13 ;; En la mente de la serafín

101 8 30
                                    


Habían pasado cinco días desde la última vez que Emily había visto a Alastor.

La ausencia del demonio, aunque desconcertante, no era del todo inesperada. Emily supuso que estaría trabajando o quizás ayudando a Charlie con lo del hotel. Ese pensamiento, aunque lógico, le provocó un pequeño malestar.

No podía evitar sentirse celosa al imaginarlo cerca de otras personas, compartiendo tiempo y atenciones que antes parecían reservadas únicamente para ella. Sin embargo, sabía que no tenía derecho a sentirse así, y ese pensamiento solo incrementaba su frustración.

Quería salir afuera.

Mientras permanecía en su confinamiento "autoimpuesto", Emily comenzó a notar algo curioso: los almuerzos que antes compartía con Alastor ya no existían (solo pasaron dos días, pero eran eternos). En su lugar, quien aparecía era la sombra de Alastor. Al principio, ese cambio la había inquietado; después de todo, la sombra no era más que una extensión de él, un reflejo silencioso que parecía carecer de la presencia dominante de su dueño. Pero con el tiempo, Emily comenzó a encontrar consuelo en la presencia de aquella figura.

La sombra, aunque silenciosa, poseía una peculiaridad que le resultaba intrigante. No hablaba, pero sus gestos decían mucho más de lo que las palabras podían expresar. Se movía con una gracia que Emily no había notado en Alastor, y parecía prestarle una atención que, aunque inexplicable, la hacía sentir menos sola.

Cuando la sombra apareció ese día con su almuerzo, Emily dejó escapar un suspiro de alivio.

—Gracias por venir —murmuró, sonriendo mientras tomaba la bandeja— Al menos tú te dignas a visitarme.

La sombra se inclinó ligeramente, como si estuviera aceptando el agradecimiento. Emily no pudo evitar soltar una pequeña risa.

—Eres más educado que tu dueño, ¿sabes? —comentó mientras tomaba un bocado de la jambalaya.

La sombra no respondió, pero se movió hacia la esquina de la habitación, cruzando los brazos en un gesto que, de alguna manera, parecía indicar que estaba escuchándola. Emily lo observó con interés, encontrando algo extrañamente reconfortante en su presencia.

—A veces me pregunto por qué él no viene —continuó, su voz bajando un poco— Quizás se aburrió de mí. O quizás piensa que no soy lo suficientemente interesante... ¿No dijo que "Todo en este mundo tiene un precio" ¿Y algún día, el cobrara el suyo??

La sombra giró ligeramente la cabeza, como si la estuviera mirando.

—¿Qué? ¿Crees que estoy equivocada? —preguntó, sintiéndose un poco tonta al esperar una respuesta de algo que no podía hablar. Sin embargo, la sombra negó con un leve movimiento de la cabeza, y eso fue suficiente para arrancarle una sonrisa.

—Sabes, creo que me gusta más tu compañía que la de él —admitió, riéndose suavemente— Al menos no tienes esa manía de intentar controlarlo todo.

La sombra pareció encogerse de hombros, un gesto tan inesperadamente humano que Emily no pudo evitar reír un poco más. Por primera vez en días, no se sentía completamente sola.

Pasaron los minutos, y Emily continuó hablando, compartiendo pensamientos y anécdotas que llevaba tiempo guardando. La sombra permanecía allí, escuchándola, sus gestos transmitiendo una calidez inexplicable. Por un momento, Emily se preguntó si, de alguna manera, Alastor estaba consciente de todo lo que ella decía, observando a través de su sombra.

—Si él pudiera ser un poco más como tú... —murmuró finalmente, sus palabras casi un susurro.

Cuando terminó su comida, la sombra recogió la bandeja con la misma gracia con la que había llegado. Antes de marcharse, se detuvo en la puerta, girándose una última vez hacia Emily. Su silueta proyectaba una sensación de melancolía que ella no logró entender del todo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 16 hours ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Contrato de sangre [AngelicSmile]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora