XVI

35 4 0
                                    

Las semanas pasaban con la misma monotonía, y Jungkook comenzaba a notar que algo dentro de él se apagaba cada vez más. Cada día, los esfuerzos por cumplir con sus tareas se volvieron una rutina vacía, y la tristeza que sentía se profundizaba en su pecho, convirtiéndose en una constante que no podía ignorar. Empezó a obsesionarse con la idea de perfección, como si, al mejorar su aspecto, pudiera al menos recuperar una parte de sí mismo que había perdido.

Apenas comía. Las comidas, una vez reconfortantes, ahora le parecían un recordatorio de su situación y de todo lo que no podía controlar. Si alguien lo observaba, pretendía comer normalmente, pero a escondidas, tomaba porciones pequeñas, y las devolvía en cuanto se encontraba a solas. Sentía que, si lograba adelgazar lo suficiente, tal vez sería más digno, tal vez alguien lo vería. Tal vez incluso Taehyung le miraría de otra manera.

Una mañana, después de pasar la noche en vela en su pequeño cuarto, se miró en el espejo. Su rostro, aunque notablemente más delgado, reflejaba una palidez que lo hacía lucir desgastado. La piel alrededor de sus ojos estaba oscurecida, y las marcas del estrés y la deshidratación eran evidentes. Aún así, en su mente, había algo que no podía aceptar: no era suficiente. Necesitaba más.

Decidió que tal vez podía mejorar su aspecto si, al menos, conseguía algo de maquillaje y productos de cuidado de la piel. Tal vez entonces, con un poco de ayuda extra, podría ver algún cambio, algo que le devolviera la seguridad que tanto necesitaba. Con el estómago apretado, decidió ir a buscar a Taehyung. Sabía que probablemente le sería difícil obtener lo que necesitaba, pero debía intentarlo.

Encontró a Taehyung en el comedor, revisando algunos papeles. Jungkook se acercó cautelosamente, tomando un profundo respiro para reunir el valor necesario.

-¿Qué necesitas? -preguntó Taehyung, sin levantar la mirada de sus papeles.

-Quería... pedirte algo de dinero -dijo Jungkook, con un hilo de voz.

Taehyung levantó la vista, su expresión impasible y fría. Jungkook sintió el peso de esa mirada, pero intentó mantener la compostura.

-¿Dinero para qué? -preguntó Taehyung, su tono cortante.

Jungkook tragó saliva. Sabía que la petición sonaría insignificante a oídos de Taehyung, pero no tenía otra opción.

-Quería comprar... algunos productos de cuidado para la piel. Y maquillaje -murmuró, desviando la mirada, avergonzado.

El silencio se hizo largo y pesado. Taehyung lo observó, y Jungkook sintió cómo su rostro se encendía de vergüenza. Sabía que, para el alfa, sus deseos debían de parecer triviales.

-¿Maquillaje? -repitió Taehyung, con un tono casi despectivo-. ¿De verdad crees que necesitas eso aquí? ¿Para quién quieres verte "bonito"?

Jungkook sintió una punzada de humillación, pero decidió mantenerse firme. Se sentía desesperado; necesitaba ese pequeño control sobre su aspecto, algo que lo hiciera sentir que tenía algún valor.

-Solo... quiero sentirme mejor -respondió en voz baja, evitando la mirada de Taehyung.

Taehyung soltó un suspiro de exasperación.

-Esto es ridículo, Jungkook. Ya tienes lo suficiente. No necesito que andes pensando en esas tonterías. Haz tu trabajo, eso debería ser suficiente para ti.

Jungkook asintió, su corazón hundiéndose aún más. Se dio la vuelta, alejándose rápidamente antes de que Taehyung pudiera ver las lágrimas que amenazaban con caer. Sabía que no debía esperar compasión, pero la frialdad de Taehyung aún dolía, desgarrándole el alma.

DESTINYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora