Emily salió del baño con pasos lentos y ligeramente temblorosos, sintiendo aún el calor del agua sobre su piel mientras se ajustaba el traje rojo que Alastor le había regalado.
La textura suave del traje abrazaba su figura de una manera que, para su sorpresa, la hacía sentir segura. Se miró en el pequeño espejo de la habitación de Alastor, tocando con nerviosismo las telas perfectamente ajustadas a su cuerpo.
Sabía que había tardado más de lo necesario, pero quería sentirse cómoda. Era un paso importante, aunque no lo admitiera en voz alta.
Finalmente, tomó aire, abrió la puerta y dio un paso hacia el interior de la habitación, encontrándose de nuevo con la penetrante mirada de Alastor.
Su corazón se aceleró un poco. No sabía por qué le importaba tanto su opinión, pero la esperaba.
-¿Y qué tal me veo? -preguntó Emily, intentando sonar segura, aunque su voz temblaba ligeramente, traicionando su vergüenza.
Alastor permaneció inmóvil, sus ojos fijos en ella. Por primera vez, el demonio parecía sorprendido, como si estuviera contemplando a alguien que no reconocía del todo.
Esa serafín que había encontrado semanas atrás, maltrecha y perdida, ahora se presentaba ante él de una forma completamente diferente. No era solo la ropa, era su aura, su postura... todo en ella parecía haber cambiado, evolucionado. En ese momento, la arrogante y fría compostura de Alastor flaqueó, aunque solo por un instante.
Sus ojos recorrieron cada detalle con fascinación. Emily ya no era la criatura indefensa que había arrastrado al infierno. Tampoco parecía la misma serafín que solía mostrar resistencia. Había algo más, algo que no podía definir fácilmente, pero que lo mantenía cautivo. Era como si hubiera dejado de ser su presa, aunque solo fuera por un momento.
Perdido en sus pensamientos, Alastor apenas notó que Emily volvía a llamarlo.
-Alastor, ¿estás-?
Antes de que pudiera terminar, el sonido de un chasquido la interrumpió. Sin moverse de su lugar, Alastor había levantado una mano, y con un simple chasquido de dedos, el cabello mojado de Emily se recogió en una elegante coleta baja, cayendo hacia adelante con una precisión casi mágica.
-Te ves espléndida, mi querida angelita -dijo Alastor, su tono lleno de esa mezcla usual entre dulzura y crueldad que lo caracterizaba. Sin embargo, algo había cambiado en su voz. Había una leve sinceridad que no podía ocultar, aunque quizá no lo admitiera ni siquiera a sí mismo.
Emily, sorprendida por el gesto, se tocó la coleta, sintiendo el cabello caer suavemente sobre su hombro. Nunca habría imaginado que él hiciera algo así por ella.
El ambiente en la habitación era tenso, pero no de la forma a la que Emily se había acostumbrado. El aire estaba cargado de una calma extraña, como si ambos estuvieran caminando sobre un terreno desconocido.
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Contrato de sangre [AngelicSmile]
FanfictionAlastor creía que ayudando a la princesa del infierno , estaría más cerca de gobernarlo . Por eso llegó al hotel . Y en tan solo un poco más y llegaría a la cima de ambos reinos . o... Emily es desterrada y se encuentra al demonio de la radio luego...