Escocia

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La primera semana que Alexandra pasó en Escocia, en el majestuoso  Castillo de Balmoral, fue una mezcla de exploración, juegos y tranquilidad. La pequeña de tres años se encontraba rodeada por los hermosos paisajes escoceses y la grandeza de la residencia real, pero, como siempre, con un toque de nostalgia por la ausencia de su madre, **Diana**. Sin embargo, la pequeña princesa estaba bien cuidada, y su niñera, bajo la supervisión de la familia real, se encargaba de ella durante el día.

Alexandra disfrutaba de sus primeras aventuras en el castillo, caminando con curiosidad por los largos pasillos, siempre acompañada por su niñera, quien se aseguraba de que estuviera segura mientras exploraba el lugar. A menudo, la pequeña quería conocer cada rincón del castillo, como si fuera una gran ciudad de princesas, y mostraba una fascinación especial por las habitaciones llenas de historia y los jardines que rodeaban la propiedad. Aunque el castillo era impresionante, Alexandra se sentía más tranquila al tener cerca a su niñera y, de vez en cuando, a su familia.

Durante los días, pasaba tiempo jugando con sus primos, quienes también estaban disfrutando de las vacaciones. Las hermanas Eugenie yBeatrice de York (quienes estaban allí de visita), y la siempre animada Zara Tindall (quien ya había cumplido 16 años) se unían a las travesuras de la pequeña Alexandra  Las risas de los niños resonaban por los hermosos jardines de Balmoral mientras corrían entre las flores y saltaban por las praderas verdes. En esos momentos, la pequeña olvidaba la tristeza por la ausencia de su madre y disfrutaba al máximo.

Los momentos de calma llegaban durante las comidas, cuando la familia se reunía alrededor de la mesa. Alexandra compartía esos momentos con sus abuelos, el Príncipe Felipe y la Reina Isabel, quienes se mostraban cariñosos con la pequeña. Aunque Alexandra era aún muy joven, disfrutaba de la compañía de sus abuelos y de los tíos cercanos, como El Príncipe Eduardo que De vez en cuando, también estaban presentes otros miembros de la familia real, quienes se unían para compartir las comidas y la buena compañía.

Mientras tanto, los hermanos de Alexandra, William y Harry, se mantenían ocupados con sus propios juegos y actividades. Aunque ellos tenían más libertad y tiempo para disfrutar del paisaje y las actividades más grandes, siempre encontraban tiempo para jugar con su hermana pequeña. En las tardes, podían encontrarse corriendo por los jardines del castillo o simplemente paseando por el terreno con ella.

La atmósfera en Balmoral era tranquila y relajante, aunque siempre estaba marcada por el hecho de que Diana no estaba allí. Alexandra, a pesar de su corta edad, sentía la ausencia de su madre, pero la calidez de su familia real y las caricias de sus hermanos ayudaban a suavizar ese vacío. Cada día que pasaba en Escocia, la pequeña iba aprendiendo más sobre las costumbres de la familia real y las tradiciones del lugar, mientras se veía rodeada por la majestuosidad de la vida en Balmoral.

La primera semana pasó rápidamente entre risas, exploraciones y momentos familiares. Pero aunque la pequeña Alexandra comenzaba a sentirse cómoda en su nuevo entorno, había una parte de ella que siempre extrañaba la cercanía de su madre, Diana, a quien le enviaba pensamientos a través de los días soleados y las noches tranquilas.

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Era un día soleado en Balmoral, y el aire fresco de las Tierras Altas de Escocia llenaba el ambiente. Mientras los jardines del castillo brillaban con flores coloridas y el sonido de los pájaros cantando en la distancia, **Alexandra** no podía contener su emoción por salir al aire libre.

Sentada cerca de una ventana del castillo, miraba el vasto paisaje verde que se extendía ante ella, deseando correr por los prados, sentir el viento en su rostro y disfrutar del mundo que se desplegaba más allá de las paredes del castillo. La pequeña princesa, con su peluche de siempre en brazos, comenzó a gritar, reclamando su derecho a salir a jugar.

Alexandra's LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora