𝐏𝐑𝐄𝐓𝐓𝐘 𝐁𝐎𝐘𝐒┃Casi Angeles²
El hogar mágico abre sus puertas oficialmente, como un hogar para chicos con o sin padres, abierto a todo el mundo.
Casi Angeles (Temporada 2), continuación de la temporada 1
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Capítulo treinta y seis ▍ ❝El Traductor ii.❞
—Y ENTONCES NADA, básicamente eso me dijo, chicas... —relató Mar, con un suspiro dramático—. ¿Ustedes dicen que vuelva con Thiago?
—¡Ay, sí! —apoyó Miki con entusiasmo—. ¿Y si hacemos doble reconciliación? Thiago, yo...
—No, vos con Thiago, nada —la interrumpió, con tono de advertencia—. Digo, que nada me gustaría más que la doble reconciliación, pero vos con Rama, ¿o no?
—¡No! —saltó Valeria, interrumpiendo, y su tono cortante hizo que todas las miradas se volvieran hacia ella.
La gitana la miró con una ceja levantada, visiblemente molesta.
—¿Perdón? ¿Vos también querés reconciliarte con Rama? —preguntó Miki.
—No, no, paren que primero estabamos hablando de mí—. Intervino Marianella—. ¿Ustedes qué dicen?¿Le doy otra oportunidad?
Miki quiso afirmar para seguir con la conversación, pero de repente, su expresión cambió bruscamente, como si algo se encendiera en su mente.
—¡Rama! —exclamó en voz alta, sorprendiendo a las demás.
Mar la miró, confundida.
—Ay no Miki, ¿Cómo le voy a dar una oportunidad a Rama?... ¿O vos decís que sigue enamorado de mí? —preguntó, con una pizca de sarcasmo.
La rubia negó con la cabeza, agitando las manos rápidamente en señal de que no había entendido bien.
—No, Mar, parece que necesitas un traductor. Tengo que hablar con él. ¡No saben lo que me hizo! —dijo, su tono frustrado.
Valeria, notando hacia dónde iba la conversación, respiró hondo y trató de intervenir.
—Ehh...¿No estábamos hablando de Mar y de Thiago? —dijo, con una sonrisa tensa, com dificultad de terminar la oración.
—¡Tal cual! —apoyó Marianella con un tono enfático—. Gracias, Vale. Bueno, como les decía...
Antes de que Mar pudiera retomar el tema, repentinamente la gitana se levantó de su lugar, decidida a salir del aula. La Rinaldi la miró con sorpresa, estirando una mano hacia ella, como si intentara retenerla.
—¡Esperá, Miki, vení! —pidió con un tono entre ruego y reproche—. ¡Dale, que nos acabamos de amigar!
Pero ya era tarde, Miki caminaba por el pasillo, alejándose del aula. Con pasos acelerados, en busca de una explicación.
