Capítulo 8

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—Skoros gaomagon ao jorrāelagon? —

Fue lo primero que salió de la comisura de sus labios, al oír pasos leves, sabía a la perfección que no pertenecían a Rhaenyra

—Vengo a darte pésame, junto a Daeron —

Explicó tratando de acercarse, pero el mayor desenvainó su espada y lo apuntó evitando que el menor se acercará más

—No necesito el lamento de un Hightower y menos enviados por mi hermano —

Acercó el filo al niño, el menor abrazó a su hermano, evitando que el filo lo tocará o rosace

—Venimos en nombre de nosotros mismos, mi padre, tu hermano nos prohibió darte condolencias —

Frunció el ceño, evitando dejar de mirar a su tío que tenía una expresión de enojo y molestia

—Deberías hacerle caso, no quiero tus condolencias —

Aegon suspiró, que terco era su tío

—Vine principalmente porqué Daeron así lo quiso —

Dejó al niño en el suelo y se alejó

—No voy a cuidar a tu hermanito. —

Espetó

—Él no te dejará en paz —

Aegon sonrió y se fue de allí

—¿No lograste llevarla a la cama? —

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—¿No lograste llevarla a la cama? —

Negó y recibió una cachetada

—Solo tenías a un solo objetivo —

Caminó alrededor suyo

—Ella no aceptaría acostarse con un menor de trece teniendo esposo e hijos —

Explicó observándolo caminar

—Eso da igual, en la incestuosa familia de tu padre es normal tener hijos a los once —

Espetó con ira

—O lo haces o serás enviado a Antigua —

Dictaminó, Aegon se sorprendió pero hizo lo posible para no mostrarlo

—No puedes hacer eso, no tienes derecho a hacerlo —

Se defendió, no iba a ir a la Antigua y menos a estar con su tío materno, no es que no se llevarán bien, es que lo obligaría a entrenar para ser un guerrero ejemplar

—Soy mano del Rey y padre de tu madre, ¿Crees que no me harán caso? —

Aegon se mordió el labio inferior, tenía razón, tenía poder y sus palabras podían manipular a cualquiera

Helaena jugaba a los dados junto a Aemond, mientras Daeron hablaba con Baela y Jacaerys, si bien habían logrado que Rhaena y Baela se calmaran, seguían con un semblante triste

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Helaena jugaba a los dados junto a Aemond, mientras Daeron hablaba con Baela y Jacaerys, si bien habían logrado que Rhaena y Baela se calmaran, seguían con un semblante triste

—Tenemos que tener en cuenta que...Laena era muy buena persona y todos la queríamos —

Explicó

—Pero si no la conocías —

Rhaena espetó, para ella eran condolencias falsas

—Oí sobre ella, mi padre la menciona cada que puede —

Sonrió aunque le dolía levemente

—¿El tío Viserys hablaba de nuestra madre? —

Rhaena se señaló a ella y después a Baela, a lo que Daeron asintió

—¡Gané! —

Los tres miraron el juego, Helaena ganó a tres puntos, Daeron se rió levemente al ver como perdía su hermano, los juegos de mesa no eran su fuerte y mucho menos los que requerían lógica

—Eres muy buena en ese juego —

Baela sonrió abrazando la cintura de Helaena, quién respondió feliz a aquel abrazo

—Pero, ¿De verdad el rey Viserys hablaba de nuestra madre? —

Rhaena siguió mirando a Daeron quién asintió

—Él decía que no se casó con ella porqué era muy joven para él —

Explicó

—Cosa que madre niega a afirmar como cierto —

Daeron miró con el ceño fruncido a su hermano, su madre siempre repetía eso, y ellos no sabían si era cierto

—Niñas vámonos —

Entró Daemon, ambas niñas lo miraron y se acercaron a él, mientras que los hijos de Hightower se mantenían en silencio

—Deberían volver con su madre —

Escupió con asco y se llevó a sus hijas, los otros tres se mantuvieron en silencio, sin decir nada

—Deberíamos buscar a mamá —

Dijo Aemond

—Yo iré a ver a padre —

Helaena se acercó a la puerta pero fue detenida por su hermano menor

—Mamá dijo que debía avisarle primero —

Volvió a hablar

—Tengo prisa —

Se soltó de su agarre y se fue

—¡Si tanto quieres un dragón vete a Pozodragón y reclama uno! —

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—¡Si tanto quieres un dragón vete a Pozodragón y reclama uno! —

Espetó harto, Aemond parpadeó asombrado y confundido

—¿Y cómo hago eso? —

—Reclamando —

Le respondió directamente, sin voltear a verlo

—¿A cuál? —

Volvió a preguntar

—Al que quieras —

Le respondió

—¿Crees que alguno fuerte me acepte como jinete? —

Se le notaba emocionado y con ansias de ir y reclamar a su futuro dragón

—Con suerte y ninguno te incendia, ahora vete —

Se dejó caer en su cama viendo como su hermano menor salía emocionado de su recámara, talvez hizo mal en decirle que fuera solo, pero, ahora mismo solo quería un momento de paz y sin disturbios

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