What do you want from me?

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La luz del sol de la tarde entraba suavemente por las ventanas de la mansión Wayne, llenando el comedor de una cálida luz dorada

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La luz del sol de la tarde entraba suavemente por las ventanas de la mansión Wayne, llenando el comedor de una cálida luz dorada. Francesca, con el cabello recogido en una coleta y un delantal atado a la cintura, estaba concentrada limpiando el polvo de los muebles antiguos. Su cuerpo se movía en automático, pero su mente estaba dispersa, llena de pensamientos que no podía controlar. Habían pasado unos días desde que Celeste comenzó a ir al jardín de niños, y aunque Francesca estaba aliviada por darle a su hija la oportunidad de una buena educación, no podía dejar de sentirse abrumada por todo lo que Bruce estaba haciendo por ellas.

En la mesa del comedor, Bruce estaba sentado, revisando una pila de papeles con el ceño fruncido, aparentemente concentrado en su trabajo. El silencio entre ellos no era incómodo, pero estaba cargado de algo que Francesca no podía identificar del todo. Mientras pasaba el trapo sobre la mesa, sus ojos se cruzaron un segundo con los de Bruce, y él, con suavidad, dejó los papeles a un lado.

—Francesca —dijo, su tono calmo pero con una nota de seriedad—. ¿Podemos hablar un segundo?

Ella asintió, aunque de inmediato sintió una ligera tensión en su pecho. Sabía que cuando Bruce adoptaba ese tono era porque había algo importante que decir.

—Claro... —respondió, dejando a un lado el trapo y acercándose un poco, aunque manteniendo una distancia prudente.

Bruce se aclaró la garganta, sus ojos oscuros buscando los de ella. Había una especie de vacilación en su mirada, algo inusual para él, que siempre parecía tan seguro de todo.

—Alfred me mencionó, cuando comenzaste a trabajar aquí, que te ofreció un puesto como empleada fija en la mansión. —comenzó lentamente, como si estuviera midiendo cada palabra—. Me pregunto si... podrías reconsiderarlo.

Francesca sintió cómo se le aceleraba el corazón. Su respuesta fue inmediata, casi automática.

—No. —Su voz fue firme, aunque el nerviosismo subyacía en su tono. No había duda en su negativa, y se preparó para explicar las razones. Pero antes de que pudiera decir más, Bruce levantó una mano suavemente, pidiéndole que esperara.

—Solo... escúchame un segundo, por favor —dijo, con una calma que contrastaba con la ansiedad que ella comenzaba a sentir—. Sé que es mucho lo que te estoy pidiendo. Pero he estado pensando... Si vivieras aquí, podrías dejar de pagar la renta de tu apartamento, y también ahorrarías el dinero y el tiempo que gastas en transporte todos los días para llegar hasta aquí.

Francesca frunció el ceño, ya sintiendo cómo su pecho se apretaba. Era demasiado. Todo era demasiado.

—No vivirías en una habitación de servicio —continuó Bruce, antes de que ella pudiera interrumpir—. Les arreglaría una habitación adecuada, una que sea cómoda para ti y para Celeste. No quiero que lo veas como un favor, sino como una oportunidad para que ambas puedan estar mejor.

Afterglow (Bruce Wayne/The Batman)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora