✧── 𝑳𝒂𝒔 𝑩𝒆𝒄𝒂𝒔 ──✧

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—Voy a dar una serie de becas a jóvenes artistas con proyectos únicos— anunció Delfina en su live —¡Mecenazgo! Si sos músico, actor o artista digital, este es tu momento

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—Voy a dar una serie de becas a jóvenes artistas con proyectos únicos— anunció Delfina en su live —¡Mecenazgo! Si sos músico, actor o artista digital, este es tu momento. Voy a seleccionar los mejores proyectos, los más creativos. Todos van a vivir y laburar conmigo desde mi casa por un tiempo. No pierdas tiempo, venite al Hangar Soho si creés que una de esas becas es tuya. Acá están las bases, ¡te espero!

Olivia, que estaba viendo el live desde su casa, se levantó emocionada para pedirle permiso a sus viejos.

—Mamá, te quería preguntar algo...

—Ahora no, Olivia, estoy ocupada. Andá con tu papá —le contestó su madre sin apartar la vista de su computadora.

—Está bien...

Resignada, Olivia fue a la oficina de su papá, pero su hermana Marcela la frenó antes de que llegara.

—¿Qué querés, Olivia? Papá no puede hablar ahora.

—Claro, con vos sí, porque sos la preferida, ¿no?

—Obvio. Y también porque sigue furioso por el robo y tu fiesta ridícula.

—Fue la mejor fiesta, ¡salió hasta en los diarios! —defendió Olivia.

—Sí, y gracias a eso casi arruinás nuestra imagen. Te recuerdo que nos robaron dos millones ese día.

—Ya recuperamos esos dos millón y más, Marcela, así que relájate pasado es pasado.

—No sé cómo podés ser tan despreocupada, pero te lo aseguro, si te morís mañana, a nadie le va a importar —le dijo cruelmente.

—A la abuela sí.

—Mejor callate y andate a tu pieza o andá con Daisy. A nadie acá le importa lo que hagas, Olivia.

—Tenés razón, me voy con Daisy —dijo dándose la vuelta.

—Entonces, andate ya.

Olivia giró sobre sus talones y se fue directo al Hangar Soho para hacer fila y presentar su propuesta ante Delfina. Después de un rato, por fin llegó su turno.

—Soy Olivia, tengo dieciséis años. Me encanta el cine, cantar, sobre todo rap, bailar, y soy gamer también. Tengo todo lo que se necesita para estar acá, y si me aceptan, les prometo que no se van a arrepentir.

—Gracias, Olivia. El siguiente, por favor.

—Claro... —murmuró Olivia.

Después de su audición, Olivia fue a la habitación de su mejor amiga, Daisy.

—¡Liv! —exclamó Daisy al verla —Te vi en el live, ¡no pensé que ibas a participar!

—Daisy, me conocés, era obvio que iba a intentarlo.

—¿Tus padres ya saben? —pregunto.

—Ni me dejaron contarles, pero no digas nada es mejor así.

—¿Y tu hermana no va a decir nada? Digo supongo que se va a enterar.

—No soy Marcela, Daisy. No soy la cara bonita que quieren para las revistas. Además, poca gente me conoce. A veces eso es una bendición.

—Esperemos que quedes, igual que yo.

—¿Vos también te anotaste? —preguntó Sorprendida.

—Sí, pero no le digas nada a mi tía. Quiero que sea una sorpresa.

—Prometido —le dijo Olivia, sonriendo.

—¿Te querés quedar a cenar? Ada va a hacer pasta.

—¡Obvio! Jamás rechazaría la comida de Ada. Se merece una estrella Michelín.

—que bueno que a la señorita le gusta mi comida —dijo Ada entrando a la habitación.

—pues claro Ada, tu comida desde siempre es la mejor que he probado.

—me alegra Olivia, vamos las dos que no quiero que se enfríe la Comida.

—ya vamos —respondió Daysi.

Después de comer, ambas recibieron una notificación en sus teléfonos, era del Hangar Soho.

—¡Entré! —gritó emocionada Daisy.

—¡Yo también! —exclamó Olivia.

—¿Qué vas a hacer? —preguntó Daisy, curiosa.

—Lo de siempre, cantar y bailar.

—¿Vas a bailar algo de Just Dance? —bromeó Daysi.

—Ja, ja, muy graciosa, princesa. Eso ya fue, amiga. ¿Y vos qué vas a hacer?

—Lo mismo, pero disfrazada. Si mi tía me ve, me mata. Y no quiero que eso pase antes de que me vean cantar.

—Lo harás excelente. Creo que tengo unas pelucas de la fiesta del año pasado.

—La mejor fiesta en la que estuve.

—Y la única, porque tu tía no te deja salir sin los guardaespaldas.

—Es por mi seguridad. Pero sí, vamos por las pelucas.

Ambas se dirigieron a la casa de Olivia, donde se encontraron con Marcela.

—Hola, Daisy. ¿Cómo estás? —preguntó Marcela con su tono educado.

—Todo bien, Marcela. ¿Y vos? —respondió Daisy, solo por cortesía.

—Bien, gracias. ¿Querés tomar un té o un café?

—No, gracias. Ahora estoy ocupada con Olivia. Quizás otro día —rechazó Daisy amablemente —¿Vamos? —dijo Daisy, mirando a Olivia.

—Claro, las pelucas están en mi cuarto  —respondió Olivia.

Las dos subieron y Olivia fue directo a su clóset, buscando las pelucas.

—Acá están. ¿Necesitás algo más?

—No, con esto me alcanza. Mientras mi tía no me reconozca, estamos bien.

—Suerte con eso.

—Por cierto, tu hermana sigue siendo insoportable. Siempre quiere que haga cosas con ella a la fuerza.

—Es Marcela siendo Marcela. Ignorala, va a seguir insistiendo hasta que le des bola, créeme.

—¿Tus papás ya saben sobre…?

—No, y mejor que no lo sepan. Se van de viaje a Europa pronto, y como siempre, yo no voy. Pero voy a usar ese tiempo para terminar todo, y así mi abuela va a poder recuperar su puesto dejando mál a mi padre.

—Ya sabés que si necesitás ayuda, contá conmigo. Para eso somos mejores amigas.

—Gracias, Daisy.

—Voy a preparar mi presentación. ¡Suerte!

—Vos necesitás el doble de suerte, pero gracias.

—Nos vemos —se despidió Daisy.

—Chau...

—Chau

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𝗦𝗼 𝗛𝗶𝗴𝗵 𝗦𝗰𝗵𝗼𝗼𝗹 | 𝑀𝑎𝑟𝑔𝑎𝑟𝑖𝑡𝑎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora