Los cuarenta días que debía durar el viaje se habían cumplido ya, por lo que dentro de poco sería momento de comenzar a vislumbrar tierra a lo lejos.
Gen por su parte hace una semana y media que había entrado a su séptimo mes de gestación. Y debía decirlo, si pensó que los meses anteriores habían sido horribles, este mes era un verdadero infierno; a sus pies hinchados, su dolor de espalda, sus mareos y náuseas, debía agregarle ahora su nula (ahora sí, nula) capacidad de aguantar sus ganas de ir al baño, su dificultad para respirar y las pocas horas de sueño que lograba conciliar ahora en la noche, todo gracias a que ya no podía recostarse en su cama sin sentir que se asfixiaba o que pareciera que los gemelos decidieron cambiar su sueño, así que durante la noche se movían como si estuvieran en un concurso de baile.
Y claro, no menos importante, que muchas de esas veces sus movimientos eran tan bruscos que en más de alguna ocasion creyó que lo quebraron una costilla. Pero no, gracias al cielo.
Pero volviendo al punto principal... sí, el embarazo había tomado un rumbo que no le gustaba para nada y ya no veía la hora de que sus pequeños retoños pudieran salir por fin.
Ese pensamiento también le traía con tremenda ansiedad. No faltaba casi nada para que los pequeños llegaran al mundo y aún estaban tan lejos de poder tener una vida normal.
En momentos comenzaba a sobrepensar sobre todo lo que había vivido estos últimos meses y el pensamiento de que se adelantaron con los hechos... que debieron esperar para formar una familia. Sentía que se había equivocado... Pero luego pensaba que ya estaba tan conectado con los pequeños, ya ocupaban gran parte de su vida, que realmente no podía pensar en otra forma de estar viviendo ahora. ¿Una vida sin los pequeños? Una locura.
—¡Ah!—un intenso pero breve dolor le hizo frenar sus pensamientos, llevando su mano hasta su panza, donde se había originado.
—Gen, ¿estás bien?—Suika a su lado, le preguntó preocupada.
El omega le sonrió, dando una honda respiración.
—No pasa nada, Suika-chan—le dijo.—Sólo son contracciones normales del embarazo.
—Ya queda menos para que nazcan lo bebés, ¿no es así?—su voz infantil sonó emocionada, acercando su cabeza hacia la panza de Gen, como si quisiera escuchar a los pequeños (Gen ya le había dado permiso con anterioridad para hacer esto).
—Así es—confirmó.—Por eso mi cuerpo comienza a tener contracciones falsas un tiempo antes de que nazcan. Se está preparando para cuando deban salir—explicó.
—¿Pero te duele?
—Las contracciones falsas o también llamadas contracciones de Braxton Hicks son breves e indoloras—habló ahora Senkuu, quien hasta ahora había estado concentrado escribiendo en unas páginas que Gen no tenía idea de qué trataban.
Gen asintió con la cabeza.
El problema era ese... las contracciones no debían doler aun, porque faltaba por lo menos un mes y medio todavía para que nacieran los niños, pero desde que vivieron aquella tormenta en altamar (y fue la primera vez que las sintió), estas comenzaron a subir de intensidad, siendo unas más dolorosa que otras, logrando que más de alguna vez perdiera el aliento o debiera parar lo que estuviera haciendo.
Pero de esto nadie era consciente, ni siquiera Senkuu, ya que Gen no quería darle más precupaciones de las que ya tenía.
—¡Tierra!—una gran exclamación se escuchó desde la proa, llamando la atención de todos los demás.
Suika y Senkuu se mostraron visiblemente emocionados.
—¡¿Tierra?!—Suika corrió mientras Senkuu ayudaba a Gen a colocarse de pie.
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Lavanda con menta - SenGen AU!Omegaverse (Dr. Stone)
FanficSenkuu y Gen llevan ya tiempo desde que se unieron y formaron un lazo. Ahora su relación sube un peldaño más; Gen quedó en cinta luego de su último celo. Ambos tendrán que adaptarse a la nueva dinámica que se verán envueltos intentando traer su anti...