XXVI

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Jungkook sintió cómo el dolor se acumulaba en su pecho mientras caminaba junto a Hoseok, cada paso llevándolo de vuelta a una realidad que había intentado evitar. La finca lo esperaría, con sus expectativas y su constante recordatorio de su incapacidad. Sin embargo, el peso de la noche y el temor a lo que encontraría allí lo abrumaban.

-Hoseok, espera -dijo Jungkook, deteniéndose en seco. La mirada de Hoseok se volvió hacia él, llena de preocupación -. ¿C-cómo supiste dónde encontrarme?

El alfa frunció el ceño, no encontrando oportuno decirle la verdad y, al mismo tiempo, no queriendo mentirle.

-E-estábamos buscándote, nos dijeron que habías entrado ahí. Solo eso, ¿Qué pasa? -preguntó, frunciendo el ceño-. ¿Estás bien?

Jungkook sintió una lucha interna. Quería huir, pero la verdad era que no sabía a dónde ir. La casa de Taehyung era una prisión, pero también era lo único que conocía ahora. Sin embargo, la desesperación se apoderó de él, y se encontró hablando antes de pensar.

-Llévame a tu casa -dijo Jungkook, su voz apenas un susurro-. Lejos de aquí. Haré lo que tú quieras, solo... no quiero estar solo, no quiero ver a Taehyung hoy.

La súplica en sus ojos hizo que Hoseok se detuviera, sus rasgos de preocupación ahora mezclados con confusión. -¿Qué quieres decir con "haré lo que tú quieras"? No necesitas hacer nada que no desees, Jungkook.

Jungkook bajó la mirada, sintiéndose vulnerable, expuesto. Sabía que lo que estaba pidiendo no era normal, que no era algo que un omega como él debería ofrecer. Pero en ese momento, la desesperación y el deseo de escapar de su dolor eran más fuertes que cualquier preocupación por las consecuencias.

-Solo... solo necesito un lugar donde no haya nadie. Lejos de Taehyung, de la granja, de todo -insistió, buscando en los ojos de Hoseok algo de comprensión.

Después de un breve momento de silencio, Hoseok pareció relajar sus tensiones. -Está bien. Vamos, te llevaré a mi departamento -dijo, su tono ahora más suave.

Ambos se dieron la vuelta y se dirigieron hacia el edificio donde Hoseok vivía. La mente de Jungkook estaba en un torbellino, pensando en todo lo que había ocurrido, en su decisión de escapar, y en lo lejos que había llegado para buscar consuelo en un lugar ajeno.

Cuando llegaron a la habitación de Hoseok, él abrió la puerta y encendió la luz, revelando un espacio modesto pero acogedor. El ambiente era cálido, con un par de lámparas iluminando suavemente las paredes. Jungkook entró y se dejó caer en la cama, sintiendo cómo la tensión comenzaba a desvanecerse un poco.

Hoseok se sentó en el borde de la cama, mirándolo con atención. -¿Estás seguro de que quieres estar aquí? No tienes que hacerlo si no te sientes cómodo, puedo encontrarte un lugar cómodo para dormir hoy.

Jungkook sintió el calor de la preocupación de Hoseok, pero el deseo de huir de su realidad lo empujó a asentir. -Solo... solo quiero un respiro.

Hoseok se inclinó hacia adelante, su mirada seria. -Entiendo que las cosas son difíciles, pero no quiero que sientas que tienes que hacer algo que no deseas. Si solo necesitas hablar, estoy aquí para eso.

Jungkook respiró hondo, sintiendo cómo su pecho se apretaba. -No quiero hablar. He hablado demasiado. Solo... quiero olvidar.

-A veces, lo mejor es enfrentar lo que tenemos dentro, no esconderlo -respondió Hoseok, su tono comprensivo.

-¿Y qué pasa si no sé cómo enfrentarme a eso? -preguntó Jungkook, sintiéndose vulnerable y expuesto.

La mirada de Hoseok se suavizó aún más, como si estuviera viendo más allá de la fachada que Jungkook había construido. -A veces, no tienes que hacerlo solo. Permíteme ayudarte, de cualquier manera que sea.

Jungkook sintió cómo su corazón se aceleraba ante la oferta de Hoseok. Aunque sabía que había cruzado una línea, la desesperación lo mantenía al borde, como un hilo delgado entre el deseo de huir y la necesidad de conexión.

-Está bien -dijo finalmente, su voz temblando-. Solo... no quiero regresar. No ahora.

Hoseok se movió más cerca, su presencia sólida y reconfortante. -No tienes que regresar hasta que estés listo. Aquí estaré para ti, Jungkook.

Jungkook sintió cómo una lágrima solitaria se deslizaba por su mejilla. A veces, incluso en medio de la tormenta más oscura, podía encontrar un rayo de luz, una mano extendida hacia él en un momento de necesidad.

-Gracias -susurró, sintiendo que las palabras eran insuficientes para expresar su gratitud.

Hoseok se quedó en silencio, pero su mirada lo decía todo. El ambiente se llenó de una sensación de calma, un refugio temporal en medio del caos que había rodeado la vida de Jungkook. Sabía que estaba lejos de resolver sus problemas, pero en ese momento, en la compañía de Hoseok, sentía que tal vez no tenía que enfrentarlos solo.

Se recostó en la cama, sintiéndose abrumado por la fatiga emocional, pero con un leve destello de esperanza que iluminaba la oscuridad de su mente. Al cerrar los ojos, se permitió una pequeña tregua, un descanso momentáneo antes de tener que enfrentar el mundo una vez más.

Sin embargo, el miedo a lo que Taehyung pensaría al encontrarlo así lo siguió, un eco persistente que sabía que no podría ignorar por mucho tiempo. Pero, por ahora, era suficiente estar allí, lejos de la granja, rodeado de una calidez que le recordaba que aún había algo de humanidad en él.

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