Arrow ha logrado quemar el bosque en el que todo su clan se estaba escondiendo en la isla Mele-Mele. No tuvo tiempo de asegurarse si habían quedado todos dentro. Solo sabía que su padre estaba muerto, y con ello todo obstáculo que le impidiera escapar de Alola. Debido a su ala rota gracias al plan que había armado, tuvo que correr hasta la ciudad que conectaba con el bosque, con el fin de esconderse y esperar el primer barco que le lleve fuera de la isla.
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Estaba corriendo bajo la lluvia. Mis pisadas haciendo eco en los pocos edificios que había en esa zona. Callejón tras callejón sin rumbo donde ir, ni donde volver. Intenté emprender el vuelo para alejarme más fácil, pero solo terminé cayendo de cara al suelo. Pequeños sollozos se escuchaban de mi parte. Las lágrimas se confundían con la lluvia llena de cenizas que lloraba conmigo.
Intenté recomponerme, pero mi cabeza comenzó a doler. Un dolor constante y punzante. Comparable a ser atornillado directamente en la piel. Un pitido fuerte que buscaba explotar mis tímpanos. Por un momento pensé que la cabeza me iba a explotar, hasta que noté a alguien en frente de mí. El dolor no se fue, pero el sonido se había ido. De la nada hubo algo de tranquilidad.
—"Pero mira quien tenemos aquí. Parece que hiciste un gran espectáculo, e incluso saliste ileso." Expresó antes de colocar una pata en mi ala rota, asegurándose de presionar con fuerza. Tuve que morder mi capucha para evitar gritar de dolor. —"Bueno, casi ileso~"
—"Este n-no es momento... ¡De tus brom—!" La figura en frente, el Persian, volvió a presionar fuerte con su pata. Terminé arrancando gran parte de mi capucha intentando aguantar el dolor.
—"Siempre hay algo de tiempo para las risas. Más con esta magnífica vista, mira lo grandes que son esas llamas. ¡Ni siquiera el volcán en la isla Akala podría soportar tanto!"
—"¿T-Tanto te gusta? Puedes ir y unirte a ellos... Me voy de aquí..." En la primera oportunidad que liberó mi ala rápidamente me levanté intentando seguir.
En consecuencia, solo recibí un zarpazo en la espalda. Rápidamente tirándome al suelo de nuevo. Intenté levantarme, solo para darme cuenta del dolor en la base de mi ala en buen estado. Intentó asegurarse de que no pudiera escapar volando
—"¿¡QU-QUÉ QUIERES DE MÍ!? ¡Hice todo lo que querías! Todos tus pútridos trabajos... Ya te ayudé, tú me ayudaste... Simplemente déjame ir..."
—"¿Hiciste todo lo que te pedí? ¿De qué estás hablando?" Hablaba con risa en su voz. "Tú nunca hiciste nada de lo que te pedí. Nunca te pedí que recogieras aquellos recursos. Ni que te deshicieras de esos Pokémon. Tampoco que prendieras en llamas todo el lugar. En ningún momento te pedí algo, en realidad."
—"¿N-Nunca lo hiciste...? Deja tus putos juegos... Siempre me encontrabas... Y me pedías algo nuevo."
—"¿De verdad lo hacía? ¿Estás completamente seguro de ello?"
La sombra del Persian comenzaba a hacerse más y más grande. La luz de las llamas a la lejanía y la luz de Lunala iluminando el cielo no podían crear tal ilusión. Pero, aun así, su sombra se extendió hasta conectarse con la mía. El dolor se incrementó. Mi cabeza me estaba matando y el sonido volvió más intenso. Solo quedaba gritar ante tal agonía.
Más dolor. El Persian con una sonrisa burlona comenzaba a caminar alrededor. Un cazador jugando con su presa. ¿Eso era para él acaso? ¿Un juego del gato y el ratón?
Más pisadas aparecieron. Dos pisadas al mismo tiempo. Luego cuatro. Ahora son seis. Eran cuatro Persian caminando alrededor mío, todos de la misma apariencia, el mismo brillo en sus ojos, la misma sonrisa burlona y depravada.
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Bitacora de un explorador
Hayran KurguUna serie de libros fueron encontrados en las ruinas de una pequeña antigua ciudad de Decidueye que hoy en día se encuentran extintos. Estos relatan la historia de un Pokémon, desde su inicio hasta el final. 40 años de escritura. Los relatos esconde...