"Definir la curiosidad es ciertamente incierto, o al menos eso es lo que podría decir en ese momento. Y es que la nostalgia es una trampa, un truco de la mente, algo que resulta imposible pasar por desapercibido. Justo después de haberte ido, mi mente reflexionó sobre ti, se mareó. ¿Por qué, si eras tan amable, estabas tan solo? ¿Por qué amar la soledad si puedes estar rodeado? Después de conocerte más a fondo aquella noche en la playa, comprendí tu punto de vista. Sentí que te entendía, que podía ser parte de tu mundo lleno de silencio."
Habíamos llegado casi al final del ocaso y entre una cosa y otra, el grupo optó por dejar las maletas en las habitaciones del hotel, era una completa pena porque en aquel momento mi cuerpo pedía a gritos una cama en dónde recostarme —¡Joven Ivan, venga! —exclamó una profesora, insistiendo en que saliera de la habitación.
Pero estaba cansado...estoy cansado
—Vamos, vamos, apurese — volvió a insistir, esta vez, dándome palmaditas en la espalda que ciertamente provocaron que me moviera, medio sonreí irritado y entonces salí, no de mala gana pero si ofuscado por el momento.
He de recordar que esa noche, además, me sentía melancólico y no sé exactamente el porqué, pero en cuanto salimos a la playa, que se admiraba oscura y apenas iluminada por la luna, parecía otro mundo bajo el cielo despejado y eso cambió por completo la presencia de las cosas. Las estrellas, que apenas se veían en la ciudad, aquí brillaban con fuerza, y el sonido de las olas rompían el silencio de la noche con un ritmo constante y reconfortante.
Quiero mencionarte, que la presencia es importante, muy importante. Till estaba a unos pasos frente a mí. Bueno, no exactamente eso... él estaba a la distancia o tal vez yo era el distante; yo no lo recuerdo, pero algo en el tacto de antes había despertado una rareza extrañísima que parecía no extinguirse. Intente acercarme pero me fue algo imposible porque cuando había apretado los puños y mi voz se había vuelto a preparar, ella ya se había acercado; la amable de Mizi, eso soslayo mis ganas de acercarme, así que, solo me limite a sentarme en lo más cercano a la fogata del lugar.
Alrededor de la fogata, en el trayecto del tiempo, el aire ya se llenaba del sonido de las risas y charlas dispersas, el grupo entero parecía unirse en el ruido. Intenté sumergirme en la conversación con algunos de mis compañeros, pero me fue casi imposible ¿por qué? no después de escuchar —¡PIRÁMIDE HUMANA, MUCHACHOS! — exaltó Hyuna, una compañera de clases, con ella nos llevábamos bien, era una relación cordial, aunque tampoco éramos tan cercanos. Por alguna razón, esto me hace reflexionar que tal vez yo también estaba algo solo.
Iván se dejó llevar por el ambiente, riendo mientras observaba el espectáculo improvisado y es que después de aquel estruendoso grito no pasó mucho tiempo antes de que varios intentarán formar la base, mientras otros subían torpemente, soltando carcajadas en el proceso, Ivan también rió, ciertamente por algo de instinto empezó a animarlos y es que después de todo era un adolescente, y los adolescentes suelen cometer errores, muchos errores. Y aunque la algarabía era tanta, sus ojos no eran ciegos apenas un segundo después, su mirada, como si fuera inevitable, volvió a buscar la figura de Till, no.... de Till y de Mizi, y es que ella sonreía y él la miraba de una forma que Iván no lograba definir, lo volvía imposible. Igual no después de un poco tiempo, una chica bajita de pelito negro se la llevo, tal igual como las olas del mar amenazaban los artilugios en la arena, eso tampoco lo entendio Ivan, porque la brusqueda o tal vez posesividad de la otra lo mareo, lo confundio. De todas formas Till volvía a estar solo y otra vez se coloco ese sonido sordo en el ambiente que es indescriptible no sentir ni percibir.
ESTÁS LEYENDO
Algo sobre nosotros.
FanficSchool AU Ivan siempre ha sido alguien práctico, con sus ideas claras, al menos en apariencia. Una tarde en especial, durante un viaje escolar cualquiera, cambiara su vida de una forma que no había previsto. Por que, seamos sinceros nadie reconoce e...