo se sintió más ligero. Era como si el peso de su ansiedad se desvaneciera, reemplazado por la calidez de la presencia de Aquino a su lado.
—¿Te gustaría que viéramos la película en un modo de "comentar" como solíamos hacer? —propuso Aquino, sonriendo de manera traviesa.
Duxo rió, sintiendo que la alegría regresaba a su pecho. —Eso sería genial. ¡Adoro tus comentarios!
Los dos comenzaron a intercambiar bromas y comentarios mientras la película avanzaba, llenando la habitación con risas. Cada broma y cada sonrisa fortalecía su conexión, recordándoles por qué habían decidido abrirse el uno al otro en primer lugar.
Sin embargo, a pesar de la alegría, Duxo sintió un leve susurro de inquietud en el fondo de su mente. La presión de ser él mismo en público seguía acechando.
Al final de la película, mientras los créditos rodaban, Aquino se volvió hacia Duxo, su expresión seria de nuevo. —Oye, sé que hemos hablado de las opiniones de los demás, pero quería preguntarte algo.
Duxo lo miró, su corazón latiendo más rápido. —¿Qué pasa?
—Si en algún momento sientes que esto se está volviendo demasiado pesado, quiero que me lo digas. No quiero que sientas que tienes que soportar esto solo porque estamos juntos.
Las palabras de Aquino resonaron en Duxo. Era un acto de amor y comprensión, y Duxo se sintió agradecido. —Gracias, de verdad. Eso significa mucho para mí. Pero también quiero que sepas que no quiero renunciar a lo que tenemos.
—No tienes que renunciar a nada. Solo quiero que sepas que siempre estaré aquí para escucharte. —Aquino tomó las manos de Duxo, su mirada llena de cariño.
Esa conexión fue un bálsamo para el alma de Duxo. Se dio cuenta de que, a pesar de las dificultades, había encontrado en Aquino un refugio. Un lugar donde podía ser auténtico sin miedo al juicio.
Sin embargo, justo cuando la conversación comenzaba a tomar un rumbo más esperanzador, sonó el teléfono de Duxo. Era una notificación de su grupo de amigos, un mensaje que hizo que el estómago de Duxo se encogiera.
—Chicos, ¿han visto lo que se dice sobre ustedes? —decía el mensaje.
Duxo sintió que el nudo en su estómago regresaba. No podía evitar la sensación de que el pasado lo había alcanzado. —No... ¿Qué están diciendo?
Aquino lo miró, preocupado. —No te preocupes por eso. ¿Qué dice?
Duxo abrió el mensaje y, al leerlo, sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor. Había comentarios hirientes y rumores sobre su relación, insinuaciones sobre su validez. La angustia y la tristeza lo invadieron, y se sintió impotente.
—Duxo, no dejes que esto te afecte. —La voz de Aquino era firme, pero Duxo podía ver la preocupación en su rostro.
—Es difícil, Aquino. Esto me hace sentir como si estuviera volviendo a ser el chico que era antes. —La angustia en su voz era palpable.
Aquino se acercó y lo abrazó con fuerza. —Eres mucho más que eso. Lo que somos es real, y nadie puede quitarte eso.
Las lágrimas comenzaron a caer por las mejillas de Duxo. —Siento que todos nuestros esfuerzos han sido en vano.
Aquino se separó ligeramente, mirando a Duxo a los ojos. —No es en vano. Cada paso que damos juntos nos acerca más. Esto es solo un obstáculo más que tenemos que superar.
—Pero me duele. —Duxo dejó salir un suspiro pesado. —No quiero que nuestra relación se convierta en un tema de chismes.
Aquino lo miró, su mirada llena de determinación. —Entonces no lo dejaremos. Vamos a demostrar que lo que tenemos es más fuerte que cualquier comentario.
Duxo sintió que la luz comenzaba a brillar nuevamente en su corazón. —Tienes razón. No puedo dejar que esto me consuma.
Juntos, decidieron que la mejor forma de enfrentar el desafío era permanecer unidos. Se prometieron que no dejarían que las voces externas interfirieran en lo que habían construido.
Al final de la noche, mientras las estrellas brillaban en el cielo, Duxo y Aquino se acurrucaron en el sofá, más unidos que nunca. Sabían que el camino podría ser complicado, pero juntos, estaban listos para enfrentarlo.
Y así, con el eco del pasado resonando en sus corazones, comenzaron a construir un futuro donde su amor sería la luz que los guiaría, sin importar cuán oscura pudiera parecer la noche.
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𝙲𝚘𝚖𝚘 𝚞𝚗 𝚊𝚖𝚒𝚐𝚘 𝚖á𝚜 (ᗪᑌ᙭IᑎO)
FanfictionAdvertencia: Si no te gusta el ship, no es mi problema, es el tuyo por entrar a leer esta historia.