"El juego del corazón"

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De regreso a casa de Aitana, las luces de la ciudad parpadeaban en la distancia mientras las dos amigas se preparaban para una noche tranquila. Gala estaba sentada en el sofá, revisando las fotos de la infancia de Aitana. El ambiente era relajado, pero había una tensión subyacente, una mezcla de emociones no dichas y miradas que duraban un segundo más de lo necesario.

"¿Quieres un té?" preguntó Aitana desde la cocina, tratando de mantener la calma.

"Sí, por favor," respondió Gala, sonriendo mientras examinaba una foto especialmente divertida.

Aitana regresó con dos tazas de té y se sentó junto a Gala. "¿Te estás divirtiendo con mis fotos vergonzosas?" bromeó Aitana, tratando de romper el hielo.

"¡Son adorables! No puedo creer que llevaras esto," respondió Gala entre risas, mostrando una foto de Aitana con un disfraz ridículo.

Ambas comenzaron a reír juntas, y la tensión inicial comenzó a disiparse. Sin embargo, después de unos minutos de silencio cómodo, Gala se giró hacia Aitana con una expresión seria.

"Aitana, tengo algo que decirte," comenzó Gala, su voz temblando ligeramente.

"¿Qué pasa?" Aitana la miró con preocupación, su corazón acelerándose.

"Lo que hiciste por mí hoy... lo que siempre haces por mí... No sé cómo agradecerte. Eres increíble," dijo Gala, sus ojos encontrándose con los de Aitana.

"Siempre estaré aquí para ti, Gala. Tú eres importante para mí," respondió Aitana, acercándose un poco más.

"Y tú para mí, Aitana. Más de lo que crees," añadió Gala, su voz apenas un susurro.

El silencio que siguió fue denso, lleno de expectativas y sentimientos no expresados. Finalmente, Aitana rompió el silencio.

"Gala, hay algo que he querido decirte desde hace mucho tiempo," dijo Aitana, su voz firme pero suave. "Me importas mucho más que como una amiga."

Gala la miró con sorpresa y alivio. "Aitana, yo también siento lo mismo. He tenido miedo de decirlo, pero no puedo seguir ocultándolo."

Las dos se quedaron mirándose, procesando la confesión mutua. Aitana se inclinó lentamente, pero Gala apartó la cabeza en el último segundo.

"No puedo, Aitana. Lo siento, pero aún no estoy lista," dijo Gala, con los ojos llenos de lágrimas. Aitana se quedó congelada, su corazón roto.

"Entiendo, Gala. Me duele, pero respeto tu decisión," dijo Aitana, sintiendo un nudo en la garganta.

Los días pasaron y aunque seguían siendo amigas cercanas, la tensión entre ellas era palpable. Aitana seguía insistiendo con pequeños gestos, demostrando su amor a través de acciones más que palabras. Gala, aunque agradecida, aún no estaba lista para dar el siguiente paso.

Una noche, después de un entrenamiento especialmente agotador, Aitana decidió que ya no podía esperar más. Invitaría a Gala a cenar y trataría de aclarar sus sentimientos de una vez por todas.

"Aitana, esto ha sido increíble," dijo Gala mientras se acomodaban en el sofá después de la cena.

"Gala, hay algo que necesito decirte," comenzó Aitana, su voz temblando ligeramente. "He sido paciente, te he dado espacio, pero ya no puedo seguir ocultando lo que siento. Te quiero, y quiero estar contigo de una manera que va más allá de la amistad."

Gala la miró, su corazón latiendo con fuerza. Las palabras de Aitana resonaron en su mente y, por primera vez, se permitió sentir completamente lo que había estado reprimiendo.

"Aitana..." comenzó Gala, pero Aitana la interrumpió.

"No tienes que decir nada si no estás lista. Solo quería que lo supieras," dijo Aitana, sus ojos llenos de esperanza.

Gala se inclinó y la besó, con más pasión que nunca antes. Este beso no era solo una respuesta, era una promesa de intentarlo, de dar una oportunidad a lo que tenían.

La noche continuó y, finalmente, pasaron más cosas que solo palabras y besos. En la intimidad de la noche, compartieron momentos que fortalecerían su relación y confirmarían sus sentimientos.

Al día siguiente, mientras tomaban el desayuno juntas, Aitana no pudo evitar sonreír. "¿Te das cuenta de lo increíble que ha sido todo esto?" preguntó, su voz llena de alegría.

Gala asintió, sus ojos brillando de felicidad. "Sí, y no quiero que termine. Quiero seguir adelante, contigo."

"Entonces, vamos a hacerlo," respondió Aitana, tomando la mano de Gala. "Juntas, podemos con todo."

La relación de Aitana y Gala floreció, y aunque encontraron desafíos en el camino, su amor y amistad las mantuvieron fuertes. Se convirtieron en un ejemplo de que, a veces, los mejores amores nacen de las mejores amistades, y que la persistencia y el valor de ser honestos siempre valen la pena.

Aitana y Gala disfrutaron de muchos momentos juntas: escapadas de fin de semana, tardes de cine, y días de entrenamiento que se convertían en noches de confidencias. Aitana no dejaba de sorprender a Gala con detalles y gestos cariñosos, y Gala correspondía con su sonrisa y su presencia constante.

Una noche, decidieron ir a una fiesta de disfraces organizada por una de sus amigas en común. Aitana iba disfrazada de pirata, y Gala optó por un elegante disfraz de época. Al llegar, fueron recibidas con entusiasmo por sus amigos, pero no pasó mucho tiempo antes de que se apartaran del bullicio para buscar un rincón más tranquilo donde hablar.

"Estás increíble con ese disfraz," susurró Aitana, pasando suavemente una mano por la cintura de Gala.

"Tú también, capitana," respondió Gala con una sonrisa coqueta.

La fiesta continuó, y entre risas y conversaciones, ambos corazones se llenaron de felicidad. Pero la verdadera sorpresa llegó cuando la música disminuyó y Cata, la anfitriona, se acercó con un micrófono en la mano.

"Quiero hacer un brindis especial por dos personas maravillosas que han demostrado que el amor verdadero siempre encuentra el camino. Aitana y Gala, sois una inspiración para todos con su relación. ¡Por muchos más momentos felices juntas!" exclamó Cata, levantando su copa.

Los aplausos y vítores llenaron la sala mientras Aitana y Gala se abrazaban. Esa noche, mientras volvían a casa, sabían que no importaban los obstáculos que pudieran enfrentar. Pero, ¿de verdad sería así? ¿Qué pasaría cuando la prensa se enterara?

My tears ricochetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora