⚠️Este capítulo contiene escenas explícitas, (sexuales, +18, como quieran llamarle) que pueden resultar incómodas para el lector, se recomienda leer con discreción y si no se sienten cómodos pueden saltarse esa parte del capítulo o dejar de leer si gustan.⚠️
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La luz del amanecer se filtraba suavemente por las cortinas de la habitación, bañando el espacio en un tono cálido y dorado. Francesca comenzó a despertar lentamente, sintiendo la suavidad de las sábanas bajo su piel desnuda y el calor reconfortante de un brazo firme rodeándola. Abrió los ojos poco a poco, parpadeando mientras la realidad comenzaba a asentarse en su mente.
Se encontraba en la cama de Bruce y aún estaba desnuda.
Los recuerdos de la noche anterior llegaron inmediatamente a su mente como flash backs. Recordó sus manos recorriendo su cuerpo, sus labios explorándola con una intensidad que aún hacía que su corazón latiera rápido. Y, sobre todo, recordó cómo se habían quedado enredados en la cama hasta quedarse dormidos, agotados, uno en brazos del otro.
Francesca se movió con cuidado, tratando de no despertarlo mientras se giraba para mirarlo. Bruce estaba todavía profundamente dormido, su rostro relajado en una expresión tranquila que rara vez había visto en él. Sus labios estaban entreabiertos, y su respiración era suave, casi hipnótica.
Ella lo observó por unos momentos, sintiéndose tan extraña... pero increíblemente bien. Nunca en su vida se había sentido tan conectada con alguien, y menos aún con alguien como Bruce Wayne. Un hombre que, en el mundo exterior, parecía tan imperturbable y distante, pero que en la intimidad de aquella noche le había mostrado otra faceta de sí mismo.
De repente, el reloj sobre la mesita de noche captó su atención. Francesca se incorporó un poco, los ojos abiertos de par en par al ver la hora. Ya era tarde en la mañana, mucho más tarde de lo que había planeado y no estaba en su habitación, ¿que tal si Celeste ya se había despertado?
Con cuidado, trató de sacarse de Bruce para salir de la cama, pero antes de que pudiera siquiera moverse escuchó la voz grave de Bruce detrás de ella y quien apretó su agarre. —¿Que haces? —preguntó, su voz aún ronca por el sueño, pero suave.
Ella pensó unos segundos. —Oh, am... tengo que ir a mi habitación... tal vez Celeste ya se levantó y tiene hambre.
Bruce murmuró algo, sus ojos todavía medio cerrados, pero su mente ya estaba despierta.
—Celeste está bien, Alfred seguro se ha encargado de ella —dijo él con una calma que intentaba tranquilizarla, pero con un toque de ruego en su voz. No quería que este momento terminara tan rápido—. Además no irá a ningún lado, está literalmente en la habitación de al frente.
Francesca se quedó en silencio por un segundo, pensando un poco. Sabía que él tenía razón, Alfred siempre estaba pendiente de su hija, y probablemente ya habría preparado algo para el desayuno.
