II

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Jungkook sabía que nadie prestaba atención a su apariencia en aquella casa solitaria, pero eso no le impedía pasar tiempo cada mañana eligiendo qué ponerse y arreglándose frente al espejo. Aunque Taehyung no parecía notarlo —y mucho menos apreciarlo—, él continuaba con su rutina, como un pequeño acto de rebeldía contra la monotonía y la soledad.

Cada día, seleccionaba cuidadosamente su ropa, peinaba su cabello y se miraba en el espejo, recordando los tiempos en los que su apariencia era admirada y celebrada. Se aferraba a esa sensación, como si con cada detalle pudiera mantener una pequeña parte de la vida que alguna vez tuvo.

Aquel día, eligió una camisa blanca de lino, ligera y un poco ajustada, y unos pantalones oscuros. Se miró en el espejo, suspirando, y salió de su habitación dispuesto a ignorar, una vez más, la frialdad de la casa y la indiferencia de Taehyung.

Cuando bajó al primer piso, encontró a Taehyung en el comedor, revisando unos papeles. Alzó la vista apenas unos segundos al notar su presencia y luego regresó su atención a los documentos. No dijo nada, pero Jungkook percibió un leve cambio en su expresión, apenas una sombra de reconocimiento.

—¿Vas a algún lado? —preguntó Taehyung, con un tono que Jungkook no supo interpretar, aunque tenía una pizca de sarcasmo.

—No, solo... quise arreglarme un poco —respondió Jungkook con un ligero tono de inseguridad, aunque manteniendo la cabeza en alto. No le daría el gusto de parecer afectado por la pregunta.

Taehyung dejó escapar un bufido y volvió a concentrarse en sus papeles. Para él, el esfuerzo de Jungkook parecía innecesario. No entendía por qué alguien gastaría tiempo y energía en arreglarse cuando no había nadie que lo fuera a ver.

—No necesitas impresionar a nadie aquí —comentó finalmente, con frialdad.

Jungkook se cruzó de brazos y se apoyó en el marco de la puerta, mirando a Taehyung con un toque de desafío en sus ojos oscuros.

—No lo hago por nadie —dijo Jungkook, un poco más seguro—. Lo hago por mí. Y si eso le molesta, no es mi problema.

Taehyung levantó una ceja, sorprendido de que Jungkook se atreviera a responderle así. Lo observó en silencio por un momento, con una mezcla de desconcierto y algo que parecía... ¿curiosidad?

—Entonces, no te quejes cuando alguien te vea y piense que eres solo un niño mimado —murmuró Taehyung, pero su tono no era tan hiriente como de costumbre. Al contrario, Jungkook percibió algo que parecía casi un desafío.

Sin decir más, Taehyung se levantó, dejó los papeles a un lado y salió hacia el campo. Jungkook observó cómo se iba, sintiendo una mezcla de frustración y, al mismo tiempo, una chispa de satisfacción. Quizás no había logrado acercarse a él, pero al menos había captado su atención, aunque fuera solo por un instante.

Con el pasar de los días, Jungkook siguió arreglándose, luciendo impecable cada vez que lo veía, incluso si Taehyung no parecía más que levantar una ceja. Sin embargo, en pequeños gestos y miradas furtivas, Jungkook notaba que Taehyung lo observaba con algo más que desdén.

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