PROLOGO

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Había pasado un siglo desde la fundación de Tokio de Cristal pero las chicas se habían encontrado con mucha resistencia; las rebeliones se hicieron presentes casi inmediatamente, algunos países estaban renuentes a aceptar el nuevo régimen mundial y como cereza del pastel los últimos años se sumaban algunos fenómenos naturales bastante agresivos en varias regiones del mundo que las tenían en constante actividad y agotadas.

De todos los problemas este último era los que les causaba mayor preocupación puesto que al ser naturales no tenían modo de frenarlos, solo podían asistir a la población mundial. Volcanes que llevan inactivos siglos comenzaron a hacer erupción, comenzaron a presentarse tsunamis en varias ciudades costeras, las tormentas comenzaban a azotar otras y diario se presentaba al menos un deslave. Definitivamente no era la utopía que habían imaginado.

Las cosas fueron empeorando cuando Mamoru comenzó a enfermarse; la actividad constante de la Tierra le estaba causando una especie de agotamiento hasta el punto de postrarlo en cama, su energía se había disminuido considerablemente y no podía reponerse ni con la ayuda del cristal dorado ni el cristal de plata.

Una tarde apareció Helios al sentir la debilidad de su Rey – Me temo que lo mejor será llevarlo a Elysion, si se queda más tiempo aquí es probable que muera – Ante esas palabras Serenity se cubrió la boca con la mano en sorpresa.

- Helios ¿Tu sabes a que se debe la enfermedad del Rey? – Pregunto Sailor Mercury - ¿Crees que tenga algo que ver con los fenómenos naturales que han estado azotando al planeta?

- Es cierto que el Rey está conectado íntimamente con el planeta, pero esto es como si el propio planeta lo estuviera agrediendo – Menciono el joven sacerdote

- ¡Genial! – Grito exasperada Júpiter - ¿Cómo se supone que protejamos al planeta de sí mismo?

El joven cerro los ojos y un aura dorada salió de él y del cuerpo del Rey, un momento después esos halos se unieron y formaron 4 figuras: un ave, un tigre, un dragón y una tortuga y de la misma forma en que aparecieron se diluyeron.

- Me temo que esto es un problema grave – Finalmente dijo Helios con algo de preocupación en su voz – Las bestias sagradas se han liberado, es por eso que están ocurriendo todos estos fenómenos; el subconsciente del Rey ha estado intentando frenarlos y eso lo ha agotado hasta dejarlo en esta situación.

- ¿Bestias sagradas? – Preguntaron todas al unísono

- Así es, alguna vez leí que en la Tierra existían 4 bestias sagradas, cada una de ellas estaban en un punto cardinal de la Tierra y poseían el control sobre algún elemento, debido a su naturaleza eran implacables y no podían regular sus poderes sumiendo la Tierra en grandes desastres naturales, solo lograron detenerlos cuando fueron sellados dentro de cuerpos humanos.

- Bien, si solo es eso entonces creo que podríamos sellarlos en nosotras ¿Sabes cómo localizarlos? – Pregunto Sailor Venus

- No es tan fácil, no cualquiera puede ser contenedor de esas bestias. Los contenedores deben estar ligados al planeta, son jóvenes predestinados. Según la leyenda fueron cuatro jóvenes que fungían como los pilares de la Tierra, sus nombres eran: Tamonten del Norte, Jikokuten del Este, Zochoten del Sur y por último Komokuten del Oeste; después de eso se les conocieron como Shitennou; cada uno de ellos pudo asumir y regular el poder de la bestia que tenían en su interior. Tengo entendido que algunos descendientes de esos jóvenes nacían con esos poderes en su interior, con el tiempo estos se volvieron guardianes y protectores del Rey de la Tierra, incluso existieron durante el Reino Dorado y eran los cuatro guardianes del Príncipe Endymion.

- Nuestros recuerdos de esa época son muy pocos y los que tenemos son difusos, en realidad no los recuerdo – Le respondió Mars – Incluso Venus que es quien más recordaba de esa vida ahora parece haberlos olvidado – Venus asintió ante esa afirmación

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