Capítulo 5

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Frunció el ceño, no entendía perfectamente porqué Rhaenys, le había explicado eso ¿Compromiso? Para él, eso no era interesante y mucho menos creativo Una mierda, pensó desinteresado

—¿Me estás oyendo Aegon? —

Sonrió calmada

—Claro que sí, tía Rhaenys —

Entregó una sonrisa cálida y falsa, que pesé a la falsedad se notaba cálida y parecía sincera

—¿Tienes alguna pretendiente?¿Joven de tu interés? —

Bebió de su té

—No, no hay sola mujer que capte mi atención —

Miró alrededor de la sala, la cual era muy bella, la pared pesé a ser de piedra tenía adornos azules y cuadros casi ¿familiares? Sí estaban toda la familia Velaryon, con los casados y eso, pero no estaban los niños, sus sobrinos no estaban en esos cuadros

—¿Estás bien Aegon? —

Despertó del trance, no sabía en que momento había entrado, pero esa voz lo sacó

—¿A qué te refieres? —

La miró sorprendida

—Tus ojos, estás llorando —

Quiso acercar la mano

—Mentira —

Se alejó volteando la mirada a otro lado

—Sí lo estas, tienes lágrimas en los ojos —

Reacomodó sus manos en su regazo

—Algo debe haberse metido a mi ojo —

Comenzó a limpiar las lágrimas, tratando de evitar el quiebre casi notable en su voz

—Aegon, si quieres hablar—

—Estoy bien, algo se habrá metido a mi ojo —

La interrumpió, tratando de limpiar las lágrimas más rápido

—¿Estás seguro? —

En su rostro se notaba preocupación, no era común que Aegon llorase y menos frente a la gente. Aegon se levantó caminando a una ventana para tratar de secar sus lágrimas

—Rhaenys, el maester pide verte —

Entró Daemon sin previo aviso, asustando a Aegon quién se cubrió el rostro

—¿Ahora? —

Rhaenys frunció el ceño, quería hablar con Aegon y venía Daemon y lo jodía

—Dice que es para hablar sobre la condición de Laena —

Se recostó contra la puerta, cruzándose de brazos sobre su pecho

—Ya veo.... —

Asintió, si era sobre Laena tenía que ser importante

—Aegon —

Alzó la vista mirando al niño frente a la ventana

—¿Qué haces aquí? —

Sonrió burlón, era raro que estuviera allí, al menos para él y para todos en Marcaderiva

—Él vino a—

—Ya me iba —

Volvió a interrumpir, acabando de limpiar sus últimas lágrimas y voltear a ver a ambos

—Quería agradecerle a la tía Rhaenys por permitirme asistir a su día de nombramiento pesé a mi reputación —

Sonrió falsamente, está vez si notándose la falsedad

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