Capitulo 11

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Abrí los ojos con cierta molestia efecto de las lágrimas

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Abrí los ojos con cierta molestia efecto de las lágrimas. Quería que todo fuese un sueño pero la cruda realidad no dejaba de sorprenderme.

—¡Despertaste! ¡Genial! Soy Erick. Te encontré tirada fuera de la ciudad. Me debes la vida. —Dijo un muchacho de cabellos castaños.

—Quería morir. —íbamos en movimiento así que me incorpore en la carreta.

—Tan joven y pensando en la muerte.

No lograba ver que era lo que tiraba de la carreta pero no parecía un animal común. —Te dejaré en las comunidades. —Era un caballo completamente negro, estaba con un aura oscura parecía una bestia. Mi piel se erizo significativamente.

—En efecto ya llegamos. —Dijo aquel joven. Era una comunidad con casas como la mía de bajo nivel. —Pregunta por Malena.

Me baje de la carreta tambaleante. —¿Vestido de fiesta? ¿Eres de la alta sociedad? Déjame adivinar eres una carguera.

—No. — camine hacia las casas.

—Lo vi en tu tobillo. Debiste hacer algo muy malo para que te expulsaran de ese lugar. ¿Qué hiciste? ¿Usaste tu energía para crear un arma prohibida? ¿Traicionaste a tu guerrero?

—¡Ya cállate! —dije sin mirar atrás.

—Te hago un favor y te salgo a deber. —me arrojo una piedra pequeña para fastidiarme. A lo lejos una mujer de rasgos físicos parecidos a mi tutora me miraba. —¿Michel? —me detuve. Corrió hacia mi para abrazarme.

—No. Me llamo...

—Gen. —Termino la frase. —Soy Malena hermana de Maye. Como no reconocerte si eres la misma proyección de tu padre Michel.

—No... creo que me esta confundiendo mi madre dijo que mi tía Malena estaba en otro distrito.

—Esa bruja siempre con sus mentiras. Gen ¿Por que estas aquí? ¿Por que estas así de sucia? ¡Tengo que regresarte a la ciudad!. Tu guerrero debe estar buscándote es Sian ¿No?

Rompí en llanto. —Mi madre me desterró de la ciudad y Sian no es mi guerrero. — cubrió su boca con sus manos sorprendida, era curioso que ambas fueran muy parecidas entre sí. Su cabellera rizada roja era lo que las diferenciaba, la de mi madre era negra.

—Eso explica pero ¿Como? Ella alardeaba de que el sería tu guerrero.

—No podemos obligar a las personas hacer algo que no quieren. —Llevo su vista a mi brazo.

—¡No puede ser! ¡¿Te inyecto?! Ella me dijo que era para la zona de médicos.

—¿Aún hablas con ella? —suspiro.

—Ella me busca cuando necesita algún favor. No te preocupes no le diré que estas conmigo. Ven vamos adentro para que te puedas cambiar.

Las personas de los alrededores me miraban con odio entramos a una de las casas. Estaba muy bien acondicionada. Después de un baño mi mente estaba más despejada. Me presto una camisa y una sudadera. —Es un hermoso vestido. — Dijo mientras lo extendía para que se secara, ignore su comentario para perderme en mis pensamientos. —Debes tener hambre.

—Aquí tienes es sopa. —menciono poniendo el plato en la mesa. —Zanahorias y unas cuantas verduras.

Tome la sopa despacito. —Dime ¿Qué deseas hacer? —negué.

—No lo se. No pensé que hubiera una comunidad con personas.

—También hay institutos y otras cosas tan normales como en la ciudad. Acá estamos las personas que no encontramos nuestro lugar allá. Las bestias no son personas. Son la energía corrompida que emana su corazón. Por cierto soy la líder de aquí. Por eso Erick te trajo directamente a mi sin pensarlo.

Guarde silencio. —Eres una carguera. Te buscaré un guerrero que desee tu compañía. Podría inscribirte al instituto.

—El dinero... —mencione a lo que sonrío.

—No es problema. Solo no comentes abiertamente que vienes de la ciudad y que estuviste en el Collie. No provoques a nadie. La energía corrompida no tiene control.

—Entiendo. Se que no puedo quedarme sin hacer nada pero ¿puedo hacer otra cosa? — suspiro.

—No puedo dejar que tu poder se quede en vano. Estudiaste tanto para ello. Puedes ayudarme en el cultivo de verduras pero iras al instituto como tu tía te lo ordeno.

—No puedo darle forma a la bola de energía. —evitaba su mirada.

—No pasa nada a lo mejor aprendes aquí. Estoy tan emocionada de tenerte aquí conmigo Gen. Ven dame un abrazo.

Extendió sus brazos, solo la mire un poco extrañada. —No me digas que Maye no te enseño abrazar. —Dijo con una sonrisa. Malena sonreía mucho para mí gusto. —Es una pena. —Se acercó a mí abrazándome fuerte.

—¿Qué le sucedió a mi padre? ¿Es verdad que murió? —Malena me soltó cuidadosamente para sentarse a mi frente.

—Michel. Él... Te contaré lo que sucedió cuando sea el momento pero te aseguro que el te amaba. Igual que Maye.

Con cuidado Malena corto la falda del vestido para que este quedara como una blusa y pudiera usarlo con la sudadera. Acondiciono un espacio para mi. Pues la casa tenía solo una habitación, acomodo las sábanas en el sillón.

—No es mucho pero haré todo lo posible para que estés cómoda. Mañana iremos por algo de ropa y hablaré con el profesor para que te reciba en su clase.

Sentí mis ojos nuevamente humedecidos. —Gen, no llores. Estoy aquí contigo. —Me abrazo nuevamente.

—No quiero ser una carguera. No soy una carguera. —Dije entre lágrimas.

—Calla cariño, eres una carguera. Lo eres. Yo te ayudare. —sé separo de mi. —Descansa. No te molestare más por hoy.  —Me sonrío transmitiéndome paz. 


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