AMOR DE CINE

CAPITULO 1

Contigo no hay canciones tristes... - HUMBE

MALIKA

- Desearía vivir en Canadá.

- ¿Por qué en Canadá? Siempre supe que estabas algo retrasada Mali.

Mariel me mira con cara de: a esta ya se le quemo el cerebro, y no la culpo, con este calor tan insoportable ni quien este cuerdo.

- ¿Qué? ¿No te gustaría dormir con frio y despertar con frio? – Oh, ya me visualizo estando con los huesos ya ardiendo por el frio de una noche en mi habitación y saber que iré a dormir con 2 o más sabanas en la noche. Siii mi mayor sueño.

- Por supuesto que no, me gusta el clima de california. – Y la zafada era yo – Además, deberías ir desistiendo a ese deseo de ir allá, recuerda que eres alérgica al frio. Te morirías al momento en que bajes del avión.

- Claro que no – respondo con mala cara cuando me recuerda mi triste situación – Sabes que puedo llegar muy bien abrigada y comprar muchos aires acondicionados para mantenerme caliente.

Levanta ambas cejas al momento que termino la última oración. Escuchó en doble sentido eso ultimo. Sucia.

- Sabes a lo que me refiero.

- Debería bastarte el clima de fin de año, en diciembre hace bastante frio como para hacer cubos de hielo en el patio. Es más, ya ni al baño se puede ir porque la taza siempre esta fría.

- Si, pero no me basta, yo quiero vivir con frio los 12 meses del año, no solo a fin de año. Mira, es mitad de año, es de noche, andamos en short y top y aun asi estamos sudando como Barry.

- Barry suda como cerdo porque está en la cocina 24/7 – aclara con aburrimiento.

- Pero asi se siente ahora y eso que solo estamos caminando en el parque DE NOCHE. Si no fuera ilegal andar desnuda por las calles no tendría que lavar ropa hasta por un mes.

- Y si eso fuera legal. Estoy segura que no tendrías nada que mostrar – sonríe con burla mientras me repasa de arriba hacia abajo.

- Hey – la señalo lanzándole una mirada entrecerrada.

- Dile a Daniela que te acompañe, asi ya son dos chifladas. Por algo es tu mejor amiga.

Ruedo los ojos dando el tema por terminado. Mariel es tan seria para su edad, nadie creería que es la menor.
Hemos estado caminando por media hora y ya me han empezado a doler las rodillas y los pies. Uno ya no está para estos trotes. Le pido a mi hermana que paremos a descansar en una de las bancas del lugar.

- Oye, ¿Por qué no venimos en bicicleta? Me duelen mucho las rodillas. – confieso con una mueca de dolor.

- Que anciana eres – me mira con mala cara - te recuerdo que la de la idea de venir caminando aun sabiendo que el lugar nos quedaba lejos fue tuya.

¿Qué? ¿Cuándo dije tremenda estupidez?

El lugar está muy tranquilo, aunque un poco solitario y tenebroso, hay cierta probabilidad que un vagabundo salga tras un arbusto a pedirnos dinero... o algo más, quien sabe. A ojos cerrados le lanzo a mi hermana y me voy corriendo.

- Mamá quiere que la acompañemos a la iglesia, pero no sé qué ponerme. – declara Mari con la mirada puesta en el pasto y la posa en mi esperando una respuesta de mi parte.

- ¿Todos o solo nosotras dos? – me alarmo.

Changos. Yo tampoco tengo algo decente para la ocasión. Digo, no es como que me vistiera tan mal, pero para el lugar al que es la iglesia no tengo buenas prendas. Mamá siempre me ha dicho que me vista con vestidos al igual que Mariel, antes me cuelgo. A que estar usando eso.