Capitulo 6

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Era una tarde soleada de viernes, Sian y yo habíamos terminado las actividades del instituto. Teníamos el fin de semana libre. Ansiosa lo esperaba sentada en un banco cerca al parque donde solíamos ir de vez en cuando.

El sol brillaba y el viento fresco me golpeaba la cara mientras esperaba. Sian no tardo en llegar dándome su mano para que me pusiera de pie. Caminamos deteniéndonos en un mirador y admirando la vista de la ciudad.

—¿Quieres escaparte esta tarde conmigo? —Pronuncio con una sonrisa maliciosa. Sonreí ante su comentario para luego estallar en una carcajada. —Interesante. —Me limite a responder. Después del paseo, nos dirigimos a la heladería favorita de Sian. Nos sentamos en la terraza y disfrutamos de la merienda mientras escuchaba a Sian hablar sobre sus planes para su celebración como "Guerrero".

En el transcurso de la tarde un grupo de amigos invitó a Sian a jugar un partido de fútbol en el campo cercano. Me senté en la gradería para verle jugar uno de esos partidos "amistosos" una de las cosas mas impresionantes de Sian era su ego.

No podía negar el echo de sentirme un poco insegura allí. Habían varias chicas apoyando a los jugadores. Me sentía ¿Menos? ¿Ese era mi pensamiento? ¿Pensamiento de insuficiencia? Después del juego, decidimos ir a la casa de Sian. Su casa era muy grande. Estaba ubicada en una de las mejores zonas de la ciudad. Su madre no solía estar y su hermana era una de las "mejores cargueras" así que su tiempo estaba ocupado. Eran muy pocas las palabras que cruzábamos.

—Tomaré un baño rápido ¿Puedes preparar los refrescos?

—Claro.

Sonrío de manera juguetona mientras se dirigía al baño. Yo le dirigí a la cocina para preparar los refrescos de limón.

Después de que Sian tomará su ducha. Subimos al techo de la casa para ver la puesta de sol. Nos sentamos en la azotea con los refrescos contemplando el cielo que se tornaba rosa y naranja.

—Haces los mejores refrescos. —Menciono mirando el cielo. El amaba ver los atardeceres y más cuando estos se tornaban con un ligero color morado.

—Me siento muy cansado. —Le miré. —¿Físicamente? —La pregunta parecía obvia pero Sian solía sentirme cansado mentalmente.

—Sí. Hoy yo te haré de cenar. —Dijo esto último con emoción. Se levanto dándome su mano nuevamente. La cual, tome.

Finalmente, Sian cocinaba la cena mientras presumía de sus habilidades gastronómicas, pasta con salsa de tomate y queso.

—¿Quieres tomar una ducha antes de comer? —pregunto sin dejar de mirar la salsa de tomate.

—Claro. —Amablemente me alcanzó unas toallas. Un pantalón de pijama de su hermana y una camisa de él. —Los productos de mi hermana están en el baño.

Después de la cena, decidimos acostarnos podía percibir el dolor de Sian. Era una habilidad de carguera. —¿Te duele mucho? —Pregunte preocupada.

—Me duele la espalda eso es todo. Ahora que lo pienso. Escuche que una carguera es capaz de aliviar el dolor de su guerrero con energía. Percibiste mi dolor así que...

Comprendí que era lo que quería. Deseaba que usará mi energía. —No. —Dije seria. Se acostó haciéndose el dramático. —Me duele. Me voy a morir. Y será tu responsabilidad. La conciencia no te dejará en paz.

Reí ante sus dramas. Frote mis manos con delicadeza. El solo observaba mis manos cuidadosamente, poco a poco se iban envolviendo en una energía azul un poco más oscuro que el celeste que se formaba en mi energía. —Déjame ver tu espalda. —

Embobado se levanto la camisa para acomodarse boca abajo. Coloque mis manos con cuidado sin tocar su piel para descender por toda su columna vertebral.

Era una de las pocas que podía hacer bien. Al terminar volví a frotar mis manos apagando aquella energía. —Listo.

Me acosté a su lado. —Genial. —Dijo para abrazarme y quedarse dormido. Me incorpore. —Descansa. —Dije para observar mis manos las cuales estaban rojas y me ardían ligeramente.

Era el precio por no saber controlar mi energía. Aquella tristeza había vuelto. No era la primera vez que me quedaba con Sian. Volví a mirara mis manos, el tono rojo había bajado. Me incorpore un poco más hacia Sian para cerrar mis ojos. Me sentía protegida a su lado.

—Gen. —Dijo entre dormido. Ignore su llamado para observar su habitación. Era tan diferente a la mía.

Era lujosa. Su habitación quedaba clara con una luz artificial noche. —Gen. —Insistió. Le abrace. —Prometo llevarte mañana a varios lugares.

—Esta bien Sian. Te haz esforzado mucho. Descansa. —Sentí como había bajado la tensión de su agarre. —Gracias Gen.

¿Por que me agradeces? Si soy yo la que te tiene que agradecer.

La felicidad no dura para siempre ¿verdad?

Vamos... Solo déjame estar incorporada a tu lado cinco minutos más.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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