Capitulo 1

118 35 31
                                    

Me removí en la cama tratando de aparentar que estaba dormida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me removí en la cama tratando de aparentar que estaba dormida. El mundo ya no era como lo conocía. El apocalipsis estaba presente de una manera inimaginable. —¡Gen!—me llamaba mi tutora. —Es hora de levantarse. —Insistió.

No quería hacerlo. No quería afrontarlo. No quería levantarme de la cama. —¡Gen! — Llamó nuevamente. Me senté en la mesa, fingiendo una sonrisa. —Debes levantarte más temprano; una carguera se levanta temprano y con una buena actitud. Sé que esa sonrisa es falsa.

Ser una carguera era el sueño de prácticamente todas las chicas. Las cargueras podían ser tanto hombres como mujeres. Poseían un poder sobrenatural, el cual les daba vida a armas, máquinas, dominios e incluso curaba enfermedades. En un mundo apocalíptico, ya imaginarán el valor que tenían.

—Debes ir al mercado a hacer las compras de la semana. Asegúrate de traer todas las cosas que están en la lista. —dijo alcanzándome la mencionada.

Llevé mis cortos cabellos hacia atrás de mis orejas. Me preparé para el día. En cierto punto no me gustaba mi cabello. No encontraba una forma de peinarme.

—Bienvenido, Sian. —Saludó mi tutora en la entrada de nuestra pequeña casa. Salí del baño con una sonrisa para tomar la canasta y despedirme de mi tutora.

Observaba las cosas a mi alrededor. Llevaba la canasta con las pocas cosas que podía comprar para la semana. En cambio, Sian podría comprar todo el mercado si así lo quisiese. El cabello de Sian era precioso, poseía unos churcos definidos de color negro.

—¿Por qué tanto silencio? —dijo de manera divertida mientras llevaba sus manos en los bolsillos. —¿Te peleaste con tu cabello otra vez?

—No es nada. —Sonreí. —No le encuentro forma, no es liso, pero tampoco churco. —Me limité a responder.

—¿Llevas todas las compras? —preguntó, observando la canasta en mis manos. 

—Sí. — respondí.

A lo lejos un grupo de personas pasaba corriendo. Eran los protectores y sus cargueras. —Es mejor volver. —dije, preocupada.

—Vamos a ver. Pronto, con la nueva administración, todo esto cambiará. Dame la canasta, te ayudaré a llevarla. —dijo Sian con una sonrisa.

Le alcancé la canasta, para regresar a mi casa. Caminábamos despacio, sin prisa alguna. El silencio entre nosotros no era un problema. Al llegar, Sian dejó las compras en la mesa. —Volvieron muy rápido, ¿Cómo les fue? —preguntó mi tutora.

—Posiblemente, se acerque una bestia de categoría A. Probablemente sea pequeña. — dijo Sian sin emoción alguna. —La gente estaba alarmada. —dijo como si nada. 

—¿Vieron a los protectores? — preguntó curiosa.

—¡Sí! Y a sus cargueras. No puedo esperar para tener la mía. — dijo con una risita.

—Seguro tendrás a la mejor de ellas. —Dijo mi tutora. 

Sian me miró sonriendo. —¿Puedo llevar a Gen por un helado?

—No veo el porqué, no. Tengan cuidado. No regresen muy tarde, recuerden que mañana hay clases y deben descansar bien. Sobre todo, tu Gen.

—No se preocupe, señora, iremos a almorzar y luego, por el helado, prometo traer a Gen antes de que caiga el sol.

Mi tutora sonrió, pero sus ojos se posaban en mí. Baje la cabeza disimuladamente para agarrar del brazo a Sian. —Vámonos ya. —dije a lo que Sian abanico su mano. Caminamos juntos de regreso.

Iríamos al mismo restaurante de siempre, pero no lo podía negar, la comida era estupenda. Tomamos el transporte público de aquel lugar, trenes que se movían con energía. —Estoy cansado de andar en tren. —mencionó frustrado. —Ten un poco más de paciencia. —Me limité a responder.

—Al menos estas conmigo. – reí. —Siempre estaré contigo.

Nos conocíamos de pequeños, se podría decir. Llegada a la estación, nos dijimos al restaurante, sería una bonita tarde para mi gusto. No me gustaba estar mucho tiempo en casa con mi tutora. Tampoco me gustaba ir a clase para ser una carguera. Deseaba que esa tarde fuera eterna. Deseaba estar en un bucle donde solo fuéramos Sian y yo.  

Gracias por leer ☁️

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Gracias por leer ☁️

LienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora