Capítulo 23: DESPERTAR

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Agustín se despierta gradualmente, sintiéndose aún agotado por la noche anterior. Al ver el reloj, se da cuenta de que ha pasado menos de una hora desde que se quedaron dormidos de nuevo. Su brazo rodea a Iris mientras permanece acostado a su lado. Sus ojos se enfocan en el rostro de ella, todavía dormida plácidamente a su lado. Con ternura, Agustín le da un besito en la nariz y susurra:

—Buen día.

Iris siente el suave besito en su nariz y se despierta, encontrando los ojos de Agustín. Una pequeña sonrisa se dibuja en sus labios.

—Mmm... buenos días... —responde ella con voz adormilada, acurrucándose aún más cerca de él. Agustín la abraza con más fuerza.

—¿Cómo dormiste, bonita? —susurra él, rozando su mejilla con un beso suave.

—¿A tu lado? Mejor imposible.

Una sonrisa de pura felicidad ilumina el rostro de Agustín al escucharla.

—Me alegra mucho oír eso, porque yo también dormí como un bebé a tu lado.

—Ay, que te como —responde Iris, riéndose.

—No me comas aún... Necesito recobrar mis fuerzas después de anoche.

—Jajaja, no me refería a eso, tranquilo.

—Lo sé, lo sé... —responde él, riendo. —Pero hablando en serio, me quedaría acá toda la mañana así con vos en mis brazos.

—Yo también, pero... habrá que hacer algo —dice Iris.

—Supongo que tenés razón, aunque ahora mismo no quiero salir de la cama —admite Agustín, con voz perezosa. —¿Qué querés hacer, cariño?

—¿No tienes ninguna entrevista o promo que hacer de la peli con Enzo y Matías? —pregunta Iris.

—Oh, cierto... Qué boludo soy. Hoy tenemos algunas entrevistas para promocionar la película. Pero te juro que me encantaría quedarme acá con vos todo el día…

—Lo sé. Pero podemos pasar juntos el día aunque tengas otros compromisos, ¿no? —dice Iris sonriendo.

—Por supuesto —dice él incorporándose.

—De hecho, me parece una idea genial. Hacemos las entrevistas y luego pasamos el resto del día vos y yo juntos, ¿posta?

—Claro, por mí genial. ¿El resto del cast qué van a hacer? —dice Iris mientras Agustín piensa por un momento.

—Creo que no tienen nada hoy... probablemente estén libres también. Luego les preguntamos. Podría ser divertido pasar parte del día todos juntos. ¿Te apetece salir con ellos?

—Siempre es divertido —responde Iris—, pero ya por la tarde-noche. Quiero pasar por casa en algún momento, mi madre se va a preocupar si no lo hago.

—Claro, entiendo —dice Agustín con comprensión—. Podemos salir todos juntos por la tarde después de haber cumplido con nuestras obligaciones.

—Sí, y de paso podré cambiarme de ropa —añade Iris.

—Sí, supongo que necesitarás una buena ducha y un cambio de ropa después de anoche. Te ves un poco hecha un desastre... por mi culpa.

—Jajaja, ¿me ves preocupada? No me importa, valió la pena.

—Valió cada segundo... —responde él, con una sonrisa suave y amorosa mientras acaricia el cabello de ella. —Te ves preciosa incluso con ese aspecto desordenado y alborotado...

—Qué tierno eres —dice Iris.

Él se siente un poco avergonzado por su propio sentimentalismo.

—Lo sé, a veces se me va un poco la mano con las palabras cursis, pero no puedo evitarlo. Me sacás lo cursi de adentro— dice señalándose el corazón con expresión bromista.

más allá del deseo || agustin pardella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora